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MONTAÑISMO - CLUBES

Un recorrido por el Pico de los Veteranos y el Pico Gemelos Ravier

El Club Litera Montaña despide el verano por todo lo alto con la ascención a dos tresmiles

Un recorrido por el Pico de los Veteranos y el Pico Gemelos Ravier
Un recorrido por el Pico de los Veteranos y el Pico Gemelos Ravier
C.L.

HUESCA.- El Club Litera Montaña ha despedido el verano por todo lo alto con la ascensión a dos tresmiles a la sombra del Posets, el Pico de los Veteranos (3 134 metros) y el Pico de los Gemelos Ravier (3 176 m).

Los que decidieron acampar en las inmediaciones, aquellos que durmieron en el refugio de Viadós y unos pocos valientes que llegaron el mismo día desde Binéfar: una docena de pirineístas del Club Litera comenzaron su ascensión el domingo al alba, después de una fría noche que anunciaba el cambio de tiempo.

La senda, cómoda y serpenteante, asciende con suavidad desde las Bordas de Viadós y hasta el Puerto de Chistau. Acostumbrados a rutas pedregosas menos amables, los literanos avanzaron rápido, animados, charlando, cantando y lanzándose alguna que otra chanza. Pasado el collado, el desnivel aumentaba exponencialmente y el silencio se hizo rey: inspirar y espirar acaparaban toda la atención de nuestros montañeros.

Desde la llamada Collada Negra, unos ibones verdeazules quedaban a sus pies, los picos vecinos asomaban ya y el Veteranos, el primer objetivo de la jornada, se recortaba claramente frente a sus ojos. Quedaba atravesar una cresta y la cima era suya.

Una vez logrado, no se conformaron. Hacia el sur les esperaba también el pico de los Gemelos. En apenas media hora salvaron la distancia que les separaba y culminaron el segundo tresmil de la jornada. El Posets, imponente, estaba tan cerca que era posible ver con claridad a las personas que también ese día habían disfrutado de un balcón privilegiado.

Pero el viento silbaba insistente y a los montañeros se les estaban quedando los dedos como témpanos. Tocaba bajar. Atravesadas de nuevo ambas crestas, recuperaron las charlas, los cantos y, por supuesto, las chanzas.