Cultura

Angustias Bertomeu: “Somos herederas de un legado y tenemos la obligación ética de trasladarlo”

La emprendedora, investigadora y educadora feminista participó en el ciclo 'Diálogos morados en jaque' organizados por el Ayuntamiento de Jaca

Angustias Bertomeu.
Angustias Bertomeu.
C. G.

“Soy feminista desde mi adolescencia por intuición, que luego la literatura feminista me ha permitido poner nombre a lo que sentía”. Angustias Bertomeu Martínez, que participó en los ‘Diálogos morados en jaque’ celebrados en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Jaca, es licenciada en Filosofía y Letras, especialidad Historia. Ha sido docente en todos los segmentos del sistema educativo público, desde Infantil hasta la dirección de un centro de formación permanente del profesorado y coordinadora del Área de Tecnología y Género en el Máster de Isonomía de la Universidad Jaime I de Castellón, donde coincidió con la llegada de internet. “Y cambió mi percepción del futuro de las mujeres, más la necesidad de nuestra incorporación plena a la sociedad de la información. Así nació la creación de una empresa de software de productos de internet, SEO (Optimización para motores de búsqueda) y formación digital especializada con enfoque de género, y la fundación del primer portal feminista de información de habla hispana www.e-mujeres.net como responsabilidad social de la empresa Artefinal Studio”. En resumen, una biografía la de Angustias Bertomeu, entrelazada por la docencia, la sociedad de la información y el feminismo: “que es la trama de nuestras vidas”.

¿Cómo ha sido su cita con la ciudadanía jacetana en los ‘Diálogos morados en jaque’ que han tenido lugar esta semana?

—Ha sido un encuentro muy interesante, que me ha permitido comprobar la fuerza de las mujeres en cualquier lugar, y la complicidad de los hombres que nos acompañan en el camino, para compartir el mundo y nuestras vidas como iguales.

¿Qué urgencias merecen prioridad en la actual agenda feminista?

—La agenda política feminista reúne la defensa de los Derechos Humanos de las niñas y mujeres en todo el mundo, tristemente están amenazados y defenderlos es una urgencia permanente. La abolición de la prostitución y acabar con la trata de mujeres que es la esclavitud del siglo XXI es nuestra prioridad. También hacer respetar los derechos sexuales y reproductivos de todas las mujeres, amenazadas de ser mutiladas, maternidades forzosas, sin salud sexual, ni anticonceptivos, entre otras imposiciones degradantes, que millones de mujeres sufren desde niñas.

La educación de las niñas y jóvenes en igualdad de condiciones que los chicos, pues negarles el derecho a una educación igualitaria es negarles el futuro. Reducir las brechas de desigualdad, social, económica, cultural, digital, es hacer posible su autonomía y la posibilidad de tener una vida propia. El derecho a tener una vida libre de violencia, con autonomía y buen trato.

Tener derecho a la participación social y política en igualdad de oportunidades, es decir alcanzar la paridad en la representación social. Un mundo que no contempla las aportaciones, el patrimonio cultural, la opinión y necesidades del 51 por ciento de la población que somos las mujeres es un mundo que falsea la realidad y la muestra partida por la mitad. Por último, el feminismo es internacionalista, su objetivo político son todas las niñas y mujeres del mundo.

El feminismo es una cultura y un compromiso civilizatorio, en estos momentos algo desenfocado por distintos ruidos.

—Es una teoría política que mejora a toda la sociedad, sin feminismo no hay democracia, impulsar la igualdad de mujeres y hombres como principio rector de las relaciones es fortalecer el sistema democrático, ese es el rasgo civilizatorio del feminismo que no tiene ningún otro enfoque ideológico. El ruido de la posmodernidad está basado en lo personal, el individuo y sus deseos por encima de cualquier otra consideración, un yo narcisista que lo inunda todo, confundiendo deseos con derechos.

La prevalencia de género también urge y es sensible en el actual entorno digital de redes.

—En el entorno TIC ( Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) se reproducen los usos y estereotipos que generamos y soportamos en nuestras vidas, internet no es un espacio neutro, está marcado por los modelos de relación y producción hegemónicos. Por tanto, el reparto de poder, la creación de contenidos, las relaciones de producción digital están marcadas por la hegemonía masculina, el androcentrismo y su forma de ver el mundo. Las redes sociales han modificado el valor de la información donde se mezcla el trabajo periodístico contrastado y riguroso con las agencias de trolls llenando las redes de noticias falsas.

Al mismo tiempo que permiten nuevos liderazgos y eso democratiza el acceso a la información y al activismo, pero al permitir el anonimato se facilita la impunidad del acoso, el insulto, las amenazas y devaluación de lo que empezó siendo una conversación compartida y la generación de conocimiento cooperativo. Hoy son espacios tóxicos cuyos límites de uso deben ser regulados por los gobiernos obligados a garantizar la seguridad, los derechos y el buen trato de su ciudadanía.

Cite dos mujeres que para usted son referencia necesaria por su forma de trabajar la causa feminista.

—Clara Campoamor por su batalla para conseguir el voto de las mujeres, su éxito nos dio a las españolas la ciudadanía política. Amelia Valcárcel por el valor de sus escritos que constituyen una gran parte del conocimiento feminista contemporáneo de habla hispana, y su activismo feminista en la academia, en las instituciones y en las calles.

El liderazgo deberá ser colectivo y con la suma de todas las generaciones.

—El liderazgo personal solo tiene valor si está apoyado y reconocido colectivamente. La indignación sola no basta, hay que hacer un discurso político, y para eso es necesario el proyecto compartido que conoce sus raíces, su genealogía, genera conocimiento, comparte objetivos y aporta experiencia. Somos herederas de un legado y tenemos la obligación ética de trasladarlo a las sucesoras, así se construye la genealogía feminista generación tras generación, reconociéndonos autoridad unas a otras