Cultura

MÚSICA CLÁSICA

Gira musical por Italia, Francia y España en el ciclo de órgano de Torreciudad

Despedida de esta programación con Sofía Martínez Villar y Maite Aranzabal

Con el concierto de la flautista Sofía Martínez Villar y la organista Maite Aranzabal se clausuró el pasado viernes el XXVI Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad. En esta ocasión, el repertorio del concierto estuvo muy vinculado a la palabra, a las emociones y a las imágenes que esas palabras suscitaban en los asistentes.

En unas piezas se logró a través de arias de ópera y en otras haciendo alusión directa a textos o poesías. La propia Aranzabal, directora del Ciclo de Órgano de Torreciudad, hizo un balance muy positivo de la edición de este año al término del recital, tanto por la afluencia, siempre ajustada a la normativa sanitaria, como por la calidad musical y el buen resultado de las mejoras técnicas.

Disponer de un aforo tan amplio nos ha permitido ofrecer una gran seguridad al público asistente y lograr audiencias bastante numerosas. La utilización de cámara de vídeo junto a los intérpretes, conectada a grandes pantallas en el templo, ha facilitado que el público no sólo disfrute de la música, sino también de la visión directa de la ejecución de las piezas. Estamos muy satisfechos con el éxito creciente de los dúos, la combinación de instrumento solista y orquesta, en este caso, el gran órgano. Y quisiera agradecer a nuestros colaboradores, la Fundación Caja Rural de Aragón, el Ayuntamiento de Secastilla y Alumbra Energía, y a la unión que mantenemos con el festival Clásicos en la Frontera, todo el apoyo que nos prestan”.

Respecto al recital de clausura, detalló que el programa recorrió tres países europeos: Italia, Francia y España, con obras que abarcaron históricamente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el primer cuarto del siglo XX. Hubo piezas románticas con muchas resonancias de la ópera, y otras más influenciadas por el impresionismo y el modernismo español, todas muy evocadoras y abiertas.

Durante la actuación se pudo escuchar Amorosa, una de las diez melodías vascas, de Gurudi, uno de los más interpretados de su época. La Sonatina de Donizzeti, compositor italiano muy conocido del romanticismo, resultó muy animada y permitió a las intérpretes “caminar” con sus personajes. El solo de órgano, el Postludio-Cántico de Dubois, fue la obra más técnica, basada en un coral que integra una pequeña fuga.

Las 3 obras de Toldrá que cerraron el concierto fueron las más comentadas por el público.

El Ave María, con su sorpresa de “campanas”, creó un clima especial en este entorno tan singular. Destacó también el Sonetí de la Rosada, que habla del rocío, y se pudo escuchar cómo esas gotas caen por la mañana, brillan y se deslizan por las hojas.

Tras los aplausos finales, las intérpretes ofrecieron como bis el tercer tiempo de la Sonatina para flauta y piano de Malcolm Arnold, que rompió con todo lo escuchado hasta el momento en un clima de blues conseguido, entre otras cosas, por la registración del órgano, que recordaba a los Hammond tan típicos de la música de jazz.