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Anabel Sanagustín Da Silva: “El compromiso, trabajar para que las que vengan lo tengan más fácil”

Lleva una vida unida al baloncesto, como jugadora, como madre de baloncestistas y desde hace 15 años, como presidenta del CBF Huesca

Anabel Sanagustín, en el pabellón del Ceip Alcoraz, donde realizan los entrenamientos.
Anabel Sanagustín, en el pabellón del Ceip Alcoraz, donde realizan los entrenamientos.
Laura Ayerbe

Cuando se le pregunta por su vínculo con el club del que hoy -y desde hace ya unos 15 años- es presidenta, Anabel Sanagustín Da Silva señala ante todo su implicación, sobre todo, primero como jugadora y después como madre de jugadoras. El baloncesto la atravesó desde bien pronto, también lo hizo el atletismo, disciplina en la que fue campeona de España de campo a través.

Como baloncestista, forma parte de esa treintena de chicas de 15 y 16 años que en 1981 decidieron fundar el Club Baloncesto Femenino Huesca. Lo hicieron porque “no quedaba otra”, si querían seguir jugando y compitiendo. Habían empezado a ganar y empezaron a costar dinero. “Se formó porque no hubo ningún club ni ninguna entidad, que nos apoyó en aquel entonces”, recuerda. “ Y queríamos seguir jugando, al menos un año más, estábamos en ascendencia”.

Hasta entonces las acogía la peña Los que Faltaba, “había sección masculina y femenina”. Era la temporada 80-81, competían en lo hoy sería una liga semiprofesional para la que “los recursos eran mínimos”. “Empezamos a ganar prácticamente todo”, algo muy ilusionante -recuerda-, y consiguieron quedarse sextas de España tras clasificarse para la fase final.

Paradógicamente, los éxitos deportivos se convirtieron en un inconveniente, por el coste que suelen conllevar cambios de categoría o participación en campeonatos. “Decidieron no ayudarnos. Se quedaron con el masculino. Nosotras vimos ahí una desigualdad”, afirma. Un banco del parque Miguel Servet fue testigo del momento en el que apostaron por un futuro del que ya han pasado casi 43 años. Del momento hay un escrito, “guardado con mucho cariño”.

Entre las firmantes, Rosa Gracia ‘la capi’ y “estandarte del equipo de supersenior” -en una liga para veteranas- en el que muchas, incluida Sanagustín, hoy siguen jugando; Begoña Otín o Marta Carmen, “que aún sigue también en la directiva”; Cristina Claver; Inmaculada Palacín, que también ha sido jugadora, madre de jugadora y también directiva, o Susana Puyal. Es un club muy familiar” en el que “vamos tirando unas de otras”.

Entre las personas que sostuvieron al club recién creado menciona a Luis Vázquez, entrenador desde los tiempos de Los que faltaban y que las acompañó desde el principio; a Vicente Ascaso, “que estaba muy vinculado” al club, poniendo el coche como otros para los desplazamientos a los partidos, y a Esmeralda Cubas, “de nuestra generación, que también fue presidenta”. Los tres, fallecidos en ese tránsito del 30 al 40 aniversario de la entidad, formaron parte de ese pionero grupo de simpatizantes junto a mucha más gente implicada.

Hace gala de esa trasmisión generacional de la pasión por el baloncesto que es seña de identidad del CBF Huesca, que actualmente cuenta con 180 jugadoras y 15 equipos-el primero en segunda aragonesa aunque ha estado muchos años en primera nacional-, y entre los que se incluyen dos grupos de psicomotricidad con integrantes de apenas dos años.

Se alegra, cómo no, de los cambios que ha vivido el baloncesto en estas cuatro décadas: del hecho de que a nivel profesional se pueda vivir de esto, algo que en su tiempo “era impensable”; de que socialmente esté bien visto o guste “destacar el baloncesto femenino o al deporte femenino”, en referencia a ese consenso social y político sobre la igualdad de oportunidades. Pero “a nivel de ayuda” económica, sin embargo, cree “que se ha avanzado, muy poquito”, afirma, siendo consciente de lo incómodo que resulta escuchar este reclamo y confesando que le duele. Porque es sabedora de todo lo bueno que transmite el deporte, el sentido de compromiso, el trabajo en equipo, la disciplina.

Entre sus propósitos para la entidad, hay uno que resume la esencia de su compromiso de trabajar “por y para el club”: dejar un mejor escenario para las generaciones que vengan, “que lo tengan más fácil”. Un trayecto “muy complicado”, unas veces menos que otras; sin arrepentimientos pero en el que se pone “el cuerpo, el alma y todo”, aunque a veces no se contabilice como estrategia para continuar.

Cada apoyo económico recibido es vital, como la recibida de TuHuesca, con la que sufragan viajes o mantener un programa de becas en el que actualmente hay 12 niñas y que forma parte de ese compromiso “de que ninguna niña en Huesca se quede sin hacer deporte porque económicamente no pueda”.

Recorre el presente del baloncesto, junto a sus hijas, involucradas también como entrenadoras de equipos inferiores; junto a Gabino y Lorenzo Galindo, Carlos Lores, Carlos Bergua y Toño Luna, que aportan un plus como cuerpo técnico, y por supuesto, junto a sus compañeras con quienes tomaron las riendas de su entrega deportiva.

Respecto al futuro es prudente. Eso sí, van a pelearse el ascenso a Primera aragonesa e intentarán pedir que se celebre en Huesca.