Cultura

Silvia Cored Orús: “Hay que apoyar y promocionar más la labor de los artistas”

“Me encantaría lanzar mi propia música. Si algún día lo hago, podré decir que he hecho todo lo que me proponía”

Silvia Cored Orús
Silvia Cored Orús
Javier Navarro

Nacida el 24 de abril de 1990 en Huesca, la oscense estudió Bellas Artes en la Universidad de Granada y ha recorrido el mundo en condición de estudiante, profesora o colaboradora en una oenegé. Su especialidad es el arte y la naturaleza, como ha demostrado este año en una exposición en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner.

Mezclar el arte y la naturaleza es lo que más te emociona. ¿De dónde crees que viene esta fijación?

—Descubrí esta inquietud cuando estudiaba arte en Granada. Todos los ejercicios que hacíamos en clase me llevaban a patrones y formas de la naturaleza. Eso y descubrir el movimiento artístico del “land art” y a artistas como Andy Goldsworthy, Ana Mendieta o César Manrique.

En esos años universitarios que comentas, ¿te imaginabas que sería un camino tan difícil?

—La verdad es que en las universidades se contempla al artista genio (hombre, hetero y blanco) como modelo a seguir y escasamente se prepara a las personas a postular proyectos o a comprender los circuitos de venta de obras de arte...

¿El arte es la disciplina cultural menos valorada por las instituciones y por el público?

—Pienso que las artes plásticas están en un momento muy difícil. Pese a todo, creo que en momentos críticos como la pandemia, se evidenció su importancia y mucha gente recurrió a ellas para recobrar algo de paz y salud mental. En general, en España se valora poco a los artistas. Hay que promocionar y apoyar más la labor que hacemos, que es importantísima.

Cuando sales algún día de fiesta te encanta bailar. ¿También te consideras una artista de la pista?

—Bailar es algo superior para mí. No sé si artista es la palabra, pero sin duda, bailando encuentro un espacio de autenticidad total.

¿Cuál es el emoticono que define tu personalidad?

—Varios: la cara sonriente “smiley”, la que guiña un ojo y la que se deshace a un lado.

Genio y figura. ¿Te identificas?

—No me siento genia... Solamente hago lo que me gusta e intento hacer todo lo que me propongo.

Has vivido en Andalucía, País Vasco, Chile, Alemania, India, Nepal, Inglaterra,… ¿Cuántas cosas has aprendido en estas estancias?

—Es complicado pensar qué es exactamente lo que he aprendido. Creo que pasar tiempo en cada lugar te abre una ventana a una realidad. Ahora tengo muchas realidades dentro de mí.

Recientemente has realizado una residencia artística en la región de Bahía (Brasil). ¿Qué tal la experiencia?

—El entorno de la residencia estaba cargado de historia y símbolos procedentes de los caboclos nativos y de los descendientes de los esclavos traídos de África. Además, algo que resultó crucial fue que estaba emplazada al lado de uno de esos acantilados llenos de colores minerales de unos tonos únicos que no encuentro por aquí.

Desde hace un tiempo has vuelto a Huesca. ¿Contenta?

—Si, lo más valioso es la red de personas que me acompañan. Me siento una afortunada por eso.

¿A quién le harías sin dudarlo la reverencia?

—A David Bowie. Me hubiera alucinado ser su amiga.

Además de dedicarte al arte, das clases de yoga en la provincia. ¿Cuáles son los beneficios que aporta esta práctica?

—Son muchos y varían según la persona y su momento vital específico. Para mí ver cómo todo conecta entre sí: los pensamientos, la alimentación, el cuerpo, la calidad de la respiración, la interacción con los demás...

También eres cantante. ¿Cómo es hacerle los coros a Olga y los Ministriles?

—Es un lujo cantar con Olga, nuestras voces hablan el mismo idioma.

¿Te gustaría lanzar tu música en solitario?

—Me encantaría, es mi espina clavada. Si algún día lo hago, podré decir que he hecho todo lo que me proponía en esta vida.

¿Digital o analógico?

—Analógico digitalizado.

Entre tus grandes preocupaciones se encuentra el cambio climático. ¿Por qué nos importa tan poco un problema tan evidente?

—Porque tenemos una identidad social basada en un concepto del pasado, el antropocentrismo. Aún más, diría que ahora ni el ser humano es el centro, sino el “yoismo”. Y porque nuestra cultura está basada y promueve la evasión como respuesta a todos los problemas.

¿Guasapear conecta o aísla?

—Para gestiones cotidianas está bien, para una comunicación más profunda, confunde.

¿Cuáles son tus criterios de selección de las personas?

—Personas que se trabajan a sí mismas, honestas, sencillas y creativas.

Hace años llevabas unas rastas gigantes. ¿Qué queda de esa Silvia que iba a la Escuela de Artes de Huesca?

—El dolor cervical de aquellas rastas...

Debido a tu pelo actual, ¿se podría decir que ves la vida de color de rosa?

—La verdad es que la vida es muy dura y también es fascinante. Si tengo opción, elijo lo segundo.