Cultura

ARTE

Adán y Eva en la Catedral de Jaca

Para López Asensio, "hombre y mujer disfrutaron de una relación de completa igualdad de género a los ojos de Dios" antes del Pecado Original

Cara principal del primer capitel.
Cara principal del primer capitel.
A.L.A.

1.- Introducción

En el arcosorium románico de la puerta principal de la Catedral de Jaca, en el lado derecho de su portada (mirando al frente), se encuentran dos interesantes capiteles relacionados entre sí. Se trata de dos escenas del relato de Adán y Eva en el Paraíso.

No describen el típico momento en que el diablo -transformado en serpiente (símbolo del mal)- engaña a Eva con la manzana. Tampoco el instante en que ella invita a Adán a que la coma desobedeciendo las normas de Dios: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gn 2, 16-17).

Los capiteles describen las nefastas consecuencias que tuvo para Adán y Eva confiar en la serpiente (el mal) y desobedecer a Dios, decisión que afectará ad futurum al género humano. Están colocados por el orden cronológico descrito en ese relato bíblico, llamado también de la caída o desobediencia.

2.- Descripción y significado del primer capitel

A.- Cara principal del primer capitel. B- Cara del capitel orientado al patio.

A.- En el primer capitel más próximo al nártex o patio, se aprecia al ángel de Dios (San Miguel Arcángel) expulsando del Edén, jardín o Paraíso a Eva, que aparece ya vestida por haber desobedecido a Dios: “Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores” (Gn 3, 7).

El autor no la representó con hojas de higuera a la usanza, sino vestida con la indumentaria propia del XI-XII, fecha de su labrado en la piedra. El ángel la expulsa sujetándola de la cabeza, es decir, el miembro del cuerpo donde se logra la sabiduría: «Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió» (Gn 3, 6).

A la izquierda del ángel, se representa a Dios Padre y Creador (el Dios de Israel) ordenando al ángel que expulse del jardín del Edén o Paraíso a Adán y Eva. El Dios del Antiguo Testamento lleva barba, para indicar su ancianidad, y un cetro entre las manos que le confiere ser todopoderoso y omnipotente. En el románico es muy difícil encontrar representaciones de Dios, no así de Jesucristo, por lo que esta representación hace que el capitel sea único, peculiar e importantísimo en la historia del arte por su rareza.

Cara del capitel orientado al patio.
Cara del capitel orientado al patio.
A.L.A.

B.- En la otra cara del capitel que mira al patio se ve a Adán (ya vestido) con un pan redondo entre sus manos. Esta escena está en conexión directa con la anterior, pues la misma Eva (vestida y expulsada del Edén por culpa de la Caída y desobediencia) toca a Adán para significar que los dos han salido del Paraíso. La hogaza de pan representa el duro trabajo con el que Dios les castigó, con estas palabras: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado» (Gn 3, 19). Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida» (Gn 3, 17).

A su lado, se divisan dos cabezas de felinos que, en el arte románico, representan al pecado y, en el lugar que nos ocupa, las consecuencias que tuvo para toda la humanidad, es decir, las penurias y sufrimientos que a partir de entonces tuvieron que padecer las personas por culpa de la Caída y de la introducción del mal en el mundo.

3.- Descripción y significado del segundo capitel

A.- Cara del capitel junto al portón. B.- Cara del capitel orientado al patio.

Cara del capitel orientado al patio.
Cara del capitel orientado al patio.
A.L.A.

A.- El capitel más próximo al portón nos recuerda que, por la astucia del demonio (representado con una serpiente entre sus manos), Dios se enemistó con Adán en el mismo momento que mordió de la manzana: «Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gn 3, 15). La escena capta a la perfección el pecado que ha cometido Adán tras comerla, un error que intenta rechazar como se aprecia en el capitel. A la izquierda el ángel del Señor le advierte, con su mano derecha, el grave error que ha supuesto fiarse de Eva.

Cara del capitel orientado al patio.
Cara del capitel orientado al patio.
A.L.A.

B.- En la cara que está orientada al nártex o patio observamos al querubín con la “espada vibrante” que puso Dios para guardar el árbol de la vida del Edén o Paraíso, tras ser expulsado Adán de ese ámbito: «Y le echó Yahveh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida» (Gn 3, 23-24).

Esta escena también reproduce la enemistad de Dios con la humanidad, representada en Adán y Eva. Desde el mismo momento que la serpiente sedujo a Eva con estas palabras: «Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gn 3, 5), hombres y mujeres vivirán en el reino del “no amor” o pecado: odios, venganzas, desconfianzas, mentiras, juicios, prejuicios, orgullos, individualismos, etc. esta situación.

4.- Conclusiones

A.- A través de las representaciones de los capiteles descritos, los arquitectos-actores de la Catedral de Jaca quisieron transmitir una catequesis a todos los fieles y peregrinos que cruzaban el umbral de la puerta principal del templo: la caída Adán y Eva tuvo como consecuencia la enemistad con Dios y, por consiguiente, el sufrimiento, el trabajo y la muerte de las personas.

B.- Este mensaje visual invitaba a los descendientes de Adán y Eva –también a nosotros- a reconciliarse con Dios en el interior de la Catedral, la morada donde su perdón restauraba la condición pecadora de las gentes, recibiendo su bendición para que, en esos sufrimientos, trabajos y muerte, se sufriera menos, se sufriera mejor, incluso que desaparecieran.

C.- A través del relato del llamado Paraíso Terrenal o Edén (libro del Génesis), cuyos protagonistas son Adán y Eva (Gn 3, 1ss.), la tradición bíblica ha considerado a la mujer como la causante del mal y el pecado en el mundo y, por consiguiente, inferior al hombre por introducirlo en el mundo.

D.- Esta impureza hizo que, en lo sucesivo, estuviera sometida a la decisión del marido, el cual le tributará afecto y decidirá los destinos de la familia y de la prole. Es evidente que los textos bíblicos ponen de manifiesto la infravalorada condición social de la mujer con respecto al hombre, visión que se proyectará en el futuro tanto en el judaísmo, como en el cristianismo y el Islán.

E.- Esta visión se contrapone con la primigenia idea de Dios de crearlos en régimen de igualdad. Del relato del Génesis (Gn 3, 1ss.) no se puede deducir que hubiera ninguna relación jerárquica entre Adán y Eva con anterioridad a la Caída. La relación de subordinación empezó como consecuencia de la misma, pero no formaba parte de los planes originarios de Dios en la creación. En realidad, en el versículo 16, se está haciendo una descripción de lo que va a ocurrir como consecuencia del pecado: “a la mujer dijo: multiplicaré en gran manera tus dolores en tus embarazos; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. La muerte será también una consecuencia de la Caída.

F.- Eva fue creada como “ayuda idónea” para Adán y, por consiguiente, subordinada a él como siempre se ha creído y sostenido desde el punto de vista bíblico.

La teoría de que el hombre tiene que ejercer el liderazgo porque fue creado primero, no se puede deducir ni implícita, ni explícitamente de los relatos de los capítulos 1 y 2 del Génesis. La primacía temporal por sí misma no confiere un rango superior al hombre. En ese caso, los animales deberían señorearse de los humanos, ya que fueron creados primero.

G.- La creación de Eva no tuvo como objetivo principal resolver la soledad de Adán. En realidad, respondía a una necesidad ontológica derivada de la misma naturaleza de Dios: lo femenino era también un aspecto de la “imagen de Dios”, por eso cuando en (Gn 1, 26) se narra la decisión divina de crear al género humano, la mujer ya formaba parte de ese plan.

Hombre y mujer disfrutaron de una relación de completa igualdad de género a los ojos de Dios.