Cultura

ILUSTRACIÓN

Isidro Ferrer: “Entré en un delirio botánico y perseguí flores para dibujarlas”

El prestigioso ilustrador expone en la librería Anónima las obras que realizó para ‘El libro del té’, de Kakuzô Okakura

Isidro Ferrer, ayer, posando con sus obras en la inauguración de la exposición.
Isidro Ferrer, ayer, posando con sus obras en la inauguración de la exposición.
Javier Navarro

En la primavera de 2019, Isidro Ferrer se encontraba en Olba, un pueblo de la comarca Gúdar-Javalambre (Teruel), cuando tuvo una revelación mientras leía El libro del té, de Kakuzô Okakura. “Me regalaron una libreta y rotuladores, y salí a dibujar al campo. Cuando llegué al capítulo 6 -dedicado a las flores- pensé ‘no puede ser, esto tiene que significar algo’. Entré en un delirio botánico y perseguí flores para dibujarlas”, recuerda.

De esa experiencia nace un “muestrario botánico” que terminó acompañando a una nueva edición de la obra del japonés, publicada en 2020 por la editorial Libro del Zorro Rojo, de la que ha derivado una exposición inaugurada ayer en la librería Anónima de Huesca.

El creador ha dado una segunda vida a sus ilustraciones en la Anónima, donde podrán verse hasta el 31 de octubre.
El creador ha dado una segunda vida a sus ilustraciones en la Anónima, donde podrán verse hasta el 31 de octubre.
Javier Navarro

“Es un proyecto completo y complejo, porque no se trataba sólo de ilustración, sino de generar un propio libro, desde la elección del papel y el formato, hasta todos los aspectos de la edición. Es muy intenso, interesante, una inmersión dentro de la cultura japonesa y del té, de la que nacieron las flores, el argumento básico de mis ilustraciones”, explicó ayer Isidro Ferrer (Madrid, 1963) a este periódico momentos antes del acto de apertura.

El texto de Okakura “es de una poética bellísima”, que presenta “una forma de narrar sutil y condensada, en la que cuenta mucho, pero diciendo muy poquito”, subraya.

Debido a estas características, “había que estar a la altura y no quería ilustrarlo porque contiene sus propias imágenes, sino que quería acariciar el texto”, explicó Ferrer, que también incluye un poema suyo en el libro.

El Premio Nacional de Diseño 2002 y Premio Nacional de Ilustración en 2006 dibujó flores, plantas, matojos y espinas de Olba o la Sierra de Guara para este proyecto.

“Hubo un trabajo de campo importante de salir a recopilar. A partir de la búsqueda llegó un proceso de depuración y se abrieron distintas vías de actuación en las que me dejé arrastrar. Hay muchas flores que no existen, pero que nacen de esa contemplación”, reconoció.

En cuanto a las técnicas utilizadas, Ferrer desarrolló “un trabajo previo con rotuladores acuarelables”. Después, “los colores se realizaron por separado aplicados en transferencia y luego fueron montados sobre distintas capas”, especificó.

Afincado en Huesca desde hace años, el creador le ha dado una segunda vida a 40 de sus obras en la Anónima. “El resultado de esta exposición es sorprendente. Ahora sería incapaz de volver a recuperar el rastro de esta naturaleza y de reproducir algo semejante”, confesó este genio, cuyas obras se podrán ver en la librería oscense -que también vende El libro del té- hasta el próximo 31 de octubre.