Ana Crismán: “La ancestralidad une al flamenco y el arpa”
La artista inaugura la Primavera Flamenca este jueves, a las 20:30 horas, en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca
Ana Crismán iba paseando por la calle la primera vez que recuerda ver a alguien tocar el arpa. Era un músico callejero que, sin saberlo, le descubrió su gran pasión a la primera arpista flamenca del mundo.
“Me enamoré al instante del instrumento y enseguida comencé a tocarlo de forma autodidacta, buscando esas sonoridades que estaban dentro de mí por haberme criado en mi tierra”, asegura la artista (Jerez de la Frontera, 1983) en una entrevista a este periódico.
Sin ningún referente a su alcance, fue difícil descubrir “unos sonidos que no había escuchado a nadie”, pero finalmente lo consiguió con éxito.
Gracias a los grabados que demuestran su existencia al menos desde el año 3.500 antes de Cristo en Macedonia, se puede decir que “la ancestralidad une al flamenco y el arpa”.
“Es una herramienta que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, por eso hacen una buena alianza”, añade.
Pese a lo rompedor de su propuesta, Crismán ha pasado la prueba de los flamencólogos: “Hasta ahora he tenido siempre muy buena acogida por el sector más tradicional”, celebra.
La jerezana inaugura este jueves la Primavera Flamenca en Huesca, ciudad que lleva intentando visitar “desde antes de la pandemia”.
En el Centro Cultural Manuel Benito Moliner (20:30 horas), la artista presenta su show Arpa jonda, con un repertorio flamenco tradicional que interpretará junto a Perico Navarro (percusión) y Rosa Gómez (cante), “unos compañeros estupendos con los que os vamos a hacer disfrutar”, promete.
