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Las ‘Contracciones’ de Candela Peña y Pilar Castro agitan el Olimpia

Las dos actrices, dirigidas por Israel Solá, pisan esta tarde el escenario del teatro oscense. 

Candela Peña y Pilar Castro durante una representación de “Contracciones”.
Candela Peña y Pilar Castro durante una representación de “Contracciones”.
S. E.

Dos mujeres, empleada y jefa, encarnadas por las reconocidas actrices Candela Peña y Pilar Castro y una gran empresa empeñada en conocer hasta los secretos más íntimos y ocultos de sus trabajadores con métodos no siempre ortodoxos. La comedia negra, el absurdo y el drama están servidas en Contracciones, la obra teatral de Mike Bartlett en versión de Jorge Kent y dirigida por Israel Solá que podrá verse esta tarde (20:30 horas) sobre el escenario del teatro Olimpia de la capital altoaragonesa.

La obra, estrenada en el teatro Pavón de Madrid, está recorriendo con éxito todo el país y supone la primera actuación de las dos actrices en el teatro Olimpia de Huesca, que arranca con esta reconocida obra la programación de invierno de este 2024.

“El texto, al final de lo que habla es de esas pequeñas micro concesiones que vamos haciendo en cuestión de nuestros derechos o de cuestiones personales de privacidad. Y cómo esas pequeñas concesiones que a veces parecen ridículas, son el primer escalón para ir accediendo cada vez, como en una relación de control o maltrato, que el primer gesto es insignificante, por ejemplo, ‘te he visto hablar con él y me ha dado un poco de celos’ y de golpe eso se puede convertir en un monstruo”, explica el director del montaje, Israel Solá.

Es así una obra, continúa el realizador, “que te enseña cómo preguntas o acciones tan simples como si tienes una relación personal con alguien de la empresa, deberías comunicarlo, se acaban convirtiendo en una situación bizarrisima en la que la jefa le pregunta a la empleada cómo son las relaciones sexuales, porque eso a la compañía le interesa, saber si el sexo entre ellos es bueno o malo, porque eso afectará a su humor y a su rendimiento”.

“Y si no te gusta participar de este juego, ese es el problema, hay mucha gente esperando para ocupar tu puesto, que en realidad eres un privilegiado, que no te deberías quejar por esa práctica porque tienes la suerte de tener trabajo”. Desde esa presión “que ejerce la propia empresa sumada al caldo de cultivo en el que la sociedad, los medios de comunicación y los gobiernos nos explican la crisis, te pone en un estado de miedo y piensas, ‘sí, claro, es que soy un privilegiado por tener este trabajo’, de alguna manera, ¿Cómo me voy a quejar, lo mejor que puedo hacer es sentirme afortunado y participar un poco de ello. De alguna manera, ese es el sistema que pone en evidencia Contracciones”, insiste.

Un “tour de force”

La obra está planeada así como un “tour de force” entre los dos personajes a lo largo de catorce escenas, en las que ambas se encuentran todo el rato sobre el escenario, en la misma situación, en la que una entrevista a la otra. “Siempre es la jefa que llama a la empleada a su oficina para poder tener una conversación con ella. Esto hace que al final la obra sean las dos actrices, sea el recorrido emocional por el que pasan, la diferencia de situaciones...”, afirma Israel Solá. “Y es una gran comedia en el fondo, porque al principio roza lo surrealista, la empleada no se puede creer que le estén haciendo esas preguntas y la desfachatez de la jefa, que las hace como de la forma más natural, eso acaba generando una especie de efecto cómico muy divertido”, valora el director teatral.

Eso sucede durante las primeras “seis, siete u ocho escenas y poco a poco, la obra se va convirtiendo en algo más negro, incluso podríamos decir que un poco grotesco, un poco descarnado el final de la pieza”, añade Solá. Así, las risas de un público “descolocado” ante lo que está viendo, “se congelan”, aparece la incomodidad en el espectador, aunque incluso entonces, “hay momentos de comedia negra”.

El “reto” de Candela y Pilar

Para Israel Solá, trabajar con dos actrices de la talla de Candela Peña y Pilar Castro ha sido todo un reto. “Yo era la primera vez que trabajaba en Madrid, de alguna manera no soy muy conocido y ellas son dos actrices impresionantes, con una carrera llena de premios y de fama. Fue muy intenso, pero a la vez ha sido muy gratificante. Ellas han confiando en mí, se han mostrado fuertes, vulnerables, trabajadoras. Ha sido como un gran regalo y poder dirigir a gente de semejante talento hace que tu trabajo sea muchísimo más fácil”, confiesa el director.

Solá señala así que “los actores y actrices son elementos clave de la creación, no son marionetas, sino personas que vuelcan su sensibilidad en la creación de los personajes. Eso es casi el 50 % de la creación”.

De este modo, continúa el realizador, “más allá de que se hayan inventado una frase o hayan hecho un chiste, al final vamos a ver a la ‘jefa’ de Pilar y a la ‘Emma’ de Candela, que han construido ellas dos, sus trayectorias vitales, cómo entienden el sufrimiento, la diversión y todo de lo que habla la obra. Ya mí eso me parece muy importante. Entonces, han puesto no un granito, sino directamente la playa. Ellas son la playa”. 

La jefa y la empleada

En la obra, una mujer en un cargo de poder (Castro) entrevista a Emma (Peña) acerca de su vida amorosa. Al principio, hay algo cómico en la definición legalista de la empresa de lo que constituye una relación romántica o sexual. Esto, sin embargo, se convierte en lascivia mórbida cuando la gerente exige detalles íntimos de la aventura de Emma con un colega de trabajo, Darren. Las campanas de alarma suenan cuando la relación se prolonga demasiado. El embarazo de Emma conduce a su vez a la separación forzada de Darren y a la manipulación despiadada de todos los aspectos de su existencia. Emma muestra cómo la actitud desafiante ante la injerencia corporativa da paso al cumplimiento voluntario por parte de los empleados y cómo estos permiten cada vez más que las empresas se adueñen de ellos en cuerpo y alma.