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Raúl Poblador: “El judo es una herramienta para hacer felices a las personas”

“Se le debería dar mucha más importancia al ejercicio físico, porque los videojuegos están haciendo mucho daño”

Raúl Poblador.
Raúl Poblador.
R. N.

El judoca oscense (Huesca, 1998) es el director técnico y entrenador nacional del equipo de competición del club Ibón de la capital altoaragonesa. El instructor revela a este periódico que lleva el judo en su ADN, ya que "mis padres (dueños de la Escuela Club Ibón) se conocieron por este deporte", lo cual ha sido determinante en todos sus logros deportivos, porque confiesa que desde pequeñito está "encima de un tatami".

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—El del trabajo y la constancia.

¿El ejercicio físico está sobrevalorado?

—Al revés, se le tendría que dar mucha más importancia, los videojuegos están haciendo mucho daño.

¿El judo es un arte marcial, qué lo caracteriza?

—El judo no es un arte marcial, es un deporte, que se caracterizar por ser un método de desarrollo físico y mental.

¿Es un deporte muy extendido en nuestra provincia?

—Sí, en Huesca el judo es un deporte muy practicado, con un nivel muy alto y con muy buenas reseñas.

¿Requisitos para practicarlo?

—Ganas, actitud y fuerza de voluntad. Además, el judo no entiende de edades.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte currando?

—Todos los días voy feliz a trabajar, para mí el judo es diferente, me divierto mucho con mis alumnos, alumnas y compañeros, esto es más fácil sabiendo que para mis deportistas el judo es más que un hobby, es una forma de vida.

Usted pasó de practicar este deporte a enseñarlo, ¿cómo fue?

—La transición para mí fue bastante difícil, dejé de competir muy joven porque mi club no tenía entrenador, entonces junto a mis padres decidí quedarme y coger las riendas, ellos me han apoyado y, ahora, después de unos años trabajando bien y a fuego lento, vamos consiguiendo los resultados esperados.

Genio y figura. ¿Se identifica?

—Sé que soy una figura importante para la gran parte de mis alumnos y alumnas, tanto como genio no sé… eso te lo tendrían que decir ellos (risas).

¿Cuál es la excitación que más le irrita?

—Intento no irritarme, pero la situación que más me cuesta controlar es cuando mis alumnos no me hacen caso (hablando de judo)…, desafortunadamente para mí, esa situación se repite casi todos los días (risas).

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—Puede que sí. En mis primeros años como entrenador en el club, mi objetivo principal no era la competición, era que mucha más gente se animara a practicar judo con nosotros, porque sé que el judo es una herramienta para hacer felices a las personas. Mi principal objetivo todos los días que voy al club es hacer feliz a las personas que me rodean y confían en mí, ayudarles a que sonrían, aunque no hayan tenido el mejor día.

Muchas sonrisas le habrá despertado el pasar por competiciones nacionales y mundiales, ¿cómo es eso?

—No se puede describir la felicidad que se siente cuando consigues un objetivo que has estado persiguiendo tanto tiempo. La vida de un judoca de alto rendimiento es muy difícil, se puede decir que dedica gran parte de su vida para conseguir unas sonrisas de las que nunca se olvidará.

Y ¿ahora cómo se vive como acompañante de los chavales que compiten?

—Cuando haces algo para los demás, siempre tienes sentimientos más fuertes. Cuando competía yo estaba tan centrado en el aquí y el ahora, que no me daba tiempo para disfrutar esos momentos en los que las cosas salían bien. Ahora cada objetivo que consiguen mis alumnos es un sentimiento de felicidad difícil de explicar, porque sé todo lo que se merecen esos premios.

¿Cómo ve el futuro?

—Mi proyecto es el Club Ibón, sin duda alguna veo deportistas que podrían tener un futuro muy prometedor, todo depende de que ellos sepan afrontar las adversidades que supone ser deportista de alto rendimiento. Lo que sí que tengo claro, es que yo estaré ahí para ayudarles.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Orgullo altoaragonés.

¿A quién le haría usted sin dudarlo la reverencia?

—A las familias que confían en mí dejándome a sus hijos o hijas porque, directa o indirectamente, formo parte de su educación.

¿Poderoso caballero es don dinero?

—Sí, claro que sí, en el deporte lo vemos muy claro.

¿Más si hablamos de un deporte que no es el mayoritario?

—Cada día tenemos que luchar para seguir encontrando nuevos patrocinadores, para que todos los deportistas del club tengan acceso a todo tipo de competiciones, el circuito internacional después de la pandemia ha subido mucho los precios y queda al alcance de pocas familias. No estamos hablando de dinero para vivir y tener una vida como un jugador profesional de fútbol, sino de poder pagar parte de las giras internacionales y nacionales. Esto es algo contra lo que nunca podremos luchar, solo queda seguir buscándonos la vida y sobretodo darles las gracias a las empresas que confían en nuestro proyecto y ayudan a los deportistas a hacer realidad sus sueños como Huesca la Magia, TuHuesca, Podoactiva, Different, +que hobby y Fisioespacio Huesca.

¿Es usted más de esperar o de reaccionar a las primeras de cambio?

—No me gusta tropezarme dos veces con la misma piedra, si veo necesario un cambio, lo hago.