Cultura

“Para mí ha sido un gusto reencontrarme con Sender”

El periodista y escritor Jesús Marchamalo habla sobre el autor altoaragonés en el acto de su aniversario en el salón de actos de la DPH

Jesús Marchamalo, en la Diputación Provincial de Huesca
Jesús Marchamalo, en la Diputación Provincial de Huesca
Javier Navarro

Las bibliotecas, los libros, el hallazgo de la literatura, y de cómo leía a Sender fue de lo que ha hablado el periodista y escritor Jesús Marchamalo en Huesca para recordar al autor y periodista altoaragonés en el 42 aniversario de su fallecimiento.

El salón de actos de la Diputación Provincial ha acogido la celebración de esta efeméride de Ramón J. Sender, organizada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses a través del Centro de Estudios Senderianos que coordina el profesor Luis Gómez Cardú, que junto al bibliógrafo aragonés José Luis Melero, han acompañado a Marchamalo en su conferencia Esa manía de vivir con los libros.

Horas después de conocer el barómetro de lectura de 2023, que ha conformado que los índices se mantienen estables, Marchamalo ha desplegado su gusto por los libros, apelando a esa ‘moda’ por leer que llegó con la pandemia que hoy continúa y que le gustaría se impusiera.

El periodista madrileño ha hecho un recorrido por ese hallazgo que significa la literatura, y de cómo a partir de los libros “tenemos esa manía de convivir con ellos”.

El punto de partida han sido las bibliotecas, y en especial las personales, “algo que siempre me ha llamado la atención”, consciente de que “tenemos un débito con las públicas, donde muchos encontramos a nuestros autores favoritos siendo niños y adolescentes, y de las hay que reconocer ese trabajo que desarrollan”.

En su caso, la lectura está asociada a la infancia. Aunque las primeras las recuerda “de una manera bastante difusa”, sí había “tebeos, libros de Los Cinco de Enid Blyton, Asterix y Obelix, cómics, etcétera, que fueron los que a mi generación nos convirtieron en lectores”, y aunque él a sus hijos nunca le ha dicho que lean, cree que es importante “crecer en una casa con libros porque eso hace que la lectura sea algo más natural”.

Marchamalo (Madrid, 1960), además de los libros, por los que ha tenido “mucha curiosidad” es por las bibliotecas privadas “porque hablan de los propietarios. Los libros que tenemos, nuestros autores favoritos, cómo los ordenamos, cómo los marcamos o si los subrayamos, dicen mucho de nosotros como lectores”.

Su viejo proyecto, como el mismo reconoció, de visitar bibliotecas le ha llevado a conocer las de más de 60 de escritores, entre ellos Javier Marías, Rosa Montero, Bernardo Atxaga, Fernando Savater o Carmen Riera, y que ha mostrado a los oscenses durante su charla, que ha acompañado con un centenar de diapositivas en las que ha compartido rincones y libros que forman parte de la vida de grandes autores de nuestro país.

No se ha olvidado de lo que para él y su generación “significó el boom hispanoamericano, García Márquez, Cortázar..., o las ediciones de Alianza Editorial, donde leímos a Borges o El amante, de Marguerite Duras, un libro que en su momento me sacudió la cabeza”, y ha hecho guiños a otros muchos autores “que han sido decisivos en nuestra vida” y entre los que está Ramón J. Sender. “Recuerdo perfectamente lo que en su momento significó para mí la lectura del Réquiem por un campesino español y lo he estado buscando en mi biblioteca, que por cierto, la tengo muy desordenada”, confesó a este periódico.

En ese bucear por sus ejemplares, Marchamalo también se encontró con un libro de retratos y con Imán, “del que compré hace muchísimos años una edición encuadernada en holandesa en una librería de viejo”.

Al escritor, participar en este aniversario de Sender le ha permitido redescubrir “ese sentir que leí en su momento en sus libros”, y averiguar más cosas del autor de Chalamera a través de la biografía que escribió Jesús Vived Mairal. “Me ha gustado reencontrarme con esa parte de su biografía que tiene que ver con la crudeza de la guerra, pero también con ese Sender mancebo de botica”, y como se reconoce fetichista, ha relatado como hace unos meses en Zaragoza, “mi amigo Melero me mostró la farmacia de donde trabajaba Sender y me impresionó poder ver ese lugar”.

Marchamalo ha apuntado que “Sender tuvo una vida muy dura. El fusilamiento de su mujer, el exilio, la salida obligada de tu país, del lugar al que perteneces..., pero también una vida muy interesante”, y ha sido un gusto “reencontrarme con él” y poder dar una explicación a algo “que me llamaba la atención, esa misteriosa J. en su nombre, que no tenía claro que significaba. He descubierto leyendo que es porque en casa y sus amigos le llamaban de Pepe o José, y el resto del mundo Ramón. Era como si hubiera dos Sender distintos. Esas partes pública y privada explican muy bien cómo era Sender y cómo somos cada uno de nosotros”.