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Javier Nogueras: “Me llaman Willy Fog porque entre trabajo y fútbol me muevo por toda la provincia”

Javier Nogueras.
Javier Nogueras.
Laura Ayerbe

Javier Nogueras (Huesca, 1977) es el auténtico ‘abuelo’ del fútbol altoaragonés. Cuando en el mes de diciembre cumpla 46 años lo hará todavía atándose las botas cada fin de semana para jugar, en este caso en el Peñas Oscenses de Primera Regional, una manera de cerrar el círculo, puesto que también empezó a jugar en las categorías inferiores del Peñas. Su carrera, de casi tres décadas, abarca casi una decena de equipos de la provincia y de la vecina Cataluña y hasta cuatro divisiones, desde Primera Regional a la antigua Segunda División B.

Con 46 años seguirá jugando a fútbol la próxima temporada. ¿Qué le lleva a seguir a una edad en la que la mayoría piensa en otra cosa?

El fútbol es mi pasión. No soy profesional, y lo compagino con mi trabajo, pero me gusta muchísimo y he tenido la suerte de que las lesiones me han respetado y que he procurado cuidarme mucho. Ahora he vuelto al club en el que empecé, el Peñas Oscenses. Me apetecía seguir y el año pasado se dio la posibilidad, con Roberto Fandos de entrenador, con el que he coincidido en varios equipos, con Ángel Royo en el club... era volver a casa. Y la próxima temporada repetiré porque me encuentro bien y quiero seguir siendo futbolista. He jugado en muchísimos equipos, pero me queda una espina, el Lalueza, el equipo del pueblo de mi mujer.

El fútbol le ha permitido conocer bien la provincia, porque casi no hay equipo en el no haya estado.

Me llaman el Willy Fog porque, entre el trabajo, con el que también me desplazo mucho por la provincia, y el fútbol, que hace que cada temporada te recorras los campos, hace que cada año me mueva por todo el mapa varias veces. Y puedo decir que en todos los sitios que he estado por fútbol he estado bien y he encontrado gente encantadora. En una semana, por trabajo un día estoy en Canfranc, ese fin de semana juego en Sariñena y al siguiente en Jaca. Y eso también me ha hecho apreciar la diversidad que tenemos aquí, la naturaleza del Pirineo, los Monegros.. todo tiene su encanto.

Y también el deporte genera muchos amigos y muchas experiencias.

Me pasa cada vez más que voy a jugar al campo de un rival y de repente alguno se sorprende porque jugó contra mi diez años antes y vuelvo otra vez de corto. “¿Pero aún sigues jugando?” es una frase que oigo mucho. Pero es que el fútbol, además de que me guste jugar, deja muchos amigos, y jugar la liga te permite ir visitándolos. Ahora mismo si me voy a Barbastro, Jaca o Sariñena, por poner algún ejemplo, me podría echar muchas cervezas con mucha gente.

También ha jugado fuera de Aragón, y eso lleva a hacer un poco de embajador.

Casi toda mi carrera la he desarrollado en la provincia, pero sí que estuve dos años jugando en el Tárrega. Al final la gente de fuera relaciona Huesca solo con el Pirineo, con la nieve, pero al menos nosotros pudimos dar otra imagen y también cuando he jugado contra equipos de fuera de la provincia o de Aragón. En todo caso esas temporadas estábamos cuatro jugadores de la provincia en el Tárrega y al menos nos salía para jugar una partida de guiñote.

Conoce bien la provincia, pero vive en Huesca. ¿Oscense... y muy laurentino?

Huesca es una ciudad pequeña en la que tienes de todo, en la que te conoces con todos y que tiene mucha paz. Está claro que las fiestas son algo importante, y yo la verdad es que me he traído a muchos compañeros de diferentes equipos en agosto para que vivieran esto. Eso sí, al ser en esas fechas, si no es por lo deportivo, por lo laboral, pero casi nunca he podido vivirlas con mucha intensidad. Pero me gustan mucho, sobre todo lo típico, los dos primeros días.

Ahora toca también transmitir ese sentimiento altoaragonés a las nuevas generaciones.

Tengo una hija de 9 años y sobre todo me gusta que vayamos a menudo a Rasal, el pueblo de mi madre. Viví allí mi infancia y quiero transmitirle también eso a mi hija. Hay poco tráfico y también poca cobertura. Y por eso me gusta que conozca la vida que teníamos hace no tanto tiempo, el ir al río, a recoger moras por el campo, con el botijo a la fuente a por agua... Huesca es una ciudad muy práctica, que tiene de todo, pero quiero que mi hija conozca también esa otra vida en los pueblos, sin tantas nuevas tecnologías, que no se pierda tampoco lo que fue mi juventud y lo que hacíamos entonces.