Cultura

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Libro de oro del pop español

Aidalai rememoró los grandes éxitos de Mecano en el Palacio de Congresos de Huesca

Un momento del concierto Tributo a Mecano, en Huesca.
Un momento del concierto Tributo a Mecano, en Huesca.
LAURA AYERBE

No está claro si es porque empieza a remitir el furor por las bandas tributo –algo que sería deseable- o es simplemente cuestión del tirón que tienen unas u otras, pero lo cierto es que el espectáculo Aidalai (tributo a Mecano), que se pudo ver este viernes en el Palacio de Congresos de Huesca, tuvo muchos menos espectadores que los que en ese mismo lugar atrajo en 2020 y en 2022 la cantante Robin Torres (surgida del concurso La Voz) con su homenaje a los mismos Mecano, que completó el aforo en ambas ocasiones. Quien acostumbre a leer los textos de quien firma esta crónica, ya sabrá que las bandas tributo no son santo de su devoción. Está claro que cumplen una función –sobre todo los tributos a artistas ya fallecidos o a grupos ya disueltos-, pero nunca (salvo quizá el caso de Bjorn Again, entrañable banda australiana de tributo a Abba, el tributo entre los tributos, que actuó en el festival Periferias en 2003) podrán igualar el irresistible poder de una creación original.

Pero dado que parece imposible que Mecano se vuelvan a reunir algún día, es lícito que el público que los amó en su momento y el que por edad los descubrió después de haberse disuelto disfruten al escuchar en directo –aunque sea a través de unos “impostores”- las magníficas canciones que compuso el que quizá sea el grupo más importante que ha dado el pop español a lo largo de su historia. Su extenso cancionero forma parte, sin duda, del libro de oro del pop nacional. Auténtica memoria histórica de los años 80, de la Transición, del synth pop. Y al fin y al cabo, como declaraba Isabel Fernández (la impersonator de Ana Torroja) el mismo día de su actuación a este diario, “la gente te pide pasarlo bien y recordar los momentos que vivieron”. Y eso es justamente lo que ofrece el espectáculo Aidalai. Efectiva metadona para quien no pudo ver nunca a Mecano en acción. Lo que me lleva a recordar que la primera vez que actuaron Mecano en Huesca (en 1982, en la discoteca Osca 2001), cuando acababan de editar su primer álbum, acudimos apenas un centenar de personas. Después, por supuesto, abarrotarían en más de una ocasión la Plaza de Toros.

El Palacio de Congresos de Huesca acogió el concierto tributo a Mecano.
El Palacio de Congresos de Huesca acogió el concierto tributo a Mecano.
LAURA AYERBE

Con su pelo corto, su faldita corta y su tono de voz (aunque es difícil imitar los agudos de Ana Torroja), Isabel Fernández está perfecta en su papel. Y está bien acompañada por músicos solventes: Daniel Millán (teclados), Pepe Monzón (guitarras) y Manu Porras (batería). Con un buen show de luces como complemento a su actuación, la velada comenzó con dos de los éxitos menos conocidos de Mecano, el épico Héroes de la Antártida, que narra las aventuras del capitán Cook, y El peón del rey de negras, un tema de los que invita a la reflexión, que también los hay en la discografía del trío madrileño. Isabel iba explicando el significado de cada canción, y así fueron desfilando Los amantes, el dramático Aire o El fallo positivo, en el que aflora la conciencia social sobre el sida.

Isabel
Isabel Fernández.
LAURA AYERBE

Llegó más tarde El blues del esclavo, canción que no se sabe muy bien por qué no la titularon El tango del esclavo porque posee un aire a lo Piazzolla, y que, desde una posición claramente antirracista, posee una de esas letras de Mecano que pecan de ingenuas y simplistas. Porque esa es otra: si bien en ocasiones sus letras llegan incluso a rozar el hallazgo literario, las más de las veces son de una ternura y una inocencia sonrojantes. En este caso, a cuenta de Abraham Lincoln y la Guerra de Secesión. Uno de los clímax del concierto se consiguió con el siempre emocionante Hijo de la luna. El público, que hasta entonces había estado muy tranquilo y un poco parado, comenzó a reaccionar y a implicarse en el asunto. A partir de allí, todo fue hacia arriba con temas como Un año más (plenamente asimilado al espíritu de la Nochevieja) o ese El 7 de septiembre que es puro Orchestral Manoeuvres in the Dark, synth pop de la mejor factura.

Los oscenses disfrutaron de la música en directo.
Los oscenses disfrutaron de la música en directo.
LAURA AYERBE

El fiestón, con todo el público puesto en pie, llegó con un medley en el que encadenaron sobre todo éxitos de su primera época, la new romantic: JC, Perdido en mi habitaciónMe colé en una fiesta, Hoy no me puedo levantar (que se ha convertido en un inopinado himno de la fibromialgia), No es serio este cementerio, la rumba Una rosa es una rosa (inspirada en el célebre aforismo de Gertrude Stein de 1913), Tú!Maquillaje. Bajaron el nivel de excitación con Naturaleza muerta. Pero tras los aires funky-exóticos de Dalai Lama (de la etapa budista de Nacho Cano) y el intimismo surrealista de Eugenio Salvador Dalí (¡esa letra!), ya no bajaron el listón de los hits, con temas como Me cuesta tanto olvidarte, el colosal Cruz de navajas (su réplica pop al Pedro Navaja de Rubén Blades), La fuerza del destino o Barco a Venus. Un arsenal verdaderamente imparable e infalible. Eso sí, parafraseando a los propios Mecano en su Una rosa es una rosa –y por ende a Gertrude Stein-, una banda tributo es una banda tributo. Nada más que eso. Y, por supuesto, nada que ver con la genuina creatividad de quienes realmente confeccionaron un repertorio dorado que sigue resistiendo al paso del tiempo.