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Carlos Lorés: “En Huesca, trabajando juntos podemos llegar donde queramos”

Carlos Lorés.
Carlos Lorés.
J. G.

Carlos Lorés es actualmente delegado en Huesca de la Federación Aragonesa de Baloncesto, deporte que ha marcado su vida y al que se ha dedicado como jugador, enrenador, directivo y ahora federativo. Nacido en 1963 en la calle Lanuza de Huesca toda su vida se ha desarrollado en la capital altoaragonesa. Tras estudiar en Salesianos, en el Colegio Alto Aragón y Derecho en la Universidad de Zaragoza ha trabajado en una gestoría asosorando a empresas y personas en cuestiones jurídicas, labor compatibilizada con esa pasión por el baloncesto.

A Carlos Lorés le supone una satisfacción que aún se le recuerde por su etapa de entrenador en el Peñas y por ese ascenso en Palencia, por haber “hecho feliz a gente” con ello. Señala que el baloncesto ha sido su “vida”, un deporte que le ha marcado y que ha compatibilizado con su trabajo en una gestoría . Ahora sigue tratando de aportar al mundo de la canasta en Huesca en diferentes proyectos desde la Federación, como las selecciones provinciales, las jornadas de tecnificación, los cursos de entrenador y otras actividades que desarrollan. Del baloncesto le quedan muchos amigos en Huesca y fuera. Y cuando sale le gusta llevarles vinos del Somontano y dulce, pastel ruso, trenza o castañas de mazapán.

¿Cómo empezó Carlos Lorés en el baloncesto?

—Empecé a jugar a los 15 ó 16 años. No era muy ducho, veía que no iba a llegar muy lejos y me ofrecieron entrenar en el Boscos con 18 años. Estuve allí doce temporadas, desde alevines a Primera Nacional. He entrenado también en el Unión, en el Sariñena y en el Peñas, donde estuve siete años, con el que fuimos campeones de la EBA y subimos a LEB Plata, donde fuimos subcampeones de Copa. Fueron años muy bonitos y de llevar Huesca a hombros. El ascenso en Palencia en 2005 fue una satisfacción. He estado en las canteras del Peñas, del Juventud, del Femenino y de Ramón y Cajal, en casi todos los clubes de Huesca.

¿En qué momento está el baloncesto en Huesca?

—Hemos pasado un momento difícil con la pandemia. Ha hecho mucho daño. El fútbol y el balonmano son ahora dos referentes y el baloncesto se ha quedado algo por detrás. Estamos recuperando la promoción desde la delegación, con selecciones provinciales, mejora técnica, formación para árbitros. El Peñas dio un paso atrás con el descenso, pero a veces hace falta para coger impulso. Hay un equipo nuevo y les deseo suerte.

¿Cómo ve el deporte provincial?

—Huesca respira deporte. Es referente con el Huesca, el balonmano, el ascenso de Intec Zoiti o el CH Jaca. Y en cuento a deporte salud, se practica mucho. La cultura de deporte existe. Las empresas tienen que ayudar más. Ahora hay beneficios fiscales y eso tiene que ser un impulso.

¿Y el baloncesto que necesita para crecer?

—Hay una gran oferta deportiva y de ocio que antes no existía. Hay que hacer ingeniería para vender el producto. El baloncesto está trabajando bien en la provincia, con cantidad y calidad, y en Huesca se está recuperando. Juntos es como se crece. Hay que hacer actividades en común fuera del ámbito del club para establecer sinergias.

¿Qué destaca de la gente de Huesca?

—Somos gente acogedora, muy afable y abierta. Trabajando juntos podemos llegar donde queramos. Así fue con el Peñas cuando subió a la ACB y era una religión, con el Huesca y sus ascensos o con el balonmano.

¿Qué necesita Huesca para mejorar y que la gente joven se quede?

—Necesitamos más empresas y dar impulso a Walqa y a Plhus. Se ha hecho un buen trabajo trayendo la carrera de Medicina entera. Pero es necesario que haya más empresas en Huesca, que se ayude con desgravaciones fiscales y que la gente no tenga que salir para trabajar, que es lo que ocurre. Están cerrando muchas empresas familiares de tradición.

En su caso, decidió quedarse.

—Tuve oportunidad de salir y no quise. Nunca he sido profesional del baloncesto al cien por cien. Siempre he tenido mi trabajo. Huesca no la cambio por nada. Es una ciudad muy tranquila y eso no se paga con dinero. Valoro ir andando al trabajo o poder ver a los amigos a diario.

¿Está la provincia más fuerte que la capital?

—La provincia tiene mucho impulso, sobre todo turístico, con buenas campañas que venden muy bien la zona de Loarre, Alquézar, Aínsa, cualquier sitio del Pirineo, como Benasque. Hay que vender territorio. Tenemos una provincia extraordinaria, con una gastronomía fantástica y un Pirineo que no tiene nada que envidiar a ningún lugar. Es importante que la capital se venda porque también tiene rincones especiales y de belleza.

¿Cuáles son sus lugares favoritos?

—Me gusta mucho Benasque Alquézar, donde voy bastante, Loarre, Aínsa y cualquier sitio del Pirineo, sobre todo en otoño.

¿Le ha influido tener la familia montañera?

—Mi tío Ángel nos inculcó el amor por la montaña junto con mi padre. Nos llevaba a Gratal, el Salto de Roldán... Tengo un gran recuerdo de ello. Después cuando fui dedicándome al baloncesto se fueron reduciendo las salidas a la montaña, pero las recuerdo con mucho cariño.