Cultura

Una nueva exposición revive “Los cuarteles de Graus”

La muestra reivindica la historia a través de una treintena de fotografías. La gran mayoría de imágenes son del Museo de Historia y Tradición

Antonio Gayúbar ha querido “revivir” el recuerdo.
Antonio Gayúbar ha querido “revivir” el recuerdo.
E.F.

Los cuarteles de Graus es la exposición que Antonio Gayúbar, en colaboración con su hermano Ángel, ha concebido para “revivir” el recuerdo del periodo comprendido entre 1944 y 1970 en el que “miles de reclutas, soldados, suboficiales y oficiales hicieron de Graus un significativo centro de actividad militar”, afirman.

A través de una treintena de impactantes fotografías de la época, de uniformes, de objetos y utensilios, esta “humilde” exposición pretende reivindicar la historia de unos cuarteles que, “con su presencia, generaron un enorme dinamismo económico, social, cultural y, por qué negarlo, sentimental rara vez ponderado y protagonizaron una historia imborrable para quienes la vivieron que, desgraciadamente, van olvidando e ignorando las nuevas generaciones”, dicen.

En octubre y noviembre, podrá visitarse en la nave central de Espacio Pirineos la exposición Los cuarteles de Graus en memoria de unas instalaciones procedentes del recién creado Regimiento de Artillería nº 29, de guarnición en Huesca.

Detalles, utensilios y objetos tienen presencia.
Detalles, utensilios y objetos tienen presencia.
E.F.

La muestra, instalada en las capillas del templo, se compone de una treintena de imágenes procedentes principalmente del Museo de Historia y Tradición de Graus en Casa Paco, aunque también hay colaboraciones particulares como la de Paulino Muñoz y su hermano Mariano o Josan González Celaya “y muchos otros que se van sumando para colaborar, y eso es lo que queremos que el recuerdo se mueva”, aseguran los hermanos. Se exponen, asimismo, uniformidades de aquellos años, gracias a la colaboración imprescindible de la Fundación Uniformes Españoles Contemporáneos. “En los años 40, la situación económica era muy precaria y los soldados iban con un mono y un gorro, como se muestra aquí, junto con la uniformidad que podían llevar los mandos”, apuntan.

La 30 de fotografías expuestas están directamente relacionadas con Graus. “Las más brillantes son los desfiles por la calle Barranco, que son impresionantes con los oficiales al frente a caballo, muy vistosos. Las fotos permiten reconocer los espacios con claridad, lo que evidencia que no ha pasado tanto tiempo”, dicen.

Fotografías impactantes completan la muestra.
Fotografías impactantes completan la muestra.
E.F.

Destacan también las fotografías de las juras de bandera por las calles “ y la gente cuenta lo mucho que llamaba la atención la procesión del Corpus donde cada 5 metros había un soldado de rodillas haciendo guardia, con las armas en rendición. Daba una sensación de solemnidad tremenda”.

Más allá de la grandiosidad de las exhibiciones, la exposición pretende remarcar la impronta de estos cuarteles para Graus. “Se instala aquí un acuartelamiento militar con 600 personas, esto dura 22 o 23 años y funciona. Pretendemos recuperar la memoria, independientemente de la vida social, económica, cultural y sentimental. Queda la sensación de que esa historia se ha borrado. Mucha gente no tiene ni idea. Esa pérdida de la memoria colectiva nos ha llamado mucho la atención”, abundan.

A nivel económico, recuerdan que tres lavanderías en Graus trabajan para la tropa y la oficialidad, así como varios panaderos, carniceros y verduleros. Además, los militares recibían permisos de los mandos para trabajar en los campos de la comarca para siembra y cosecha.

“Aparte de lo que pueda suponer para negocios -apuntan- tuvo una componente social. Cuando iban a la mili, los reclutas se enfrentaban a un sorteo, pero si iban voluntarios, podían pedir destino aquí. Al ser voluntario era más largo, pero estabas en casa y mucha gente de la zona hizo la mili en Graus. El ambiente local, las parejas que se crearon. Yo recuerdo que en el campo de fútbol, los soldados tenían cierto privilegio y pagaban como los niños para que participaran en la vida social, donde fueron fundamentales 20 años seguidos”, comenta Antonio.

Unas fotos cenitales incluidas en la exposición muestran la extensión que tuvieron los cuarteles, en un área de más de 3 hectáreas que sigue llamándose “Los Cuarteles” para muchos y donde el pabellón de suboficiales, casi intacto, acoge hoy el albergue municipal. “Es la parte más visible. Justo detrás del actual cuartel de la Guardia Civil, se conservan varios barracones, si bien han desaparecido las estructuras que acogían a la tropa. Dependencias que hasta hace no tanto estaban presentes”, concluyen, invitando a la exposición a los mayores para recordar y a los jóvenes para conocer.