Cultura

la entrevista

Javier Martínez Aznar: "Hemos recogido todo el cariño que tenemos por el aragonés"

El autor y Alberto García Trell presentaron su libro en la Librería Anónima

Javier Martínez Aznar y Alberto García Trell.
Javier Martínez Aznar y Alberto García Trell.
Laura Ayerbe

Más de una década llevaban en la cabeza hacer este proyecto. “Y a principios del 2018, finales 2017 empezamos hacerlo”, afirma Javier Martínez Aznar, autor, junto con Alberto García Trell, de Paisaje lingüístico aragonés, que se presentó la semana anterior en la Anónima.

Este libro aborda la incidencia de la lengua aragonesa en las calles, casas, comercios y un sinfín de lugares de Aragón. “Queríamos hacerlo de manera sistemática. Ir de propio a los sitios a realizar fotografías; sobre todo, porque sentíamos que era una forma de que quedase recogido el aragonés”. Martínez cuenta que hay zonas, “en el Alto Aragón sobre todo” en las que la lengua es visible en su paisaje. “Algo muy recurrente es encontrarse la palabra ‘callizo’ (callejón en aragonés). En muchas zonas todavía aparece el rótulo como así”, explica.

Además, los restaurantes, bares, peluquerías, comercios y colegios no se escapan del aragonés. “También, es muy tradicional en el Alto Aragón ponerle nombre a las casas. Hemos documentado ‘Casas Chorche’, ‘Casas Chuan’", continúa.

Los estudios del paisaje lingüístico se encargan de estudiar la presencia de las lenguas en un lugar determinado y los cambios que se han producido, pero ellos se han centrado únicamente en cómo estaba representado el aragonés.

Afirma que se han dejado cosas en el tintero, aunque la edición cuenta con 1580 fotografías. “Hubo un momento en el decidimos parar y dedicarnos a cribar y escribir. Al final llegar a esas 323 localidades, recorrerlas es muchísimo trabajo y ya se nos estaba desactualizando todo lo que habíamos realizado”, explica. Aun así, en el libro hay cantidad de trabajo suficiente para que “varias personas puedan realizar una tesis doctoral y puedan sacarle mucho jugo”. “Hemos recogido el cariño que tenemos por el aragonés, eso seguro", confirma. El autor agradece a todas las personas con las que este proyecto les ha permitido colaborar. “En las fotos en las que aparece el Sistema Ibérico y el Valle del Ebro hemos contado con gente nos ha echado una mano”, asegura.

Pero después de la fotografía llega un momento importante: la edición. "Había muchas más fotos. Y ha sido un proceso muy largo”, afirma. El libro tiene una introducción en la que realiza un acercamiento teórico a lo que significa el paisaje lingüístico. Está estructurado por distintas comarcas en el Alto Aragón contando las Cinco Villas. Y luego han realizado una clasificación general con todo lo que es Valle del Ebro y luego otra del Sistema Ibérico.

Uno de los recuerdos que no se le olvida de su viaje alrededor de Aragón es la gente. “Por ejemplo, revolucionamos La Puebla de Castro (risas). Íbamos preguntando y una señora nos acompañó, nos llevó por todo el pueblo. Estuvo llamando a otros para ver si se les ocurría algo…”, cuenta.

Por tanto, había momentos en los que se olvidaban de que estaban realizando el libro. “Cuando son tantos años haciéndolo empiezas a dudar y a preguntarte si al final va salir”, dice.