Deportes

MARATÓN DE BTT

El calor y el polvo no pueden con 8.000 ilusiones en la XXI Orbea Monegros

Los participantes han disfrutado de la travesía por el desierto monegrino en una jornada con gran afluencia de público

La vigésimo primera edición de la Maratón Orbea Monegros ha vuelto a ser este sábado un éxito completo, un orgullo para toda la comarca y un disfrute sin límites para los ocho mil bikers que se han lanzado a atravesar el desierto monegrino. En un día con mucho calor, terreno seco y polvoriento, y un viento que ha sido más un alivio que un impedimento, todo ha salido a pedir de boca y la Orbea ha vuelto a ser la gran fiesta de la BTT, una marcha donde el ciclista disfruta de principio a fin.

Sariñena los sábados de Orbea se transforma. Desde primera hora de la mañana, sus calles se han llenado de ciclistas, que como hormigas iban poblando todos los recovecos de la localidad. Ocho mil, nada más y nada menos, de golpe, se notan y mucho, y ese cosquilleo de que era un día grande se ha notado desde primeras horas del día.

Y conforme han avanzado las horas, el recinto ferial de Sariñena se ha llenado de miles de caras de ilusión y nervios. Era el momento de comprobar el dorsal de cada uno, de recogerlo, junto a la bolsa del corredor, y de saber en qué cajón le tocaba a cada uno tomar la salida. La nave donde se ubica la feria del ciclista y los stands de recogida de dorsales se han llenado de ciclistas y familiares. Entretanto, allí mismo ha tenido lugar la última reunión del CECOP, el dispositivo de seguridad, para comprobar que todo estaba bien.

Una hora antes de la salida, a las 11 horas, se ha cortado la carretera de Sariñena para acabar de vallar la salida. Al mismo tiempo, una exhibición de bike trial con dos campeones del mundo ha amenizado la espera para el gran momento.

Y a mediodía, de manera puntual, a los sones de ‘The final countdown’ de Europe, ha llegado esa cuenta atrás y la salida para los seis mil valientes que se han enfrentado a la maratón, esos casi 120 kilómetros de recorrido.

A las 12 horas se ha dado la salida puntual para los 6.000 participantes que han optado por la prueba de 117,7 kilómetros

El sol ha apretado de lo lindo, y las recomendaciones para hidratarse bien eran constantes, mientras organizadores y autoridades han presenciado en primera fila el momento de la salida, siempre espectacular bajo el arco azul que ya es un símbolo cada año.

Se han ido sucediendo las salidas por cajones, hasta completar en unos minutos esos primeros seis mil participantes, que han enfilado las calles de Sariñena en unos primeros metros sobre asfalto antes de coger ya los senderos monegrinos y no soltarlos hasta meta.

Ya de salida la marcha se ha ido fragmentando, con los más fuertes por delante, y al paso por el primer avituallamiento, en Villanueva de Sijena, eran tres los bikers que han pasado por delante, con otro pequeño grupo, de cuatro, a pocos metros. Tras ellos, un rosario de ciclistas, los primeros apretando los dientes, sin tocar el freno sino todo lo contario, y los siguientes ya con otro ritmo, y parando para recargar el bidón o picar algo del nutridísmo avituallamiento con todo tipo de bebidas, frutas y dulces. También con puesto de reparación y de atención médica, porque siempre hay percances, aunque sean leves.

La marcha ha continuado entre el calor y el polvo del día monegrino, con algo de viento racheado en algunos tramos, pero a buen ritmo y sin incidencias que reseñar. En el resto de avituallamientos ha habido animación musical, gaiteros y DJ’S, una novedad para amenizar el paso de los ciclistas, ya con kilómetros en las piernas y desgaste en el cuerpo.

Y en meta, poco antes de las 16 horas, han llegado, entre una intensa ovación del público congregado, tres bikers que han decidido entrar juntos sin disputarse la victoria. De hecho, el espíritu de esta Orbea Monegros no es competitivo, sino de disfrutar y superar los retos personales de cada uno.

Llegada la meta de los tres primeros 'bikers'.
Llegada la meta de los tres primeros 'bikers'.
D. A.

Iván Santurde, tercera vez seguida que llegaba primero, junto al madrileño Alberto Sánchez Saceda y al altoaragonés de Riglos Gabriel Torralba, han hecho su entrada en buen entendimiento y compartiendo la gloria de ser los primeros en cruzar la meta.

Con barro y mucho polvo, los tres han coincidido en la dureza de la marcha, esta vez más por el calor y el polvo debido a lo seco del recorrido que por el viento, el protagonista en otras ediciones. Los tres son ciclistas bregados, con un abultado palmarés, y aunque en la Monegros, como decimos, la meta no es ganar, no pueden dejar de dar gas, y al final han sido los tres más fuertes.

Tras ellos, con mucha animación en meta, han ido llegando esas miles de historias personales, unos haciendo el caballito, otros de la mano con sus compañeros de ruta. Unos con cara de mucho

sufrimiento, otros con sonrisa de oreja a oreja, pero todos con esa sensación de completar el objetivo, de superar el desafío que plantea cada año el desierto monegrino.

Y algo después ha sido la primera fémina en completar la maratón la que ha cruzado la meta, la catalana Anna Henestrosa, feliz por llegar la primera en su tercera participación en esta Orbea.