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XLVI Travesía Altos Pirineos

Alta ruta de esquí de travesía por los valles de Estós, Gías, Cabecera de Ôo Y Literola

El grupo se dirige hacia el collado del Seir dera Baquo
El grupo se dirige hacia el collado del Seir dera Baquo
Jesús Pueyo Ayerbe

Un año más, y con ésta van 46 ediciones, se celebró la tradicional travesía Altos Pirineos, que en esta ocasión discurrió por el valle de Benasque; esta travesía de esquí de montaña se realiza en conmemoración de la que durante muchas ediciones fue competitiva, a la que acudían los mejores esquiadores del momento, organizada por Peña Guara en colaboración con otros clubs de montaña. El itinerario de esta alta ruta coincide en su primera etapa con el que se realizó en varias ocasiones para el recorrido de la categoría Bronce, cuando había recorridos Oro, Plata y Bronce. Parte de la segunda etapa, que hemos realizado sumada a la primera por el lago de Montidiego, constituía el recorrido de Oro que enlazaba, por los collados más altos, los valles de Estós, Literola y Remuñé.

Que el cambio climático es patente, y su tendencia al evidente aumento de las temperaturas, lo corroboran, no sólo los datos objetivos y registros oficiales, sino la mera observación del tiempo, las precipitaciones y los ciclos meteorológicos que los montañeros hemos ido viendo y, a menudo, sufriendo en los últimos años de ejercicio de esta bella afición. El inexorable retroceso de nuestros glaciares pirenaicos, los cambios de los ciclos de las precipitaciones, nivológicas y pluviométricas, y el aumento de la temperatura, con unas anomalías que baten récord tras récord últimamente, dejan una idea clara de una tendencia que, además de a nuestra actividad montañera, afecta a todo el conjunto de la sociedad. A tener en cuenta y actuar en consecuencia.

En este contexto comenzó la Alta Ruta del pasado fin de semana, segunda de la temporada de esta sección de club Peña Guara, tras el curso de esquí de montaña y la salida promocional, contando en esta ocasión con 18 participantes. La ruta se inició el sábado en el valle de Estós, saliendo desde su parquin de la borda Llibrada, a una cota de 1.300 m, ascendiendo por el camino que conforma la GR11. El comienzo requirió del porteo de los equipos un buen rato hasta conseguir la deseada continuidad de nieve que permitió calzar esquíes, a unos 1.600 metros de altitud. Poco después, a la altura del barranco de Montidiego, el grupo abandonó la cómoda GR11 para desviarse, en dirección oeste, hacia al ibón homónimo. La ascensión de este tramo se realiza por un trazado sin marcas donde hay que buscar constantemente los mejores pasos entre el hayedo que puebla esa ladera. Una vez superado el bosque, la ruta se hace más llevadera para ganar el ibón de Montidiego. Un rápido vistazo al pico Montidiego, que también constituía un objetivo inicial, nos disuadió de intentar su ascenso, pues por todas sus caras presentaban malas condiciones para el esquí, tanto para el ascenso como para el descenso. Así pues, nos dirigimos al collado de Montidiego, cota máxima del día con sus 2.647 metros; angosta brecha que nos depositó en la ladera oeste del pico Montidiego donde una oportuna rimaya tapada nos permitió hacer la transición al descenso cómodamente; la bajada, dirección norte aprovechando el trazado natural del barranco de Bardamina, hizo disfrutar de lo lindo a los participantes gracias a una nieve en muy buenas condiciones. En cotas más bajas, la transformación a costra y, algo más abajo, a nieve húmeda pesada, dificultó un poco la progresión del grupo, aunque sin más novedad se alcanzó el bosque de la ladera derecha orográfica del valle de Estós, enfrente del refugio que era el objetivo final de la jornada. Un poco de pericia y algo de buen olfato rastreador, nos permitió alcanzar, sin incidentes y esquiando, la pasarela que facilita el cruce del río Estós, para llegar al refugio donde, gracias al buen hacer de Nico, el guarda, pudimos recuperar fuerzas pernoctando esa noche, después de una gran travesía con casi 1.500 metros de desnivel positivo acumulado y algo más de 15 kilómetros recorridos.

Amaneció el domingo con un buen rehielo y un día bello y despejado, pero con preocupante escasez de nieve en la ladera de orientación sur que constituye la ascensión por el valle y barranco de Gías, fiduciario del de Estós, lo cual obligó a un largo porteo. La ruta sigue el barranco de Gías que discurre en dirección norte hacia el puerto, un poco antes del ibón de Gías, desviándose al noreste hacia la evidente brecha que constituye el puerto de Ôo, paso natural a Francia aprovechando el punto débil entre los imponentes paredones de los picos Gourgs Blancs y Jean Arlaud y la cresta del Cap y Seil dera Baquo. Alcanzamos este puerto progresando a crampón, dada la pendiente y dureza de la nieve en ese punto; tras un breve descanso para rehidratar y admirar el paisaje iniciamos un breve descenso para volver a ascender hasta el collado del Seil dera Baquo, o del pluviómetro, situado en la falda norte de esta cresta, en la base de su menguado glaciar y entre los lagos del Puerto de Ôo y del Portillón de Ôo. Un nuevo descenso, con nieve algo dura esta vez, y algo apartados de la cresta norte por prudencia, depositó al grupo cerca del lago del Portillón de Ôo, a la vista de su presa y refugio. 

Nos quedaba sólo la ascensión al collado superior de Literola, cuya vista larga y empinada, fruto de sus más de 400 metros de desnivel con fuerte pendiente, le hizo atragantar el tentempié a más de uno. Alcanzado este altísimo collado, a 3.054 metros de altitud, cota más alta de la ruta, y tras un breve descanso, se inició la bajada, primero en dirección este hasta el ibón Blanco de Literola y luego, por su desagüe, siguiendo el barranco del mismo nombre hacia el sur, hasta el ibonet de Literola, y sureste, con una nieve pesada pero franca, que permitió el descenso sin más incidentes que algún revolcón por las buenas pendientes y el cansancio de piernas que llevábamos a esas alturas del día. Otro porteo final, cuando terminó el manto blanco, soporte imprescindible para la práctica de nuestro deporte, nos dejó en la carretera terminando una jornada con 1.600 metros de desnivel y completando un gran fin de semana, esperando haber honrado la tradición con esta XLVI edición de la travesía Altos Pirineos.