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Portilla, a por el Leopardo de las Nieves

A su paso por Jaca, el madrileño habló de sus nuevos proyectos

Ramón Portilla.
Ramón Portilla.
S.E.

El Leopardo de las Nieves es un galardón que creó la antigua Unión Soviética en el año 1967 (coincidiendo con el 50º aniversario de la Revolución de octubre de 1917) y se concede a quienes ascienden sus cinco picos más altos: el Ismail Samani, el Lenin, el Korzhenevskaya, el Khan Tengri y el Pobeda, que miden entre 7.000 y 7.500 metros.

Solo un pequeño grupo de montañeros logró completar el desafío. Y a esa selecta lista espera unirse Ramón Portilla (Madrid, 1958), uno de los grandes del alpinismo nacional, que este fin de semana ofreció una conferencia en el Palacio de Congresos de Jaca, en el marco de la 21ª edición de las Jornadas de Montaña.

“Tengo muchos proyectos y uno de los que me gustaría hacer es el Leopardo de las Nieves. A las personas que escalaban estas cinco montañas les daban ese título honorífico y me parece una historia súper bonita”, dijo a este diario el aventurero, que ya sabe lo que es subir el Khan Tengri, mientras que en el Lenin estuvo un par de veces, “sin cumbre”.

Público asistente a la ponencia del viernes.
Público asistente a la ponencia de este viernes.
R.G.

De momento, no se fija plazos para coronar las demás montañas situadas principalmente en Kirguistán y Tayikistán, explicando que el proyecto “depende del tiempo, los compañeros o el dinero”. “Por supuesto, encontrar ayudas hace tiempo que lo he descartado. Me pago los viajes de mi bolsillo; si no, no podría hacer casi ninguna de las cosas que quiero”, agregó.

Ramón Portilla, que visitó Jaca por tercera vez, puede presumir de haber realizado grandes hitos, entre los que cabe destacar el ascenso a las cimas de los ‘siete continentes’: el Everest (Asia); el Aconcagua (Sudamérica); el McKinley (Norteamérica); el Kilimanjaro (África); el Elbrus (Europa); la Pirámide de Cartensz (Oceanía) y el Vinson (Antártida).

“La hazaña de la que más orgulloso estoy es haber sobrevivido después de 50 años escalando montañas”, aseguró el madrileño, subrayando que antes “escalar tenía mucho más compromiso” en el sentido de que “no había tanto acceso a la información”, algo que hoy le habría servido de ayuda en la ascensión al Aconcagua, donde a su grupo le pilló varias tormentas, “llegando a ponernos al límite de nuestra resistencia”.

Hoy en día, su nexo con la montaña “es bueno, como siempre”. “La relación de amor, pasión y sueños es la misma, aunque se nota que los años pasan”, explicó, confesando que “ya no se tiene la fuerza o el ímpetu de la juventud, pero se viven los momentos con más tranquilidad y se disfrutan más que antes”. Además, “con los años se aprende a ir a las montañas cuando no están tan masificadas para seguir disfrutando de esa libertad”.

Futuro incierto

Las Jornadas de Montaña “Ciudad de Jaca” concluyeron este sábado con un sabor amargo y dejando su continuidad en el aire, ya que el público fue testigo de la despedida de Bernabé Aguirre, quien durante 21 ediciones se encargó de dirigir este evento de forma altruista, consiguiendo traer a figuras de primer nivel como Sebastián Álvaro, Juanito Oiarzábal o Edurne Pasabán.

Según el hasta ahora organizador, esta cita tiene potencial, por lo que desea que alguien coja el relevo, a la vez que reivindica un mayor apoyo del Ayuntamiento de Jaca, lamentando que en esta ocasión solo tuvo 15 días para contactar con los ponentes y cerrar el programa. Además, por parte del consistorio hubo un recorte, que afectó a la cena a la que se invita a los participantes.

A pesar de ello, el público volvió a responder a estas tradicionales jornadas, que reunieron a una media de 350 o 400 personas. El jueves se rozó el lleno con Narciso de Dios y el viernes se completaron las butacas para escuchar a Ramón Portilla, mientras que el sábado se redujo ligeramente la afluencia en la ponencia ofrecida por Rosa Fernández, en parte al coincidir con el encuentro que jugaron el Club Hielo Jaca y el Barça.