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Peña Oroel, por la senda de los Lobos: media provincia de Huesca a nuestros pies

Nueva ruta del Club de Montaña Nabaín y del Club Atlético Sobrarbe a esta cumbre jacetana

Miembros de CAS y Nabaín en la cima de la Peña Oroel.
Miembros de CAS y Nabaín en la cima de la Peña Oroel.
S. E.

Las secciones de senderismo de los clubes CAS y Nabaín programaron esta preciosa salida senderista por el “camino de los Lobos” de la mítica Peña Oroel de Jaca. El recorrido de su cresta de este a oeste, proporciona estupendas vistas tanto de la cordillera pirenaica al norte, como de las sierras de Loarre y Guara al sur.

Fue, esta, la última salida senderista propuesta por nuestro recordado y querido amigo José Ramón Monclús, coordinador del club de Montaña Nabaín, que ya realizó, para prepararla, con alguno de sus compañeros del grupo de caminantes “Troteras”.

Diecicocho fuimos los integrantes de los clubes de Sobrarbe los que, desde Graús, Barbastro, Aluján, Aínsa, Boltaña y Zaragoza nos fuimos reuniendo sobre las 9 de la mañana del sábado 18 de noviembre en el aparcamiento del Parador de Oroel.

Tras calzarnos las botas y colocarnos las mochilas a la espalda, comenzamos a subir los casi 500 metros de desnivel que nos separaban del Pico Bacials (1689 m.), un pico de cima amplia, con vistas excepcionales, también conocido como Peña Oroel Oeste. El camino discurría por un poblado bosque de pinos, bojes, encinas, cerolleras y setas, muy húmedo tras las recientes lluvias de días anteriores.

Después de 4 km de suave ascenso llegábamos al pico disfrutando de las vistas y de un merecido descanso para comer un bocado y beber algo de agua y vino. Unos bojes, estratégicamente colocados al abrigo del viento del norte, hicieron de improvisado comedor y nos permitieron disfrutar del soleado día.

Después de descansar unos minutos, reanudábamos la marcha hacia la cima de Peña Oroel (1769 m.) recorriendo toda la suave cresta cubierta de hierba. La gran cruz que se atisbaba en la punta, hacía de objetivo de nuestra ruta. Una media hora más de sube y baja, pasando por unas neveras cercanas al collado, y llegábamos al final de la ascensión.

En la cima, disfrute total de las vistas de 360 grados que nos permitían ver a nuestros pies la Canal de Berdún en toda su longitud, con la muralla de Pirineos al norte, desde más al oeste de Bisaurín hasta más al este de Montrebei. Por el sur, la Sierras de Loarre, Guara y hasta a lo lejos, cerca del horizonte y surgiendo de entre las brumas del valle del Ebro, nuestro imponente Moncayo dominando el oeste de Aragón.

Emprendimos la bajada directa hacia el parador y, en cuestión de poco más de una hora y media de continuo descenso, llegábamos al aparcamiento donde habíamos dejado los coches; comimos y bebimos algo, y cerramos la bonita excursión que nos dejó como legado José Ramón. ¡Gracias, amigo!

Habían sido alrededor de 12 km. de camino, con 700 m. de desnivel acumulado, realizado en poco más de 5 horas, incluidas paradas, en un día ventoso y soleado para recordar.