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MONTAÑISMO - PEÑA GUARA PICO A PICO

Disfrutando del espectáculo de Ordesa y Monte Perdido

La lluvia no impidió que los veinticuatro excursionistas se quedarán sin ver bellos paisajes

Disfrutando del espectáculo de Ordesa y Monte Perdido
Disfrutando del espectáculo de Ordesa y Monte Perdido
L.O.

HUESCA.- Llovía bien, despacio y sin viento y Ordesa bebía el agua después de días de sequía. Estaba verde, brumoso, exultante y frondoso. Veinticuatro integrantes de la Pico a Pico estábamos felices bajo la lluvia, disfrutando del espectáculo. La Pico a Pico había programado ascender a Monte Perdido, pero no por la vía normal. La previsión de lluvias cambió los planes.

Desde el aparcamiento del camping que hay antes del Puente de los Navarros, arrancábamos a las 8 de la mañana del sábado, cruzábamos por las pasarelas del río Ara para enlazar con el camino de Turieto Bajo y seguir hacia la pradera de Ordesa. El ambiente en este primer tramo es mágico, con su bosque de pinos, hayas y abetos tapizados de musgo.

Y a las diez se puso a llover. En el fondo del circo de Soaso, disfrutamos del caudal del río Arazas y la fuerza del agua en las cascadas de Arripas y la del Estrecho y la elegancia de las Gradas de Soaso. Se despejó y aparecieron entre las nubes dos de las tres Sorores, Monte Perdido, el Soum de Ramond, Punta de las Escaleras y la Torre de Góriz.

En una especie de calzada romana un cartel advierte de la peligrosidad de las vacas. Días atrás una persona tuvo que ser "rescatada" por la Guardia Civil al resultar herida por una vaca que no entendió la intermediación entre dueña, ternero y perro.

Llegamos al fondo del circo donde nos deleitamos con la forma de La Cola de Caballo mientras remontamos la senda que nos lleva a las clavijas de Soaso. Y llegamos al acogedor refugio de Góriz, donde encontramos entretenimiento y buena cena.

Vuelve a sonar el despertador a las cinco y antes de las 6 el grupo se pone en marcha bajo un viento helador. Las nubes se cuelan desde el valle de Gavarnie para disolverse. El pico de Taillón aparece y desaparece. Seguimos la senda que va al pico de Monte Perdido. Al fondo del valle del barranco de Góriz abandonamos la comodidad de una la senda para adentrarnos en la ascensión del corredor hasta llegar a un collado. Un flanqueo y una corta trepada nos colocan en el comienzo de la Ruta de las Escaleras.

Seguimos por pedreras que remontan dos barreras más hasta quedar por debajo del pico de Las Escaleras. Volvemos a salir del camino hacia la derecha. Ahora la senda casi no existe. El paisaje es lunar, estamos entrando en el circo de Arrablo. Lugar recóndito entre las paredes de la cara sureste del Perdido y la suroeste del Soum de Ramond. Hasta hace poco descansaba el glaciar del mismo nombre y ahora queda un ibón helado.

Una mini parada al sol y nos introducimos en este paraje de agua, roca y hielo directos a la pared vertical del Soum de Ramond ó pico de Añisclo. Al aproximarnos a la pared encontramos la canal para ascender. Más impresionante que difícil, la vamos subiendo hasta alcanzar la arista que nos lleva a la cumbre.

Louis-François Ramond de Carbonnieres organizó por 1800 la primera ascensión al pico de Monte Perdido. Su pico, llamado también Pico de Añisclo, es un mirador espectacular a caballo del enorme valle de Pineta, el valle de Ordesa y la grieta del cañón de Añisclo. Nosotros, en la cima, tras las felicitaciones, fotos y vistas, continuamos por la cresta cimera mirando nuestro nuevo objetivo, el pico de Monte Perdido. Bajamos por la ladera norte hacia un nevero que obliga a ponerse crampones. Remontamos cien metros y llegamos al Cuello de Monte Perdido que tras una fácil trepada nos sitúa en la suave falda este del pico que coronamos a continuación.

Bocatas, fotos, que si aquello es el Aneto y lo otro el Vignemale, que si fíjate que pinta tiene desde aquí la canal del Soum de Ramond, que si alguien quiere más almendras garrapiñadas que las hago yo... Habrá que bajar, dice alguien y volvemos a poner en marcha, porque quedan 2.000 metros de desnivel hasta Pineta.

Descendemos por la Escupidera hasta el ibón Helado. Remontamos, último repecho del día, hasta el collado del Cuello del Cilindro para bajar pegados a lo poco que nos queda de una de las maravillas más preciosas del Pirineo. El glaciar de la cara norte de Monte Perdido. Una secuencia de hitos, unas marcas redondas de pintura roja y alguna estaca de hierro nos conducen a una chimenea de unos 20 metros, en la que instalamos una cuerda fija para descender. Superado este último escollo ya sólo queda bajar hasta el balcón de Pineta para seguir bajando los 1.300 metros de desnivel hasta el bus.