Cultura

LITERATURA

Aveletra conmemora en su vermut literario cien años de la muerte de Kafka

El psiquiatra y licenciado en Historia Miguel Ángel de Uña presentará a un autor con tantas lecturas como lectores

De Uña durante el anterior vermut literario, que estuvo dedicado a Shakespeare.
De Uña durante el anterior vermut literario, que estuvo dedicado a Shakespeare.
J. S.

El próximo tres de junio se cumplen cien años de la muerte del escritor checo Franz Kafka, uno de los autores modernos más influyentes. Para celebrarlo, la Asociación Aveletra de Huesca le dedicará su vermut literario de mañana domingo.

Será a las 12:00 horas en el bar del Casino, en un acto coordinado por el psiquiatra, licenciado en Historia y divulgador Miguel Ángel de Uña y que contará con la participación del grupo Candil Teatro, cuyos miembros leerán algunos de los textos más significativos del autor.

“Como todos los centenarios, hay que celebrarlo”, señala De Uña, quien ha preparado esta sesión con el deseo “de transmitir la importancia de Kafka en la literatura universal”.

Se podrán escuchar así, de la voz de los miembros de El Candil Teatro, textos clásicos de La metamorfosis y El proceso y de las cartas y diario del autor.

Tuvo una vida sentimental y una vida de amistades realmente más amplia de lo que pensamos. Tenemos la idea de Kafka como una persona huraña, reconcentrada, tímida, solitaria y no es así en absoluto. Era un hombre que tenía muchos amigos, que tenía gente muy importante a su alrededor y que tuvo varios romances, muy condicionados por su patología (Kafka era un hombre neurótico, que sufrió también anorexia, vigorexia y tuberculosis)”, explica De Uña. En los diarios y cartas, el escritor expresó, de esta forma, “una parte importante de su vida, de sus vivencias, de sus teorías, de sus ideas y ahora constituyen su corpus literario más importante, independientemente de la grandeza que tienen sus obras básicas, como son La metamorfosis, El proceso, El castillo y el número de cuentos que dejó con la idea de que se tenían que destruir”, añade.

Por suerte, los escritos fueron salvados por un amigo íntimo del autor, Max Brod, incluido el dietario que había dejado a una de sus últimas amantes, Milena Jesenská. Kafka es así uno de los autores fundamentales del siglo XX, hasta el punto de que ha dado nombre a un calificativo, “kafkiano”, al igual que se habla de los “dantesco” o lo “médico”.

“El problema que tiene es que tiene tantas lecturas como cada persona que se aproxima a su obra, es lo suficiente proteico, lo suficientemente plástico para que cada uno que nos acerquemos a su obra podamos leerlo de una manera o de otra. Hay criterios psicoanalíticos, existencialistas, surraealistas, religiosas y por su judaísmo, inclusive cabalísticos”, continúa De Uña.

Y añade: “entonces, cada uno de nosotros podemos aprender una sacar una serie de conclusiones cuando nos enfrentamos a su obra que nada tiene que ver con lo que pueda sacar otro lector a nuestro lado”.

Un autor “profético”

Así, desde el punto de vista de De Uña, “lo que tiene fundamentalmente para mí es lo profético, el percatarse de la hondura, de la soledad y de la angustia fundamental del hombre al que está abocado el siglo XX y eso que él murió en el año 1924, mucho antes de que sucediera el Holocausto, que se llevó a sus tres hermanas y a Milena Jesenská”. Fue también, añade De Uña, de alguna manera, “un profeta de lo que vivimos con otros totalitarismos que gestionaron prácticamente la totalidad o una parte importante del siglo XX”.