Ángela Banzas: "La novela negra es como legítima defensa en los tiempos que vivimos"

“La novela negra la considero como legítima defensa en los tiempos que vivimos. A mí me invita a reflexionar, una actividad que me encanta personalmente, porque me lleva a pensar que existe. Tenemos una conciencia colectiva latente, y a través de la novela negra estamos vehiculando esa denuncia social que nos lleva a activarnos un poco”, considera Ángela Banzas, que ha presentado este viernes en la librería Santos Ochoa de Huesca La sombra de la rosa.

Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración y MBA por la Escuela Europea de Negocios de Madrid, su trayectoria profesional ha estado ligada a la consultoría de Administración Pública. Su incursión en el mundo literario llegó en 2021 con El silencio de las olas. La conjura de la niebla fue su segundo título y de él nació La sombra de la rosa, que ha publicado este año.

Esta novela de misterio está ambientada en Galicia. El punto de partida fue la Isla de Cortegada, “justo enfrente está el Gato Negro, un centro artístico y deportivo que antes era el Ayuntamiento de Carril, al que pertenece la isla, y en el que yo puse la atención”. A Ángela Banzas ese nombre, el Gato Negro, le llevó a los autores malditos, a Edgar Allan Poe, “y a partir de ahí me planteé, como un reto a mí misma, crear a mi propio autor maldito”. Situada en 1910 se lo imaginó “recorriendo la Isla de Cortegada, entre nieblas, con ese gesto melancólico profundo, y esa forma de sentir tan excepcional. Y contrapuse a ese autor maldito, en este caso haciendo un juego de palabras un poco burdo, a un autor asesino, a un asesino en serie que lo que hace es emular crímenes célebres que tienen que ver con la historia más oscura de la literatura universal”.

Como nexo de, aparece una profesora de literatura que llega de la Sorbona “para investigar ese cuaderno inédito, cuaderno de un condenado a muerte”, tras el hallazgo en 1910 del cadáver de una niña en la isla y por el que culpan y condenan a muerte a garrote al poeta Guillermo de Foz.

Más de ocho décadas después (2002) y en el monasterio de Armenteira, Pontevedra, las obras de restauración del claustro sacan a la luz ese cuaderno inédito que lleva Antía Fontán a trasladarse desde París para estudiarlo. Lo que desconoce la profesora de literatura es que su estancia trascenderá lo profesional. Allí descubrirá una historia de amor y muerte, siniestros intereses y se verá envuelta en una serie de asesinatos perpetrados por el ‘asesino de la rosa’ parece tener un solo destinatario: ella.

Un asesino envuelto en sombras, una rosa, una cadena de espinas y un bosque flotante donde el miedo oculta terribles secretos son, sin duda, ingredientes para un buen cóctel literario, que Ángela Banzas adereza “con agilidad y los constantes giros que se necesitan en una novela así, ya que vivimos en una sociedad que va muy deprisa”. Por eso, no renuncia a incluir “ese punto de empatía con los personajes, que a su vez son muy carnales”, y a recrearse con la ambientación, “pero haciéndola parte siempre de la trama y los personajes, siendo una prolongación de los propios personajes”, añadiendo el aliño de la denuncia social”.