Cultura

TEATRO

‘El perro del hortelano’, un clásico con el espíritu Tricicle

Paco Mir presenta este viernes en el Teatro Olimpia de Huesca esta obra de Lope de Vega que convierte en juego de teatro dentro del teatro

Moncho Sánchez-Diezma, Manolo Monteagudo, Paco Mir, Amparo Marín y Paqui Montoya.
Moncho Sánchez-Diezma, Manolo Monteagudo, Paco Mir, Amparo Marín y Paqui Montoya.
S.E.

Aunque no todo lo antiguo es clásico, hay “clásicos que están muy bien escritos y tienen la capacidad de traspasar siglos”. Es el caso de “monstruos del tamaño de Lope de Vega”, aunque no toda su producción literaria “sea tan comestible en el siglo XXI como El perro del hortelano”, apunta Paco Mir, que ha adaptado y dirigido una visión renovada de esta obra en la que cuatro actores del siglo XXI: Moncho Sánchez-Diezma, Paqui Montoya, Manuel Monteagudo y Amparo Marín, interpretan este texto del XVII, en un particular montaje que convierte esta comedia de enredo en un juego de teatro dentro del teatro y con un espíritu Tricicle inherente a ella. Porque como dice Paco Mir: “En todo lo que yo hago hay un Tricicle”.

De ello van a poder ser testigos este viernes, a las 20:30 horas, los oscenses que acudan al Teatro Olimpia, a esta nueva propuesta enmarcada en el XV Festival Olimpia Classic, en la que por una parte está la trama de dos técnicos que se ven obligados a sacar adelante una función sin apenas medios, y por otra se pone en escena el texto de Lope de Vega, en el que Paco Mir, con absoluto respeto a la métrica original, propone una versión que facilita la compresión de un texto en verso para oídos poco acostumbrados al lenguaje del Siglo de Oro, ya que a su juicio, “cualquier traba que le pongas a un espectador lo distancia de la obra, y a mí me interesa todo lo contrario, capturarlo y que entre en ella y salga una hora y media después disfrutando de lo que ha pasado”.

Escena de El perro del hortelano, adaptado y dirigido por Paco Mir.
Escena de El perro del hortelano, adaptado y dirigido por Paco Mir.
S.E.

“La trama de los técnicos hablará de las dificultades de las compañías itinerantes para levantar producciones y de las soluciones para salir del paso ante cualquier contingencia. Y la que se vive en esta función es de las más complicadas: dos técnicos sin escenografía y sin vestuario se comprometen a representar una función acompañados por dos actrices que acaban de conocer. Todo un reto, ya que trata, nada más y nada menos que de El perro del hortelano, un texto palatino de enredo en la que una condesa, viendo que una de sus criadas se ha enamorado de su secretario, tiene un ataque de celos y, olvidándose de la diferencia de clases, se encapricha de su sirviente a pesar de que su honor pueda quedar mancillado. Los pretendientes de la condesa, alarmados por los acontecimientos, contratan a un matador para librarse del sirviente pero, a última hora, una argucia convierte al secretario en el hijo perdido de un conde, por lo que la boda entre la condesa y su sirviente pone un final feliz a la comedia”, cuenta Paco Mir.

Para recrear el palacio y todas sus estancias, Mir es capaz de sacarse un conejo de la chistera y con una alfombra colgando de un telar, otra limitando el espacio de actuación y algún mueble manejable, es capaz de recrear todos los salones palaciegos, jardines e iglesias. El truco, “jugar con la complicidad absoluta de los espectadores. Es un poquito Tricicle. El público quiere entrar en ese juego que le proponemos en el que él suple la carencia de lo que nosotros no tenemos. Y de hecho -continúa- funciona tan bien que en el primer cambio escenográfico, cuando con dos escaleras hacemos un dormitorio con una cama con dosel, la gente se ríe y aplaude”.

Lo mismo pasa con los cuatro actores que dan vida a más de una veintena de personajes, y que hacen de las bambalinas otro escenario, ya que “pasan tantas cosas detrás como delante, porque cuando el actor sale del escenario es para cambiarse rápidamente e interpretar a otro personaje”, relata Paco Mir, que considera que “de todas estas carencias hacemos virtudes, y ese esfuerzo que hacen los actores se ve recompensado por el público”.

Esta producción de Varia Producciones está funcionando muy bien, tiene el premio a mejor adaptación que se le otorgó en Andalucía, y está nominada al Max en esa misma categoría. Lleva sobre los escenarios desde 2021, “y tenemos bolos contratados hasta 2024”, avanza Paco Mir, para el que este Perro del hortelano, “es un reto. A mí nadie me pidió que lo hiciera. Fui yo, que me apetecía ir a hacer teatro a Almagro, y monté esta obra”, que le está dando muchas alegrías y, sobre todo, “el haber ganado el reto que me había propuesto, además de la satisfacción de encontrar a gente con la que te entiendes bien, de tener casi una nueva compañía porque hemos hecho un grupo muy compacto, aunque ellos cuatro ya se conocían. Para este verano -avanza- estamos preparando un nuevo espectáculo”.

En Huesca hay expectación por disfrutar de este clásico y también de hacerlo de la mano de Paco Mir, que asegura que “Lope es una garantía, y dentro de él El perro del hortelano es una garantía máxima. Es una comedia muy divertida”, y la versión que hoy llega a la capital oscense lo hace avalada por ese boca-oreja, que en este caso también ha servido para acudir al Olimpia.

El teatro es disfrute y la belleza de este texto y de cómo se dice “es bonito de por sí”, por lo que pasar un buen rato con El perro del hortelano está asegurado, entre otras cosas porque Paco Mir lo que quiere es “divertirme y divertir”, y sobre todo, “conseguir algo que es tan difícil de lograr, captar la atención del público durante una hora y media. Superar ese vicio de consultar el teléfono para ver quién te ha llamado”, y entrar en un palacio en el siglo XVII y vivir en primera persona las locuras a las que te lleva el enamoramiento no es mal plan para una noche de viernes.