Cultura

diálogo entre escritores

Rosa Montero: “Nos conocemos desde hace 20 años y conectamos en la locura”

La autora y Nuria Labari participaron en el ciclo del Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación Provincial de Huesca 

Nuria Labari, Esther P. Nogarol y Rosa Montero, en el debate.
Nuria Labari, Esther P. Nogarol y Rosa Montero, en el debate.
Pablo Segura

El último ‘Diálogo entre escritores’, título del ciclo del Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación Provincial de Huesca que se está celebrando este mes, superó todas las expectativas en la capital oscense gracias a la gran complicidad entre Rosa Montero y Nuria Labari, que repasaron sus últimas obras, contaron qué les inspira a la hora de escribir y cómo ven el mundo.

“Nos conocemos desde hace 20 años y conectamos en la locura”, ha confesado Montero ante el público asistente al coloquio, celebrado en un abarrotado Centro Ibercaja Huesca con Esther P. Nogarol como conductora.

Titulado Entre generaciones, Rosa Montero (Madrid, 1951) y Nuria Labari (Santander, 1979) demostraron que, pese a haber nacido casi con tres décadas de diferencia, su modo de vida no varía mucho.

Nunca he visto a Rosa como ‘nada de años atrás’, siempre me la puedo imaginar como un yo del futuro”, confesó Labari, quien añadió que relacionar a su colega “con el atrás es imposible”.

“Eso es porque salgo de fiesta y nunca me visto mayor que ella”, dijo entre risas Montero.

Juntas recordaron cómo se conocieron -“ a través de un amigo común”- y cómo fueron sus primeros encuentros.

“Yo era muy joven y estaba haciendo mi doctorado sobre identidad personal, algo que ella siempre dijo que no era para mí. Cuando me suspendieron, quedamos a comer y, aunque yo estaba desolada, ella pidió champán y me dijo: ‘Ahora sí vas a ser escritora’”, contó Labari.

La conexión siempre fue evidente entre ambas, aunque al principio la cántabra reconoció que disociaba entre la Rosa escritora y la Rosa amiga. “Durante mucho tiempo la leí por un lado y quedaba con ella por otro, hasta que ambas partes se unieron. Es mi amiga más joven, yo voy a terminar siendo mucho mayor”, añadió con cachondeo.

El peligro de estar cuerda

En el encuentro se habló largo y tendido sobre El peligro de estar cuerda (Seix Barral), la última novela de Rosa Montero, que ella misma definió de esta forma tan contundente: “Es el libro de mi vida”, exclamó la ganadora del Premio Nacional de las Letras Españolas 2017.

Yo no escribo para enseñar, sino para aprender, y aquí ha sido clara esa necesidad. Es el primero de mis libros en el que he llegado a contestarme preguntas que me hacía desde que era pequeña, cuando creía que era rara y no comprendía que éramos muchos los raros”, confesó.

Para “sujetar ese velo que cubre la oscuridad”, este proyecto que muestra los vínculos entre la creatividad y la inestabilidad mental nació en 2018.

Dos años después, Montero había reunido cuatro cuadernos de notas y unos 80 temas que quería tocar en la obra, los cuales extendió en la mesa de la cocina para buscar una solución “ a ese caos”, dijo.

“Durante casi dos días pensé que este libro se moriría – algo que le ha pasado ya en dos ocasiones -, pero de repente me abrí paso en ese bosque y me encontré respondiendo a esas preguntas que me retumbaban, con las que construí esa especie de galaxia que llevaba en la cabeza”, valoró.

Nuria Labari destacó que, actualmente, El peligro de estar cuerda está en su top 3 personal de sus obras favoritas de Montero, que “cada vez escribe mejor”.

“Lo puedo decir sólidamente porque yo leo todos sus manuscritos y, aunque siempre fueron apabullantes, de vez en cuando le pillaba alguna cosa. Cuando leí este pensé que me había mentido, porque no parecía una primera redacción”, contó.

Y es que, en su opinión, “Rosa tiene el alma del mundo”, algo necesario para hablar de temas tabú como “la salud mental o el suicidio”, como es el caso.

Ella se atreve con lo más oscuro que hay en nosotros y lo hace desde un lugar nuevo, inteligente y muy consolador, dedicado no solo a las personas con problemas, sino también a sus familias que no saben cómo gestionar este tipo de situaciones”, reflexionó.

El último hombre blanco

Protagonizada por una mujer de negocios, El último hombre blanco (Random House) es la última novela de Nuria Labari, una reflexión sobre la vida laboral que se gestó como “una especie de “American Psycho feminista”, contó su creadora.

“Luego me di cuenta de que eso no era posible”, comentó con guasa, antes de señalar que este personaje principal es una ejecutiva que “cobra 250.000 euros al año” y que resulta “una voz monstruosa”.

Mientras lo escribiría fue horroroso, porque pensaba que iba a salir mal. Cómo iba a hacer una crítica al trabajo a través de una persona que cobra más que el 95 % de la población española y cómo pensaba desarrollarlo desde una perspectiva feminista con una mujer que quiere ser un hombre”, se preguntó.

Totalmente desesperada, cuando comenzó a escribir la tercera parte quedó con su gran amiga Rosa y esta le aconsejó que “soltara todo, hasta los abismos”, y que cuando acabara ella misma le daría su veredicto.

“Le dije a mi editor que si a ella no le gustaba no lo iba a publicar y cuando estábamos esperando su respuesta, de repente me llegó un ‘podcast’ de audio con 7 minutos. Afortunadamente, lo primero que decía Rosa es que era bestial”, enfatizó, antes de añadir que “si no fuera” por su compañera no habría sido capaz de seguir adelante con este proyecto.

Por su parte, su gran amiga destacó que con El último hombre blanco Nuria Labari “ha roto el techo” con su “originalidad y potencia”, demostrando ser “una de las mejores escritoras de su generación”.

“Tiene una madurez increíble para tener 43 años y una voz que no había oído nadie. Esa autopsia que ha hecho sobre el mundo laboral ha sido única y personal. Lo que ha conseguido es a lo que aspiramos todos los escritores y lo ha hecho con su edad”, exclamó sobre un libro que “después de leerlo ves el mundo de otra manera” y que supone “un relato generacional” con el que mucha gente “se puede sentir identificada”.

Las etiquetas

El público llenó el salón de actos del Centro Ibercaja Huesca.
El público llenó el salón de actos del Centro Ibercaja Huesca.
Pablo Segura

Aunque ambas están consideradas escritoras feministas, Rosa Montero y Nuria Labari negaron esta etiqueta durante su intervención.

La ficción no puede ser ni feminista ni ecologista ni animalista ni ningún ‘ista’, porque cuando escribes es un camino de conocimiento que no puede empezar con las preguntas ya respondidas”, argumentó la primera de ellas.

Montero prosiguió diciendo que el objetivo cuando se crea una novela es “poner luz sobre las obsesiones que te queman”, al contrario de lo que ocurre con los ensayos o los artículos.

Decir que hay una narrativa feminista es una aberración que rompe el sentido de la escritura. Si veo que alguien me pone en ese plan se me llevan los demonios, de la misma forma que cuando una mujer escribe una novela se piensa que habla de mujeres y cuando lo hace un hombre se cree que habla del ser humano. Y yo quiero escribir sobre el ser humano, no sobre las mujeres”, puntualizó.

Por su parte, Nuria Labari dijo que precisamente su último libro, El último hombre blanco, “estaba lleno de problemas” feministas, por lo que incluso pensó que gustaría “a gente chunga”.

Después de ver que sus compañeras ensayistas y otras mujeres han entendido la obra y no le han tirado “tomates”, la escritora confirmó que el único compromiso que los autores deben tener “es con la realidad y el género humano”, trabajando desde “la empatía y la curiosidad”.

¿Realidad o ficción?

A la pregunta de qué hay de autobiográfico en sus obras, Rosa Montero confesó que su mirada sobre la realidad “es muy poco fiable” y que siempre “está trucada o tejida por lo fantástico”, porque nuestras vidas “son un cuento” y nuestra memoria “es un relato que vamos cambiando”.

La escritora explicó además que para ella es “muy difícil” escribir sobre sí misma, algo que demuestran sus personajes, casi todos “rarísimos y extravagantes” que no tienen “nada que ver” con ella.

No me sale escribir directamente sobre algo que me pasa, porque tengo la esperanza de encontrar la voz colectiva. No obstante, tienes que quererte a ti misma como si fueras un personaje y tienes que sentir a tus personajes como si fueras tú”, remató.

Nuria Labari apuntó por su parte que siempre que los escritores publican un libro se encuentran con la misma pregunta: “¿Esto ha pasado de verdad?”.

Por tocar en mis libros lo puramente humano me cortaría un dedo y pondría todo lo que hiciera falta, desde un secreto hasta una vivencia que complete el viaje al otro. Para alcanzar ese propósito vendería la memoria de mi madre”, sentenció.