Cultura

FESTIVAL

El SoNna Huesca se abre a otras disciplinas como la danza, el circo y teatro

Las citas recorrerán enclaves como la Balsa de la Culada (Almudévar), El Pueyo de Santa Cruz, Benasque o los jardines de casa Ric-Otal de Fonz

La Compañía de Violeta Borruel ofrecerá en la estación de tren de Anzánigo la obra Golondrinas.
La Compañía de Violeta Borruel ofrecerá en la estación de tren de Anzánigo la obra Golondrinas.
S.E.

El Festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna Huesca, eminentemente musical, se abre este año a disciplinas como la danza, el circo, el teatro, la magia y el audiovisual y llegará a lugares como la Balsa de la Culada (Almudévar), El Pueyo de Santa Cruz, Benasque, los jardines de casa Ric-Otal de Fonz, la ermita de San Bartolomé (Altorricón) o la estación de tren de Anzánigo.

Organizada por la Diputación Provincial de Huesca, la cuarta edición del festival tendrá su primera cita no musical en Almudévar con el malabarista catalán Jordi Querol (Kerol), especializado en malabares excéntricos con los que lleva una década actuando en teatros, televisiones y festivales de todo el mundo.

Antiguo colaborador de Crazy Horse Paris o Cirque du Soleil, Kerol presentará el próximo 30 de julio su espectáculo Welcome to my head, un solo de malabares excéntricos y beatbox bufonesco que ha sido premiado en festivales de París y Japón, apunta la organización en un comunicado

Apenas una semana después, el 5 de agosto, el SoNna Huesca se desplazará a El Pueyo de Santa Cruz para visitar la Factoría Mágica de la compañía Civi-Civiac.

Creador de escapismos y constructor artesano, entre otras muchas facetas, Ismael Civiac desvelará los secretos de su factoría de creación y espectáculo de magia en una visita en la que se podrá disfrutar de una exposición de inventos y curiosidades que será el preludio de su espectáculo El profesor Coperini. El aforo o grupo permitido será de 50 personas.

El 11 de agosto el SoNna se trasladará a Benasque, donde se desarrollará el proyecto Soul Mountain, un espectáculo que combina música, alpinismo y realización audiovisual y en el que el catalán Jordi Mestre ofrecerá un concierto en el que aúna sus dos pasiones: la música y la montaña.

El espectáculo que ofrecerá en la plaza de la iglesia de Benasque incluirá la proyección de las cuatro filmaciones que han llevado a Mestre a tocar en diferentes cimas de los Pirineos, incluyendo el Aneto, con la colaboración del guía de montaña Roger López de Haro y el productor audiovisual Jordi Rulló. En el concierto colabora la prometedora Joana Jové, que pondrá voz a las últimas canciones de la actuación.

El 18 de agosto el festival se desplazará a Fonz para albergar la gala de circo del SoNna Huesca 2023, que se celebrará en los Jardines de Casa Ric-Otal y donde un elenco de artistas de la más diversa procedencia actuará dirigido por Encarni Corrales (Teatro Indigesto) en un espectáculo que mostrará una variada selección de disciplinas circenses contemporáneas.

El malabarista aragonés Inercio Centrípeto (diábolo), los italoalemanes Nico y Rosa (mano a mano y juegos icarios), la argentina Eva Szwarcer (suspensión capilar), el zaragozano Edu Manazas (malabares con mazas de luz) y la alemana Rosa Schimid (cuerdas dobles) completan la propuesta que ofrece Serendipia Producciones, una gestora cultural especializada en el circo contemporánea que además de distribuir y producir, gestiona varios festivales de circo en Aragón.

El 27 de agosto en Altorricón será el turno del espectáculo Meñique con el que La Orquesta Atenea y Habana Teatro suben al escenario para aunar melodías y palabras y jugar con la narración oral y el teatro, muñecos incluidos, acompañando varias escenas con la música en vivo y basado en el cuento del cubano José Martí, líder del movimiento por la independencia de Cuba.

La programación se completa con la obra Golondrinas que la Compañía de Violeta Borruel ofrecerá en la estación de tren de Anzánigo, un espectáculo que aúna investigación histórica y danza contemporánea y que homenajea a las mujeres del Pirineo que durante los siglos XIX y XX migraban al sur de Francia para trabajar allí durante el invierno y regresaban a sus casas en primavera.