Alice Wonder: “Siempre he intentado encajar en los roles pero ahora estoy en otro plan”

La sala oscense El Veintiuno se rinde esta noche a las 23:30 horas por su decimotercer aniversario al universo creado por Alice Wonder (Madrid, 1998) en Que se joda todo lo demás (2021)- el disco de su gira actual-, Firekid, su primer álbum, y tres temas inéditos de un nuevo proyecto en el que está inmersa y del que dice que es su trabajo “más consciente”.

Tras arrasar este año con su gira colgando carteles de Sold Out en todas las ciudades por donde pasa, participar en el Benidorm Fest con su single Yo quisiera, con más de 500K streams en las plataformas en menos de tres semanas, regresa hoy al pequeño escenario “con mucha ilusión”. Se trata de su tercera vez en El Veintiuno. Hace cuatro años visitó Huesca para presentar Firekid. “Es una sala con mucha magia. Me va a venir muy bien hacer un ‘remembering’ de un sitio más acogedor y pequeñito. Me parece lindo volver a sitios así, con tanto cariño como le ponen en el Veintiuno”, dice la artista.

Este escenario pequeño contrasta con “todo lo grande” que se le avecina a Alice. Hasta hace unos días estaba en Milán trabajando en su nuevo disco, “un recorrido por las sensaciones humanas. Un viaje con muchos contrastes, muchas aristas y sombras, como una persona que depende del día se encuentra una cosa u otra” que espera empezar a compartir antes de verano. Su “pop turbio y complejo” guarda en todas sus composiciones la belleza de la melancolía, pero también la irreverencia a la hora de jugar y mezclar estilos. “En mis conciertos puedes estar llorando, de pronto bailando una especie de post-punk, de repente electrónica y echarte unas risas. Parece muy ecléctico, pero hay una línea que lo une todo y es la capacidad de hacer llorar, saltar y reír”, reflexiona.

Sobre su nuevo álbum, dice que parte de una historia que nació en su imaginación, una especie de “banda sonora” que casa con otra de sus dos pasiones, el cine y el dibujo, y que tiene mucho que decir en cuestión de sonidos y estética. “He encontrado la libertad para hacer la historia más random del mundo, es una historia muy friki”, dice entre risas. Explica que este disco tiene un principio y un fin como concepto y que nace de la necesidad de “darme a mí misma lo que me habría gustado escuchar y ver de pequeña”. “Siempre he intentado encajar en la sociedad y en los roles, y ahora estoy en otro plan. ¿Por qué vas a intentar encajar en un sitio que no te representa? Mejor crea tú un espacio para la gente que no se sienta representada”, explica la artista. Dice que echa en falta que en el arte haya un mensaje “más sincero que el de: este soy yo, el amor, el desamor, o lo chula o chulo que soy y el mundo es una mierda. Necesito un poco de impresionismo y viveza”, afirma. De repente, algo que le apabullaba como “ser diferente” hoy es su fuerza y en ella encuentra la inspiración para crear arte en cada cosa que hace. La próxima, este viernes en El Veintiuno.