Cultura

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Luis Casáus da forma a ‘444 días tras las huellas del Bandido Cucaracha’

El director del Teatro de Robres recoge en un libro el periplo escénico de este personaje. La obra reúne casi dos años de representaciones 

Luis Casáus con su libro sobre el Bandido Cucharacha.
Luis Casáus con su libro sobre el Bandido Cucharacha.
Alberto del Campo

Luis Manuel Casáus nunca ha parado de realizar actividades culturales, director del Teatro de Robres, promotor de nuevos proyectos, escritor y hombre polifacético en el ámbito cultural, su última creación es el libro 444 días tras las huellas del Bandido Cucaracha, una obra que presentó como broche de oro al Otoño Vivo 2022 en Robres, un evento en el que participaron José Antonio Salas Ausens, catedrático emérito en la Universidad de Zaragoza y doctor en Historia Moderna por la misma institución, Olga Brosed, alcaldesa de Robres, y Alberto Lasheras, historiador.

En el prólogo de este trabajo literario, Casáus explica que “escribir la versión dramática de Cucaracha ha sido para mí una necesidad emocional”, lo mismo que “recopilar en un libro los 444 días que van desde su estreno en el Teatro El Molino, de Sariñena el 5 de junio de 2021, hasta el desembarco en el Teatro Gullón de Astorga (León), el 23 de agosto de 2022, toda una aventura que ha supuesto para el Teatro de Robres. El gran inconveniente de la pandemia a la hora de los ensayos y montaje de la obra, esa incertidumbre hasta que llegó el estreno y pudimos comprobar la reacción del público… De todo eso, más lo vivido en esos 444 días, premios recibidos incluidos, había que dejar constancia escrita para que el trabajo y la ilusión depositada en este proyecto no se perdieran en esta sociedad que vivimos donde la “necesidad” de la inmediatez lo convierte todo en efímero”.

La realidad es que Cucaracha ha cautivado a miles de personas “en estos 444 días en los que hemos representado la obra en 43 ocasiones y en 37 localidades distintas, incluyendo las dos del Olimpia de Huesca, las tres del Teatro de la Estación de Zaragoza y una en el Teatro Arbolé también de la capital aragonesa. Y sí, la verdad es que tanto la crítica de público, como de la prensa han sido inmejorables.

El personaje de Cucaracha, el más famoso de los bandoleros aragoneses, “permanece vivo en el imaginario de las gentes de esta comunidad, sobre todo en las monegrinas”, y si a eso se le suma el hecho “de que sea el propio bandolero el que mirando a los ojos de los espectadores cuenta su propia historia, dentro de las circunstancias que le tocó vivir, la hace más próxima, más humana...”, opina Luis Casáus, que reconoce que el mensaje que ha querido trasmitir “es mostrar el lado más humano del personaje… Aunque la realidad fue la que fue, convirtiéndose en la pesadilla de los terratenientes monegrinos y de la justicia en los cinco años (1870-75) que duró su actividad bandolera, también sufrió, dudó sobre su actividad, pasó de sentirse el rey de la Sierra a pensar en dejar esa vida errante al margen de la ley y retirarse con su Jobita, el amor de su vida, a vivir en paz en un lugar donde nadie los molestara... Quizá sea ese aspecto humano del personaje lo que hace que llegue al público de una forma muy especial”, considera el autor.

En cualquier caso, este proyecto teatral y literario rescata “a un personaje nuestro, más que conocido en nuestra comarca y lo acerca mucho más al espectador monegrino, aunque nuestro Cucaracha -insiste Casáus- es un montaje exportable a cualquier punto de la geografía nacional porque el fenómeno del bandolerismo fue ancestral y universal. En cualquier punto del planeta, y lógicamente en España, aparecieron en distintas épocas personajes que, de alguna manera, se revelaban contra las injusticias sociales y se tomaron la justicia por su mano bajo ese halo romántico de robar al rico para repartirlo entre los pobres”.

Asimismo, el libro de Luis Casáus refleja toda la trayectoria de los artistas, colaboradores e incluso de notas de prensa de la obra teatral, “que sin Roberto Nistal, en el papel principal, nada hubiera sido igual. Desde el momento que lo conocí y empezó a colaborar con nosotros en 2013 supe que sería el Cucaracha que rondaba por mi cabeza. Roberto es un fenómeno, un “animal” de escena que engrandece el montaje con su magistral interpretación. Es un auténtico lujo para nuestra compañía el contar con él, y para los espectadores que lo disfrutan. Además, el acompañamiento musical de los maestros Antolín Santolaria y José Bellosta convierten a nuestro Cucaracha en un espectáculo excepcional”.

Anécdotas

En 44 días tras las huellas del Bandido Cucaracha, Luis Casáus también reúne curiosas anécdotas como el encuentro que mantuvo en las cuevas de San Caprasio con un tataranieto y dos trastaranientos de Juan Ruata, “el rico de Alcubierre, al que Cucaracha secuestró en dos ocasiones. Nos volvimos a encontrar con otro tataranieto, Tomás Mora Ruata, cuando actuamos en el Teatro de la Estación de Zaragoza. En ambos casos hablamos largo y tendido del personaje y lo acontecido con el familiar secuestrado. Yo mismo soy tataranieto del médico que le salvó la vida cuando salió herido del intento de robo en Casa Paño de Torralba, en 1873”, narra Casáus, que también ha recibido premios por esta obra magistral.

Los premios son siempre bien recibidos porque suponen el reconocimiento público a un trabajo, en este caso, hecho desde el corazón. Tanto el Premio Nacional al mejor actor concedido a Roberto Nistal en el Festival de Alfajarín, como el Premio Búho que me concede la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro por liderar durante los 34 años el Teatro de Robres “como vínculo cultural entre las diferentes tierras de Aragón” han supuesto una gran inyección de moral para seguir adelante con ese proyecto que nació hace más de tres décadas con el principal objetivo de llevar la magia del teatro a nuestro mundo rural. Ahora bien, el premio de los premios sigue siendo ese reconocimiento del público que nos dispensa en cada actuación . Eso ha sido y sigue siendo lo más importante”.