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ESQUÍ DE MONTAÑA - TRAVESÍA

Peña Guara, dos jornadas entre la niebla y el sol

Los participantes encontraron buena nieve en su camino al Bisaurín de norte a sur por el paso de Fetas

Peña Guara, dos jornadas entre la niebla y el sol
Peña Guara, dos jornadas entre la niebla y el sol

HUESCA.- El sábado no esperábamos un día despejado, pero las nubes bajas enganchadas en la frontera del Somport, niebla cerrada y llovizna al salir de Candanchú, decidieron que no termináramos llegando a Lizara por los collados de la montaña, sino en coche, después de un regreso oportuno, mientras que el domingo se cumplieron las mejores previsiones de un bello día soleado disfrutando de una jornada espléndida culminando el Bisaurín en ruta circular de Norte a Sur descendiendo por la variante de las fajas de Fetas a los llanos de Lizara.

Consultando varias veces el GPS con el track de la ruta, fuimos alcanzando desde la Rinconada de Candanchú por la zona de El Calcinar los Lomeros de Esper, y el rellano de La Tabla donde girábamos al Oeste para ascender bajo los Neveros del Aspe.

En un terreno nevado que se desdibujaba sin referencia alguna, con la práctica del puntero indicando la ruta, gracias al buen conocimiento de la zona de Isidro, y la memoria de algún otro de los participantes, llegamos a un punto a 2.130 m. de altitud donde tomar la decisión de seguir hacia el corredor del paso de Napazal, dirigirnos al paso de Aspe, o dar media vuelta por nuestras huellas, teniendo en cuenta en la decisión que al otro lado de la brecha, para el descenso por las laderas del Llena del Bozo, el terreno no es fácil de seguir, hay que salvar escalones rocosos de las fajas calcáreas que caracterizan el macizo, para acertar con el paso, lo que requiere visibilidad.

Así que la decisión acertada era volver por nuestras huellas trazando un poco más alto en la zona de la Tabla para evitar remar en la travesía de vuelta, hasta dar de nuevo con el abrigo de una cueva, referencia donde acabaron de despejarse las incertidumbres esquiando en la niebla, para terminar en la estación de Candanchú. Esa tarde acudiríamos al refugio de Lizara donde nos esperaban al grupo de 15 o 16 participantes de esta primera alta ruta de la temporada.

Muy animado y lleno de montañeros, la mayor parte esquiadores de montaña con la intención de ascender al Bisaurín, con sus 2.670 m., el más elevado de la zona occidental del Pirineo, después de la cena y de haber preguntado a la guardesa sobre el estado de la nieve en las vertientes del pico, pensamos en decidir por la mañana según el estado del tiempo, entre las tres posibilidades que barajamos, subir y bajar por la Sur, la vía normal, empinada en sus palas finales. Después, subir por la vertiente Norte desde Plana Mistresa y bajar por la Sur, o trazar un descenso por el Norte hacia el paso del collado de Basté, para descender por las fajas de Fetas, en una buena ruta circular.

El día amaneció brillante y esta última fue la ruta elegida, para lo que porteamos los esquís un buen rato hacia el barranco del Achar de Catiellas, ya que la nieve no era continua y cuando calzamos los esquís aún estaba difícil por la dureza del rehielo y su escasez. Alcanzamos el Paul de Bernera en los llanos de plana Mistresa, donde al sol la nieve está perfecta, a la vista tenemos la gran pala que acaba en el collado Secús, dirigiéndonos antes a la izquierda a un corredor de orientación norte más técnico de ascenso, que lleva a la gran pala de la antecima, donde después de amplias zetas en la gran ladera, nos reagrupamos para recorrer juntos la aérea y fotogénica arista cimera del Bisaurín, a la que llegamos con los esquís puestos y a la misma cima, lo que no es frecuente porque suele formarse una cornisa que no hay en esta ocasión.

El tramo de la arista cimera es un regalo para la vista, festoneada de cornisas entre bocados de los corredores que desembocan en ella. Foto de cumbre, siempre llena de montañeros a pie o con esquís, que han subido por ambas vertientes. Algunos inician el descenso en travesía esquiando, la mayoría con esquís cargados hasta ponerlos de nuevo en el cambio de vertiente. Con rápidos giros y aplicando los cantos en el último tramo pasamos de la cara Norte de nuevo a la Sur, por el collado de Basté.

Es mediodía y nos espera un descenso espectacular por la mejor nieve que podíamos esperar trazando por las fajas rocosas hasta las cercanías del refugio de Fetas, donde ya se hace más pesada debido al calor. Apuramos a descalzar los esquís a la altura de la Fuenfría y los abrevaderos, en terreno común del descenso clásico de la Sur.

Con estas buenas sensaciones de la primera alta ruta de la temporada, hemos disfrutado de la nieve en las alturas, y esperamos que aún caiga alguna nevada como es habitual al principio de la primavera para alargar los descensos.

Entre las dos etapas hemos ascendido un desnivel positivo de cerca de 700 metros el sábado metidos en la niebla, y de 1.234 metros en el ascenso al Bisaurín, con la positiva sensación de las acertadas decisiones que requiere un medio tan cambiante como la montaña invernal recorrida con esquís.