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Néstor Oliva: "Me encanta estar en un sitio pequeño, las ciudades grandes me agobian"

Es gerente del Balonmano Huesca y ha sido durante más de una década el coordinador de su cantera. Tiene 41 años y dos hijas 

Néstor Oliva
Néstor Oliva
Laura Ayerbe

La procedencia de la gente altoaragonesa es muy diversa y la historia de la familia de Néstor Oliva es muestra de ello, con centro en los Monegros.

¿Cómo llega al Alto Aragón la familia de Néstor Oliva?

Mis cuatro abuelos fueron a pueblos de colonización a establecerse. Los paternos a Montesusín y los maternos a Valfonda. Los paternos venían de Montmesa y Biscarrués y los maternos de Málaga. Mi abuelo llegó para trabajar en el pantano de El Grado cuando ya había nacido mi madre. Adquirían un lote, con una casa, un huerto, unas tierras y animales y establecían así su forma de vida. De aquello ha quedado una zona con un sector agrícola y ganadero.

¿Entonces hubo gente que vino así y ahora qué hace falta para que la gente joven se quede en Huesca y el Alto Aragon?

Las oportunidades laborales son lo que condiciona. Antes se trabajaba de cualquier cosa, se cambiaba y la prioridad era estar en casa. Ahora somos más selectivos, sabemos de qué queremos trabajar, la prioridad es el trabajo y si no está cerca, nos movemos donde esté. En Monegros, de donde yo vengo, queda, sobre todo, gente que se dedica a la agricultura y la ganadería.

Tú has conseguido dedicarte a lo que te gusta y estar en casa.

Mis padres me decían que nunca iba a vivir del balonmano y ahora les digo que me he salido con la mía.

Te criaste en un pueblo y vive ahora en un pueblo donde se crían sus hijas

Me he criado en Valfonda, en un pueblo de 300 habitantes y me gustaba mucho y siempre he tenido la experiencia de ciudades pequeñas. Las ciudades grandes me agobian. Valoro la tranquilidad. Hace unos año me fui a Monflorite en busca de tranquilidad. Me encanta estar en un sitio pequeño.

¿Qué echas en falta?

Para mí Huesca lo tiene todo. Tiene la montaña y hasta la playa está cerca. Una ciudad grande está bien para ir un fin de semana a disfrutar del ocio. Aquí vas más tranquilo.

¿Cómo te introdujiste introdujo en el mundo del balonmano?

Cuando llegue a Salesianos, un día llegó Fernando Udina para hablarnos del balonmano y ver quien quería probar y me enganché. Después estuve con Fernando de Andrés. Es gente que engancha y lo vive. Además, De Andrés había estado en el Atlético, el Barcelona, la selección. Tuve claro que quería orientar mi vida al balonmano.

¿Y siempre has sido promotor de balonmano?

Cuando llegué al Instituto Sierra de Guara no conocía a nadie, me acoplé a un grupo y los convencí a todos para jugar al balonmano. Muchos de ellos jugaban al fútbol y lo dejaron.

Después el balonmano te hizo salir durante un tiempo.

Estudié Magisterio de Educación Física en Huesca y después empecé CCAFD en Lérida y luego estuve un año en Cáceres, donde fui porque estaba Juan Antonio García Herrero, una persona que me ha marcado. Pero empecé a hacer un proyecto para la cantera del club, dejé la carrera y volví para ello. Fue mi primer proyecto y se centraba en llevar el balonmano a los colegios.

¿Cómo ves la oferta deportiva en la ciudad y la provincia?

La oferta deportiva y la calidad es brutal. Hay muchas posibilidades y es digno de estudio. Hay deportes de todo tipo salvo de mar. El inconveniente que tenemos es que con tanta oferta el volumen de cada deporte se reduce y no da para montar competiciones a nivel local y provincial. Eso nos afecta negativamente porque hay que hacer un esfuerzo en traslados.

¿En qué aprendes de los otros clubes de aquí?

Hay que aprender de lo que hacen bien y coger aspectos que den resultados incluso de clubes muy pequeños. Hay que innovar, pero todo está inventado y se trata de adaptar algo positivo a las circunstancias.

¿Se puede expandir el balonmano por la provincia?

Dependemos de que haya una persona que lo quiera promocionar y trabajar. Lo hemos dado a conocer en la mayoría de la provincia. Pero para que se practique tiene que haber una persona en los sitios, como está Ernesto Visús en Ayerbe o la gente de Monzón que lo recuperó. Nosotros tratamos de prestar la ayuda que podemos.

¿Cuál es tu sitio preferido de la provincia?

El Cañón de Añisclo o cualquier zona del Pirineo, pero soy más de naturaleza y paisajes que de edificaciones o pueblos.

¿Y qué productos regalas o recomiendas cuando visitas a amigos de fuera?

Llevo lo que me gusta, vinos, embutido, quesos. Y, de dulce, la trenza de Tolosana y el pastel ruso de Ascaso.