El Alcoraz abroncó el sistema del VAR y se apeló a la prohibición de insultos o injurias

HUESCA.- Dos penaltis chuchurrios marcaron el inicio del partido. Con VAR (el que le pitaron al Huesca) y sin él (el cometido por el Alavés). Aunque en realidad la primera pitada se la llevó el VAR cuando en los prolegómenos se oyó desde la megafonía el "escuchen el mensaje del videoarbitraje".

Bronca con pañolada después de "lo" de Getafe y a pesar de que el discurso de marras terminaba con "el único objetivo del VAR es conseguir un fútbol más justo".

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Total, que a los ocho minutos y cuando Undiano convirtió un córner en un penalti, la pitada fue más gorda y hasta desde la zona de General se sacó una efusiva pancarta: "Basta ya de robos arbitrales", que arengó a la masa a clamar el "¡manos arriba, esto es un atraco!".

Más tarde, y se supone que con instrucciones, el speacker reclamó evitar insultos, ofensas y demás bagatelas que pudieran herir la sensibilidad de los jerifaltes del VAR, de LaLiga, de la Federación o de todos a la vez.

El encuentro discurrió entre asperezas más que en fútbol. Al filo de la media hora llegó el bus rezagado del Alavés, que debían ser los más radicales porque estuvieron acompañados casi a policía por hincha.

Pero no hubo incidencias. Al contrario, muchos seguidores del Alavés continuaron su fiesta por el centro de la ciudad, con la comida, e intercambiando opiniones con aficionados del Huesca.

Dijeron (a mí, por ejemplo) que quieren volver el año que viene y están convencidos de que así será. Les cae mejor el Huesca que el Athletic.