SD Huesca

FÚTBOL / SEGUNDA DIVISIÓN

Ambiente, alegrías y tristezas en un derbi que tuvo de todo

La jornada estuvo presidida por la fiesta y el buen rollo entre las aficiones, aunque sobraron algunos cánticos ofensivos en las gradas del Alcoraz

Mosaico y bufandas en alto para recibir a los jugadores.
Mosaico y bufandas en alto para recibir a los jugadores.
Pablo Segura

El derbi aragonés, pese a que algunos sigan empecinados en decir que este partido es otra cosa, allá ellos, ha sido lo que se esperaba en cuanto a ambiente. Ya desde la mañana se respiraba esa atmósfera de fútbol por toda la ciudad, con aficionados de uno y otro bando viviendo la fiesta, e incluso compartiendo mesa, porque la cercanía y los lazos son muchos entre las dos ciudades y las dos aficiones.

En los aledaños de El Alcoraz, con disco móvil a tope, la fiesta siguió a buen ritmo, y sin incidentes, más allá de que la Policía Nacional tuviera que intervenir para requisar alcohol a algunos “exaltados” aficionados blanquillos.

Y en el campo, las dos aficiones fueron tomando posiciones. Y ahí llegó un detalle feo que no hay que dejar pasar. Cuando salió a calentar el Huesca, la afición, o al menos parte de ella, del Zaragoza le dedicó un “Pulido muérete, Pulido muérete” que el defensa respondió saludando con la mano con ironía. Está claro que el capi no es santo de la devoción de la hinchada blanquilla, pero de ahí a desearle la muerte, va mucho trecho.

Los maños no se cortaron y también le dedicaron cánticos a Huesca y al Huesca, para indignación general. Por el Huesca, salvo algún cántico, con algo más de gracia eso sí, dedicado a Eugeni, un ex azulgrana, se fue mucho más educado. Cosas que pasan.

Pero yendo a lo bueno, que hubo mucho, el momento de entrada al campo, con el mosaico de general con la bandera de Aragón, las bufandas en alto y la música en los altavoces, fue de los que ponen los pelos de punta. Muy emotivo.

Y durante el partido, se animó bastante más que en otros partidos, lo que se agradece porque muchas semanas, salvo la excepción de los Alcorazados, durante el partido se puede escuchar el vuelo de los pájaros.

La grada sabía que era un día grande y empujó, cuando peor lo pasaba el Huesca, con uno menos y el gol en contra de Bebé, celebró como merecía el tanto de Obeng y luego fue un jugador más en la segunda parte en busca de ese segundo tanto para el que no hubo mucha fortuna.

Con algún pequeño 'pero', un gran día, con las aficiones animando y dando calor, que es lo que toca. Será o no será derbi, pero es un partido especial, de los que gustan, y mucho.