Cultura

#SoydelAltoAragón

Jairo Périz: "Escuchar un ritmo y moverme siempre ha sido un acto reflejo para mí"

De profesión agricultor, ganadero y bailador, imparte clases en las escuelas varias escuelas, y es director artístico del grupo San Lorenzo 

Jairo Périz Vizcarra.
Jairo Périz Vizcarra.
Laura Ayerbe

Aunque se mantiene estupendamente, ya lleva 50 años en la jota. ¿Qué tiene el folclore para que se haya entregado a él en cuerpo y alma?

—Al principio la curiosidad y las ganas de aprender algo que me encantaba, pero con el paso del tiempo descubrir el amplio abanico de posibilidades que nos ofrece.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos relacionados con la jota?

—El día que mi madre me llevó a aprender. Esa fue la primera vez que recuerdo escuchar una jota. Pasados tres meses fue mi primera actuación, la cual recuerdo perfectamente.

Su padre era músico. ¿Heredó de él el amor por las artes?

—Seguramente esa sea la causa. De hecho, los primeros recuerdos que tengo son escuchar tocar a mi padre la trompeta y a mi madre cantar. En casa de mis padres la música ha estado y está presente en todo momento.

¿Siempre tuvo claro que lo suyo era bailar?

—Escuchar un ritmo y moverme siempre ha sido un acto reflejo. La música me mueve, me hace pensar y, sobre todo, disfrutar.

¿Y qué me dice de su voz? ¿No probó suerte en el cante?

—Probé y aprendí con facilidad. Me caracteriza un buen oído musical y desde el prime día fui capaz de acompañarme con la guitarra, aunque un buen intérprete tiene que tener buena voz y yo no tengo el kit completo.

Actualmente es el director artístico del Grupo Folklórico San Lorenzo de Huesca y profesor del Grupo Jota Uruel Jaca. ¿Qué le aporta su faceta docente?

—Vida. La docencia es un aprendizaje continuo que nunca deja de sorprenderte. Transmitir la pasión y el respeto por el baile es un reto, conciencia de lo que se lleva entre manos, aprendes a escuchar y como resultado el porqué de cada movimiento e interpretación. Una vez conseguido, la satisfacción es plena

También recorre toda la provincia para dar clases. Qué suerte disfrutar tanto de nuestra tierra, ¿no?

—La verdad es que sí, de Monegros al Pirineo, fuente de inspiración para muchas de mis propuestas y proyectos, como bien dice una de mis coplas: Entre la sierra y el llano, entre mezcla de colores, es en Huesca donde siento florecer mis emociones.

De todos los pueblos a los que va, imagino que se quedará con el suyo, Lalueza.

—Todos me aportan mucho, sobre todo grandes amigos, y Lalueza además es la esencia; allí está mi familia.

Como coreógrafo es bastante rompedor y se sale de los cánones más clásicos. ¿Hay que modernizar la jota para que siga avanzando?

—Evidentemente, hay que actualizarla. No puedo imaginar toda mi vida artística repitiendo lo que hicieron otros, no soy un clon. La jota es un arte y en el mundo de las artes lo que más valor tiene es la creatividad. Imagina que nadie hubiera aportado, no tendríamos nada.

¿Qué opinión le transmiten los más puristas?

—Respeto, nada más. Es un tema para debatir.

Virginia Costea es su compañera más fiel en el escenario. ¿Cómo es bailar a su lado?

—Es complicidad, es disfrutar al máximo de cada nota que suena, son ganas de bailar.

Juntos acompañan a Olga y los Ministriles. ¿Cómo es colaborar con este grupo?

—Todo un lujo. Son grandes en todos los aspectos: en conocimientos, interpretación, vocación, en el escenario...

Me dicen por el pinganillo que usted también fue pastor de ovejas. ¿Eran más majas que las personas o también daban tanto mal?

—Al igual que las personas, sólo dan mal las descarriadas (risas). Las demás eran bellas, como las personas.

¿Qué función ha cumplido DIARIO DEL ALTOARAGÓN en su vida profesional y personal?

—Muy importante; la de dar luz a cada una de mis propuestas, captando perfectamente el mensaje, lo cual agradezco profundamente.