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Inés Turmo: “Los odios entre nosotros solo empeoran la situación”

La bailarina y divulgadora asegura que desde que vio a Elena Lucas interpretar la muerte del cisne entendió que la danza era unión de todas las artes

Inés Turmo
Inés Turmo
S. E.

¿Cual es el emoticono que define su personalidad?

—Posiblemente, el desesperado.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte trabajando?

—Como en todos los trabajos siempre hay una parte buena y una parte mala. El mundo escénico y, especialmente, la danza es muy duro y cruel, y casi nunca es un camino de rosas. Sin embargo, el momento de salir al escenario, por muy fugaz que sea, compensa todos los obstáculos que te hayas podido encontrar.

Por cierto, ahora que también se ha inmiscuido en el mundo de las letras, ¿qué le gusta más escribir o bailar?

—Bailar, puesto que en el fondo todo lo que escribo, ya sea académico o literario, gira en torno a la danza.

¿Qué tal está siendo esta experiencia?

—Muy gratificante por la acogida que está teniendo tanto en Aragón como en otras comunidades. Aunque el interés suele ser (por el público habitual en estos espectáculos) en adultos, de círculos relacionados con la cultura, ver en primera persona la conexión de un niño con uno de nuestros cuentos es una experiencia única, y da esperanza respecto a la formación de nuevos públicos que puedan apreciar la danza y la música. Formar en el gusto por estas artes no debe ser solo para aquellos que las practican, sino para todo el conjunto de la sociedad, y así tener una comunidad con capacidad crítica y que aprecie nuestro patrimonio que, a fin de cuentas, es de todos.

Genio y figura. ¿Se identifica?

—Sí y no. En danza soy constante y, en perseverancia, muy aragonesa, pero creo en el beneficio de madurar y reflexionar acerca de lo que antes consideraba una verdad absoluta.

¿No le parece imprescindible para subirse al escenario?

—Para subirse al escenario tienes que tener muy claro quién eres en ese momento, y al igual que maduras como persona, la riqueza de la interpretación también reside en la madurez del propio personaje que se nutre de tus experiencias. No es lo mismo hacer una Dama de las Camelias con 20 años que con 30.

¿Cómo recuerda la primera vez que subió a un escenario?

—Pues fue en el año 2000 e hice de Carmen, la panadera en una obra de teatro en el colegio San Vicente dirigida por Misael Hernández. Recuerdo lo nerviosa que estaba y el sentimiento de pequeñez cuando estás entre cajas a punto de salir.

¿Cuál es la excitación que más le irrita?

—La emoción anticipada ante una posible actuación. Siempre hay un pero, y un 80% de probabilidad de que no vaya a ocurrir y cuanto más te emocionas, más te decepcionas. Muy triste, pero así es el mundo del arte.

¿El ejercicio físico está sobrevalorado?

—En un mundo donde el sedentarismo es la norma, el ejercicio es fundamental. Pero no debemos exagerar.

¿Cómo se ejercita usted?

—Aunque mi género ya no sea el ballet, la barra es fundamental, es nuestra forma de disciplina. Sin embargo, para cada género se necesitan sus propios ejercicios. En mi caso el trabajo del equilibrio y las castañuelas es lo más importante.

Dice Howard Gardner que no hay buen profesional que sea mala persona. ¿No conoce a alguno para contradecirle?

—A más de uno... el ego del artista es peligroso pero la maldad se camufla en los lugares menos pensados y suele disculparse con falsas excusas. En danza y música hay que tener mucho cuidado porque suele ocurrir que el amigo se vuelve enemigo y el enemigo, amigo. Siendo una comunidad a la que se maltrata desde fuera del ámbito cultural, los odios entre nosotros solo empeoran la situación, y lo que deberíamos hacer es unirnos y sacar adelante nuestras disciplinas.

¿Poderoso caballero es don dinero?

—“(...)Pues al natural destierra. Y hace propio al forastero (...)”

¿Y es poderoso en la danza?

—La danza es el arte menos valorado en España y extremadamente ausente en las programaciones aragonesas, alarmante teniendo en cuenta la gran producción de bailarines en nuestra tierra. El principal problema es considerar que lo de fuera siempre va a ser mejor que lo local, y la falta de oportunidades para los jóvenes, por muy formados y profesionales que sean, en cualquiera de las artes, es muy peligrosa. El poco dinero que hay siempre es para los mismos y en danza es mucho más evidente. La solución de los bailarines siempre es salir fuera para que puedan tomarte en serio en casa.

¿Es usted más de esperar o de reaccionar a las primeras de cambio?

—Tras muchas duchas frías de realidad por haber reaccionado a la primera, pasas a esperar, aunque una no deja de ser aragonesa.

¿Orgullo alto aragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—No creo que una cosa quite la otra.

¿Qué es lo que le gusta exprimir hasta la saciedad?

—Los libros de Harry Potter, merece la pena escabullirse a un mundo de fantasía para sobrevivir a nuestra realidad.