Cultura

Literatura para todos los públicos en Barbastro

La tercera cita del Festival Barbitania fue la más intensa

Miguel Serrano y Antonio Soler conversan con Ana Segura
Miguel Serrano y Antonio Soler conversan con Ana Segura
Marcos Cebrián

La tercera jornada de la II Edición del Festival Barbitania, que se enmarca dentro del Certamen Literario de Barbastro, se ha desarrollado este sábado en el Salón de Actos de la Uned. Además, a lo largo del día hubo varias actividades relacionadas con la literatura: firmas de libros, talleres de escritura y un espectáculo de narración oral para público infantil. La cita se clausura este domingo.

La jornada arrancó con la mesa redonda Leer las Fronteras, en la que participaron Pilar Bonet, Alejandro Simón Partal y Antonio Lucas, moderados por Antón Castro. Bonet explicó cómo las fronteras estatales imponen un protocolo físico y mental para las personas que están dentro. Y las fronteras distorsionan el tiempo y el espacio. “En mi libro intento moverme entre Ucrania y Rusia, una experiencia múltiple en la que te das cuenta de cómo sufre la gente, gente que tiene que encontrar una identidad y si no la tiene la busca, y eso puede llevar a la confrontación”, dijo.

Por su parte, Antonio Lucas, en su libro Buena Mar, narra cómo el mar es una frontera, que pese a su dimensión, no es un espacio libre, es el más protocolizado. “No se puede vivir en el mar, sin embargo, hay gente que vive en él, como los marineros. Es una jaula asfixiante, caníbal, olas con tres filas de dientes cuya misión es volcar lo que hay en él. Es un espacio romantizado para el verso”, ha señalado.

En el caso de Alejandro Simón contó que “las fronteras son el equilibrio entre la esperanza y el miedo. Se crean las fronteras como espacio de transición entre un lugar y otro. Siempre con un afán de vivir y eso puede llevar al calvario”.

La segunda sesión tuvo como protagonistas a Miguel Serrano y Antonio Soler conversando con la periodista Ana Segura sobre las lecturas de la adolescencia, de cómo los 14 y 15 años marcan esa nueva etapa como cambio de registro por el gusto por otras lecturas, y de cómo las bibliotecas familiares condicionan nuestra formación literaria y nuestro gusto. Pero también hablaron de cómo a los adolescentes actuales les cuesta encontrar interés en la literatura, sin embargo tienen intereses en muchas otras cosas.

Sobre las lecturas que marcaron la adolescencia de Soler: “Tengo un registro de mis lecturas desde el año 68. Con 15 o 16 años ya había dejado mis lecturas adolescentes”, ha dicho.

Serrano explicó que “me cuesta mucho delimitar mi adolescencia, pero sí puedo definir una primera etapa con Salgari y Julio Verne. Luego, con 14 y 15 años leía los libros de la biblioteca familiar, Pio Baroja, Delibes, los libros que teníamos a mano, y eso nos condicionaba mucho”.

La sesión matinal finalizó con la conversación literaria sobre Leer el pasado, con Ignacio Martínez de Pisón, Sergio del Molino y Benjamín Prado, que charlaron con Remedios Sánchez sobre las lecturas que narran el pasado. 

¿Dónde termina el pasado y empieza el presente? Con este interrogante se inició la tertulia en la que los autores coincidieron en que las novelas históricas permiten interpretar el presente, que cuando se indaga para escribir, se acaba ilustrando parte de la historia real.

Del Molino definió la novela histórica es como un género muy codificado, donde el lector va a intentar aprender algo. “La relación de la literatura con el pasado en muy interesante. Y la literatura tiene la función de escarbar en esas capas para entender los conflictos del presente”, señaló. Para Prado, el concepto de escribir novela es la necesidad de contar historias y de que nos las cuenten.