Cultura

DE CERCA

Jorge Cored Bandrés: “Cuando estás crucificado es difícil centrarse en la interpretación”

Jorge Cored Bandrés interpreta a Jesucristo en La Pasión de Salesianos.
Jorge Cored Bandrés interpreta a Jesucristo en La Pasión de Salesianos.
Selma Bernad

Nacido el 13 de mayo de 1991 en Huesca, Jorge Cored Bandrés interpreta a Jesucristo en La Pasión, obra que protagoniza -desde 2016- hoy y el próximo sábado en el Teatro Salesiano. Doctor en Química Sostenible, el oscense trabaja como investigador y gestor de proyectos en el Área de Sostenibilidad de Eurecat (Centro Tecnológico de Cataluña).

¿Cómo se define en una frase?

—Soy un “loco de la vida”. Intento vivir cada momento intensamente.

¿La responsabilidad de interpretar a Jesucristo en La Pasión pesa más que la cruz?

—¡La cruz es lo de menos! Pesan las más de tres horas en las que debemos responder al 100% mental y físicamente. No obstante, es un privilegio poder aceptar esta responsabilidad.

En esta ocasión se mete en la piel del personaje a punto de cumplir 33 años. ¿Está viviendo la representación de forma más especial?

—Es anecdótico, pero me hace ilusión.

Aunque casi ha llegado a la edad en la que Cristo murió, ¿le gustaría interpretar este papel durante muchos años más?

—Si puedo seguir compatibilizándolo con mi día a día, lo haré hasta que el cuerpo aguante ¿Jubilación a los 40?

¿Qué siente uno cuando está crucificado?

—Mucha adrenalina. A veces parece un sueño. Es difícil centrarse en la interpretación cuando estás “colgado” a varios metros de altura sufriendo con la única ayuda de tus piernas y dos clavos.

¿Qué es lo que más aprecia en los demás?

—La lealtad y la positividad.

¿Y un defecto que no soporta?

—La falsedad.

El alumnado de Salesianos siempre tiene un vínculo muy férreo. ¿Lo confirma?

—Sí. Más allá de lo estrictamente curricular, la formación en valores es clave y “deja huella”.

Del instituto pasó a la Universidad y al final ha terminado siendo Doctor en Química Sostenible. ¿Suena tan difícil como parece?

—Dedicarte a la Ciencia es muy enriquecedor, pero muchas veces “no admite grises”. Debes poner todo tu empeño renunciando a muchas cosas. En mi caso mereció la pena.

Dice que su tesis es un “best-seller”. ¿Cómo explicaría el argumento en una frase para los que no tenemos ni idea de ciencias?

—Mi libro tiene un “villano”: el dióxido de carbono. Ahí cuento cómo “acabar” con este gas transformándolo en compuestos químicos de interés industrial. De esta forma es posible reducir sus emisiones a la atmósfera, atenuando el cambio climático.

La investigación es una de las áreas profesionales más importantes. ¿Tenemos que apostar más por ella en España?

—Sin duda. En España se investiga a un muy buen nivel con los escasos medios y recursos de los que a veces se dispone. Apostar por la investigación significa financiarla para poder llevarla a la realidad.

¿Qué es lo que más disfruta en su tiempo libre?

—Una conversación con amigos entre cervezas y una guitarra.

Diga una pasión frustrada…

—Estudiar arte dramático musical.

Su primera gran experiencia en el teatro fue haciendo El florido pensil con Teatro de Robres. ¿Qué queda de ese pequeño Jorge?

—El compromiso con el que afronto cada representación. Siempre intento dejarme el alma sobre las tablas. Así lo aprendí y espero que no cambie nunca.

Además de ser un gran químico y un excelente actor, también canta fenomenal. ¿Se siente un hombre del Renacimiento?

—Me considero curioso y versátil, amante de las ciencias y de las artes, pero de ahí a pintar La última cena hay un gran trecho…

¿Quiénes son sus grandes héroes o heroínas?

—Mi madre ha sido mi gran heroína. A veces admiramos a destacadas figuras públicas cuando tenemos muy cerca a personas que nos “salvan” cada día.

Si hablamos de política, ¿se mojaría?

—Hace días que la política dio paso a un espectáculo hiperpolarizado a la altura de cualquier serie de Netflix. Ojalá se tendieran más puentes y, desde el entendimiento, se trabajase más por el bien de todos los ciudadanos.

Si pudiera rebobinar en su vida. ¿Cambiaría algo?

—Como diría Pilatos: “Lo escrito, escrito queda”.

¿Se atrevería a confesar un secreto a nuestros lectores?

—Sufro de vértigo y en más de una ocasión he hecho el ridículo en ciertos monumentos por exceso de valentía. La última fue subiendo a la cúpula de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

El año pasado se casó con Patri, su novia desde hace muchísimos años. ¿Fue el día más feliz de su vida o es un tópico?

—Fue uno de los más felices. Celebrar el amor con la gente que te quiere y te acompaña en la vida es inolvidable.

Después de varios años viviendo en Cataluña y la Comunidad Valenciana por fin regresa a Huesca cerca de los suyos. ¿Ilusionado con esta nueva era?

—Muchísimo. Todavía no me creo que vuelvo a casa 14 años más tarde. Estoy muy ilusionado por redescubrir Huesca en esta etapa vital más madura. Nunca me he dejado de sentir oscense.

¿Qué desearía ver en el futuro?

—Felicidad en mi familia. Ese es para mí el verdadero éxito en la vida: sonreírle y que ella nos sonría cada día.