SD Huesca

FÚTBOL - JORNADA 38

El Huesca ganó al Leganés en la retirada de Camacho y dejando el farolillo rojo

Noche de remontada y fiesta

El Huesca ganó al Leganés en la retirada de Camacho y dejando el farolillo rojo
El Huesca ganó al Leganés en la retirada de Camacho y dejando el farolillo rojo
P.S.

HUESCA.- Fue una despedida de Primera. La que se regaló el Huesca y la que tuvo el gran capitán, Juanjo Camacho, que disfrutó de la última media hora y no anduvo lejos de marcar ese gol que hubiera sido la guinda. Quien estuviera ayer en El Alcoraz ni por asomo podría tener la sensación de haber estado en el adiós a la máxima categoría. Cánticos constantes cargados de sentimiento hacia los futbolistas y hacia ese anhelo del "volveremos a Primera" y hasta la ola.

Una fiesta en toda regla, rubricada con el homenaje a Camacho y también hacia quien ayer tuvo un protagonismo destacado como actor secundario, Juan Aguilera. El centrocampista madrileño, rescatado de la India hace tres años, se ha ganado el cariño de la afición. No tuvo minutos el sábado pero bien que fue aclamado por los seguidores, que incluso recriminaron a Francisco que no les diera el "huevo salado" de concederle esos minutos de despedida en el terreno de juego.

Como a despedida sonó, pendiente de lo que pueda suceder en el incierto futuro inmediato, la de Melero. Fue el cambio de capitán por capitán. El joven le cedió al veterano el brazalete y ambos se fundieron en un abrazo. Ovación también para el madrileño, lastrado esta temporada por la lesión pero que tanto le ha dado al Huesca en los cursos anteriores, especialmente en el ascenso con su calidad y sus goles.

Es la ley del fútbol, nada nuevo. Unos se van y otros vendrán, desde el banquillo hasta la plantilla. Caras nuevas, otras no tanto y a emprender el vuelo de Segunda con las mejores y más ilusionantes intenciones. Pero el recuerdo y la huella que dejan quienes tanto han dado permanecerá imborrable.

Acabó siendo una noche más de sentimientos y de fiesta que de fútbol propiamente dicho, solo animado por el arreón final, cuando el Huesca se puso en "modo remontada" para darle la vuelta al marcador y ganar un partido que le permite abandonar el farolillo rojo y embolsarse un suculento premio económico.

Tal vez por aquí, como argumento de peso, y porque así lo había expresado Francisco en la víspera, haya que encontrar la alineación que presentó el técnico. Fue lo más competitva posible para hacer frente a un Leganés en el que Pellegrini tiró de algunos hombres menos habituales y seguramente con afán de reinvidicarse de cara al futuro.

El primer tiempo fue como la noche, desangelado. Con un Huesca en el que tan solo brillaron los destellos de Rivera y Moi Gómez. Qué despliegue el de ambos. Pero poca cosa más, salvo el trabajo de Yangel en esa incómoda (pero obligada) posición de lateral derecho. El Leganés se aplicó con mayor ritmo, estuvo más vivo y se acercó más a la puerta de Jovanovic. Etxeita, lesionado, echó el pie a tierra a la media hora. Salió Mantovani, con tan mala suerte que remató en propia puerta el 0-1 en un centro de Juanfran desde la derecha. En la primera vez que el Huesca pisó el área del Leganés con determinación marcó Juanpi, pero en fuera de juego. Lo mismo que Braithwaite, al filo del descanso.

En la segunda parte se empezó a animar el partido cuando a los diez minutos Mantovani cabeceó una falta sacada por Juanpi. El Huesca y El Alcoraz se vinieron arriba. Entró Camacho y la presencia y el espíritu del eterno capitán reforzó la ofensiva. El Leganés desapareció y el que emergió fue el conjunto oscense, que encontró el premio definitivo de la victoria con un saque de esquina de Moi que Mantovani, de nuevo de testarazo y en plancha, llevó a la red. Camacho intentó desde dentro y desde fuera el gol. No llegó. Pero siempre nos quedará el gran capitán. Fue una fiesta de Primera.