Cultura

ENTREVISTA

Ramón Faro Cajal: "En Ara se anuncia la visita del panadero con toques de claxon"

‘Dos para otoño’ reúne las últimas novelas del autor jaqués: ‘Cerveza y mazagrán’ y ‘El pan nuestro de cada curva’

Ramón Faro, en su estudio, con su nuevo libro.
Ramón Faro, en su estudio, con su nuevo libro.
S.E.

Ramón Faro nació en 1947 en Zaragoza, aunque no había cumplido un año cuando su familia se mudó a Jaca, un municipio con el que guarda una estrecha relación, ya que allí pasó la infancia y afrontó el último destino de la carrera militar. A su término, se trasladó a la pedanía jaquesa de Ara, dedicando más tiempo a la pintura, una segunda vocación que compagina con la escritura.

Dos para otoño es el nuevo libro de este polifacético autor, que publica dos novelas de una tacada: Cerveza y mazagrán (la historia de un escritor que se recrea contando lo que ve desde el velador de un bar al que acude asiduamente) y El pan nuestro de cada curva (sobre las vicisitudes del repartidor de una panadería en su recorrido por unos pueblos del Pirineo).

Como pintor, además de escritor, para mí el otoño es la estación ideal. Hay infinidad de colores muy diferentes a otras épocas del año. Los ocres, los amarillos cadmios y los rojizos dan tonos muy especiales a la naturaleza”, apunta Ramón Faro, reconociendo que estos meses le llevan a “un estado de ánimo eufórico, contemplativo y un poco melancólico”, siendo “un buen momento para leer”.

Sobre Cerveza y mazagrán, precisa que “se puede situar en un pueblo grande o una ciudad pequeña”. Y en concreto, en “la terraza del bar por donde pasan esos tipos, tan tópicos y típicos, que nos visitan si estamos el tiempo suficiente sentados en un velador”. “No invento nada. Es cuestión de esperar y estar atentos”, agrega.

El pan nuestro de cada curva “lleva más carga costumbrista”. Su protagonista, Mariano, “encarna a muchos repartidores que todavía visitan los pueblos alejados de los despachos de pan”. Las vicisitudes que le acontecen “son las de una novela que pretende entretener y hasta intrigar un poco”.

“La única conexión real” entre las dos novelas “es hacer pasar un buen rato al lector”, según afirma Ramón Faro, puntualizando que “los vecinos de Jaca pueden reconocer en la historia de Mariano a aquel panadero que cada semana llevaba el pan a sus abuelos, cuando vivían en algún pueblo de la redolada”. “En Ara, sin ir más lejos, aún se anuncia con toques de claxon la visita de tan ilustre personaje”.

Volviendo a Cerveza y mazagrán, confiesa que “hay un guiño muy particular” a su madre, que le enseñó que “ese café con limón que tenía en verano en el frigorífico se llamaba mazagrán”. “Con esa novela no tenía muy claro cómo acabar y el giro final fue una feliz ocurrencia”, declara.

En El pan nuestro de cada curva “hay un homenaje a personajes que han desaparecido, como el que pasaba haciendo el suministro de aceite o el del vino, el que restañaba los cacharros, el colchonero o el que persiste, el Corte Inglés, ése que en una furgoneta lleva desde sartenes a cuchillas de afeitar, pasando por latas de sardinas o el grifo del lavabo que encargó una vecina”.

Como Dos para otoño es una autoedición, para conseguir un ejemplar hay que contactar con el autor por Facebook o correo (farocajal@gmail.com). El precio del libro es 15 euros. l