Cultura

La entrevista

Enrique Serrano: "El bagaje cultural entorno a los glaciares quedará aunque desaparezcan"

El catedrático de Geografía Física presentó en el Espacio Pirineos de Graus, y por primera vez en Aragón, su nuevo libro

Enrique Serrano
Enrique Serrano
E. F.

Catedrático de Geografía Física en la Universidad de Valladolid y presidente de la Sociedad Española de Geomorfología, Enrique Serrano presentó en el Espacio Pirineos de Graus, y por primera vez en Aragón, su libro Glaciares. Cultura y Patrimonio. La huella cultural de los glaciares pirenaicos. Después de más de 27 años dedicado al estudio de los glaciares, diez publicaciones, infinidad de artículos y expediciones por todo el mundo, Serrano supera en esta publicación lo científico, aunque lo apunta. “El libro trata de la cultura en torno a los glaciares desde el siglo XVIII hasta los años 50, se centra solo de los Pirineos y, fundamentalmente, de Aragón y Francia”.

En su opinión, “las estrellas de los glaciares todavía hoy son el Aneto y el Monte Perdido, cada uno con sus características y su idiosincrasia. Después, el Vignemale, esos son los más espectaculares. Pero me quedaba con el Infierno, el de Posets, La Paúl, que le he dedicado mucho tiempo”. Serrano ha estudiado durante los últimos 14 años el glaciar de La Paúl y “hace dos años, decidimos que ya no es un glaciar. Son trozos de hielo muerto. Nos ha sorprendido porque teníamos el interés de ver cómo desaparecía pero ha ido demasiado rápido. Lo mismo pasa con el de Monte Perdido, que va más rápido de lo que pensábamos”, lamenta.

El experto aventura que “posiblemente, no desaparezcan antes de 2050, pero serán solo residuos”. Respecto a una eventual recuperación, considera que “a corto plazo, 100, 150 años, con la inercia del cambio climático, es difícil que nieve más y, lo que es más importante para los glaciares, que los veranos sean más fríos”.

Sin embargo, especifica que “el libro no trata tanto de los glaciares, el hecho físico de cómo se están perdiendo desde el siglo XVII hasta ahora, aunque es un pequeño capítulo, sino de las aportaciones de los humanos en relación con los glaciares, con su exploración, con su estudio, con la literaturas que es muy poca, sobre todo con el arte, con la pintura, la fotografía. Todo ese bagaje cultural que va a quedar ahí aunque los glaciares desaparezcan. Siempre tendremos esos aspectos físicos y en algún caso, los nombres del hielo”, explica.

En un primer momento, relata, “entran los aventureros, los exploradores” que se frenan con la muerte del guía Pierre Barrau, “a todo el mundo le entra pavor y hay un periodo largo en el que no atraen y solo se acercarán los artistas, siempre desde lejos. Luego se sube al Aneto, se ve que no son tan terribles y, primero se les pinta, se les describe desde fuera. Y luego llega un momento, a partir de los años 70 u 80, que se pintan desde dentro”. En este sentido, recuerda las postales de glaciares a caballo entre los siglos XIX y XX y destaca la figura del geógrafo franco alemán Franz Schrader.

El interés por los glaciares desde la cultura “se ha abandonado a favor del deporte y la ciencia” y “hay más gente que nunca estudiándolos ahora que desaparecen”.