SD Huesca

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Mikel Rico: "Para seguir disfrutando de lo que más me gusta, tenía que cambiar de aires"

El centrocampista cierra su tercera etapa en el club y admite la responsabilidad de los jugadores al "no alcanzar el nivel necesario esta temporada"

El centrocampista Mikel Rico manteado por la plantilla en su último encuentro.
El centrocampista Mikel Rico manteado por la plantilla en su último encuentro.
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Mikel Rico ha dicho adiós a la SD Huesca. O tal vez hasta luego, aunque si vuelve no será como futbolista. En diciembre ya anunció al club que no iba a seguir. Atrás quedan, en las tres etapas que ha vivido como azulgrana, 184 partidos, 13.656 minutos, 19 goles, los inolvidables ascensos a Segunda y Primera División o el más doloroso, el descenso a Segunda de la temporada pasada. El centrocampista vasco abre su corazón a DIARIO DEL ALTORAGÓN para pasar revista de lo que ha vivido en el Huesca.

El aficionado se pregunta qué habrá visto Mikel Rico para decidir no seguir en el Huesca y con tanta antelación.

—Fue en diciembre cuando se lo comuniqué a Rubén y a Petón. Creo que mi etapa ya había acabado, han sido tres años en los que han pasado muchas cosas. Un ascenso, un descenso, vas cargando pequeñas cosas en la mochila que te van pesando y al final, si quería seguir disfrutando de lo que más me gusta, que es el fútbol, tenía que cambiar de aires.

¿En el club te intentaron seducir para cambiar de parecer?

—No, hablé con Rubén tranquilamente, quiso saber los motivos por los que había tomado esa decisión y se lo conté. Tengo mucha confianza con él, le tengo mucho cariño, me ha ayudado mucho a nivel personal desde que estoy aquí, a mí y a todos, se lo comuniqué a él directamene y respetó la decisión que había tomado.

¿Y Petón qué te dijo?

—Jose me comentó que tendríamos una conversación para ver cuáles eran mis intenciones y a ver si podíamos hacer algo.

¿Qué ha pasado esta temporada, qué ha hecho mal el Huesca, qué o quién ha fallado?

—Se han hecho mal muchas cosas, principalmente que nosotros no hemos estado al nivel que se presuponía. El equipo era competitivo, se formó una buena plantilla para Segunda División y con los refuerzos aún más, pero es cierto que jugadores que teníamos que estar a un cierto nivel no hemos llegado a ese nivel. Creo que ese ha sido el principal problema. Y cuando las cosas no van bien, hay cambios de entrenador, la plantilla estaba confeccionada para una cosa y se firmó un entrenador para eso, para intentar jugar más, para tener el balón y ser protagonistas... Se echó a Nacho y se trajo a Xisco, que tenía un planteamiento diferente, y a veces parecía que arrancábamos, que sí, que no, y al final ha sido que no.

Dos entrenadores distintos y en enero llegan una serie de refuerzos que parecía iban a dar ese salto, pero no se ha conseguido ni enganchar ni cuajar.

—Los fichajes vienen en enero para sumar y aportar, creo que lo han hecho, todos han aportado algo al club y al equipo y han dado un saltito. Sí que es verdad que los que estábamos aquí estábamos llamados a marcar un poco las diferencias o estar a mejor nivel y no hemos estado. De todos los jugadores, igual ha habido tres o cuatro que han llegado a su máximo nivel.

El pasado domingo el aficionado vio cómo Rubi y Pacheta ascienden con el Almería y Valladolid, Míchel se mete en el playoff con el Girona, incluso Francisco había salvado al Elche en Primera antes. Entrenadores que han estado en el Huesca estos últimos años, cabe preguntarse quién tiene el problema, el Huesca o los entrenadores.

—Eso hace que tenemos que valorar lo que tenemos cuando lo tenemos. Es así de sencillo. Aquí solo he coincidido con Pacheta y con Míchel. Míchel ha sido un entrenador muy criticado desde el primer día, un equipo que quedó campeón de Liga en Segunda División. Y ya no te digo en Primera, que también, los resultados no acompañaron. Pero en Segunda, un equipo que estuvo todo el año arriba fue criticado y Míchel también. Con Pacheta fue todo lo contrario, el equipo cambió la cara y fue para arriba y el entrenador fue más respetado. Pero todo eso que nombras nos tiene que valer para apreciar lo que tenemos en cada momento y valorar un poco que hay veces que tenemos cosas muy buenas en el Huesca.

En alguna ocasión has dicho que Míchel ha sido un referente para ti.

—Sí, a nivel táctico y de planteamientos y lectura de partidos, cómo hacer daño al rival y ser protagonista, ha sido el mejor entrenador que he tenido en toda mi carrera. Sí que es verdad que no he entendido muchas veces lo que pasaba con Míchel. El Huesca era un recién descendido, sale la operación Oikos, nadie quería venir aquí, hacemos pretemporada con siete jugadores y desde el principio el Huesca está arriba y peleando por ascender. Me imagino que al final la opinión de algún periodista siempre influye mucho en la gente y aquí había algunos periodistas que atacaban mucho a Míchel.

El año pasado acaba en un ambiente desolador con el descenso del partido con el Valencia. En esta última etapa tuya han coincidido dos circunstancias, se sube sin público y se baja también sin público en El Alcoraz.

—Es difícil un descenso como el que se dio. Remas, remas, remas y terminas dependiendo de tí mismo, pero se pierde la categoría. Yo creo que el equipo afronta bien la temporada, ilusionados, motivados, viene un entrenador que hace las cosas diferentes, con una forma de trabajar distinta, te ilusionas, empiezas bien y luego empiezan las dudas, llegan los cambios y ya hemos visto el año que hemos tenido. Es una faena no poder celebrar con tu gente ciertas cosas, y más en Huesca, un club que ha estado dos años en Primera División. Que uno de esos años no haya podido venir la gente al campo duele más haber perdido la categoría por eso, porque no han podido disfrutarlo y para nosotros celebrar el ascenso con ellos hubiera sido muy diferente.

Tú disfrutaste el primer ascenso desde fuera, con el ambiente que hubo en la ciudad e imagino que con el recuerdo del ambiente que se vivió con el ascenso de Écija.

—Sí, pero a una escala mucho mayor. El ascenso de Écija fue muy especial y muy bonito, super emotivo, con mucha gente en la calle, pero lo que se vivió en la ciudad con el primer ascenso a Primera División fue algo único. Huesca y la provincia hicieron historia. Lo viví desde la distancia, me daba cierta morriña y por otra parte un poco de envidia, que estuvieran celebrando algo tan importante para la SD Huesca, sentir lo que estaban sintiendo allá arriba los futbolistas y que luego, cuando te ha tocado a tí hacerlo, no poder disfrutarlo.

Vuelves en un momento complicado, con la operación Oikos recién estallada. ¿Te mantuviste firme en la idea de volver, no pensaste en echar para atrás?

—No, no. Yo tenía claro que al salir del Athletic, si quería seguir jugando, iba a ser en la SD Huesca y si no, no iba a jugar más y lo dejaba. No me influyó para nada. Sí que fue un verano complicado. A Benasque subimos siete jugadores del primer equipo y diez o doce días después bajamos siete jugadores del primer equipo, quedaban once días para empezar la liga y teníamos una plantilla muy corta y todos los que habíamos venido aquí queríamos tener una plantilla competitiva para estar arriba. Cada vez que se acercaba el inicio de liga y la manera de trabajar un entrenador, cuanto antes tenga una plantilla antes empiezas a funcionar. Aquel año tiene un valor importante después de lo convulso que fue el verano y del poco tiempo que tuvo el cuerpo técnico para trabajar con todos los jugadores en pretemporada.

No eres de estar muy pendiente de los medios o de las redes sociales pero sí estás en la calle y hablas mucho con los aficionados. ¿Qué comentarios te hacen llegar, qué percibes de la afición?

—Creo que hay dos aficiones, por decir algo. La nueva afición, por llamarla de alguna manera, que es esa que se ha hecho al Huesca estos últimos ocho o diez años, que siempre ha visto al Huesca en Segunda y en Primera, peleando por estar en los puestos de arriba. Es una generación que vale mucho para el futuro del club porque se han hecho muchos nuevos aficionados que antes eran del Madrid, del Barça, del Zaragoza y del Huesca. Y ahora son del Huesca y eso vale mucho. Y la otra afición, que es de toda la vida del Huesca. La nueva afición te exige lo que han visto, que es lo más normal. Y la afición de antes, simplemente disfruta del momento de la SD Huesca porque no lo ha visto nunca. Estaría bien encontrar un punto intermedio. Por la calle la gente normalmente te dice cosas positivas, siempre te anima, te muestra el cariño, ese aliento… Por redes y demás, ya es otro mundo.

¿Entre todos puede hacer falta resetear y buscar ese punto de equilibrio y pensar quiénes somos, dónde estamos y de dónde venimos?

—Sí, es una de las claves del Huesca, saber que somos un equipo humilde, que no somos más que nadie pero que tampoco somos menos que nadie. Yo siempre digo lo mismo, ser humilde o saber tus posibilidades no está reñido con ser ambicioso. Tú puedes estar en Segunda División sabiendo que no es nada fácil la categoría pero con la ambición de intentar estar lo más arriba posible. Yo creo que este año nos ha pesado mucho el “hay que estar arriba, hay que estar arriba” y ha habido momentos que la gente nos pedía eso cuando quizá no dábamos para eso. Encontrar ese punto intermedio, saber lo difícil que es estar en Segunda División, y más en Primera, que vemos que hay equipos que bajan a Segunda y que están veinte o treinta años sin volver a pisar la Primera División y pasando por Segunda B o Tercera. Tenemos el caso del Oviedo, del Sporting, del mismo Zaragoza… Que no es fácil y tenemos que saber lo que somos, que somos una provincia pequeña, que queremos mucho al Huesca, un club familiar, que está intentando profesionalizarse lo más rápido posible intentando hacer las cosas bien y tenemos que saber lo que somos.

En la entrega de premios de la peña Fenómenos comentaste que el Huesca no pierda su ADN familiar y su crecimiento. Incluso, al ver a Lasaosa en la sala, le deseaste que volviera pronto, que el Huesca le necesita.

—Cuando tú firmas por el Huesca, todos los compañeros llamamos a alguien que ha estado aquí y preguntabas qué tal. Y siempre te decían que es un club familiar, que te ayudan en todo y que vas a estar super a gusto. Lo que tenemos que intentar, bajo mi punto de vista, es no perder eso, que el club siga siendo esa familia, que vayamos todos a una, futbolistas, club, trabajadores, aficionados, y a la vez vayamos profesionalizando el club sin perder eso. Esa es la clave para crecer. Yo a Agustín le tengo mucho cariño, me ha ayudado mucho, he dicho muchas veces que para mí es como un padre futbolístico y simplemente dije que si todo se soluciona para bien ojalá pueda volver a la SD Huesca porque es una figura que no hay. Pero probablemente en el Huesca y en muy pocos clubes. Es una figura que tiene un gran carisma, que quiere mucho a la SD Huesca y que al club le vendría bien que estuviera, siempre y cuando se solucione todo para bien.