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José Luis Ibor: "No se me ocurrió ser danzante y mis hijos me lo han echado en cara"

Este oscense jugó al fútbol en el Juvenil del Huesca y en el Lamusa y entrenó dos años al Simeón de balonmano, y dirige desde hace 28 años la Escuela Municipal de Folklore y Música

José Luis Ibor: "No se me ocurrió ser danzante y mis hijos me lo han echado en cara"
José Luis Ibor: "No se me ocurrió ser danzante y mis hijos me lo han echado en cara"
V.L.

HUESCA.- José Luis Ibor puede fardar de ser un oscense hasta la médula, que nació en la misma Porteta, en "Casa Loreto", algo que muy pocos pueden decir. Fue el 20 de noviembre de 1938. Estudió en San Viator, hizo Magisterio y como maestro nacional "con oposición" ejerció en El Grado, "cuando comenzaron a hacer la presa". "Los sueldos -explica-, en aquellos años eran los que eran" y no se lo pensó cuando "me ofreció el colegio San Viator bajar a Huesca; pedí la excedencia, estaba en Huesca con mi madre y encima el sueldo se triplicaba prácticamente".

Estuvo 19 años en este colegio "dando clases, al principio, de Educación Física y después, de Matemáticas", hasta que le surgió la oferta de una entidad bancaria, "y tras consultar con la familia, me pasé a ese banco, donde me jubilé".

Tiene Ibor una variada relación con el deporte: "en San Viator jugué al fútbol, luego pasé al Juvenil del Huesca y terminé en el Lamusa. Me saqué el título de entrenador de balonmano y entrené dos años seguidos al Simeón". Esta es su vida deportiva.

Más años tiene su relación con el folclore. "Mi bisabuelo, podríamos decir, Paraíso, fue mayoral de los Danzantes y en casa de mi abuelo Rafael, casado con Teresa Paraíso Torres, estaba el traje de repatán y a mí nunca se me ocurrió ser danzante, lo que mis hijos me han echado en cara, porque a uno, a Lorenzo, le hubiera gustado". Con 16 años "me apunté a Coros y Danzas, cuando se daba en el Hogar del Productor, y aprendí a bailar la jota de Antillón con las hermanas Lizaún, y con Fina Montull". Además, cantaba en el Coro de San Viator y las clases de guitarra con Jesús Montull, le llevaron a cantar jotas. De esta etapa recuerda con especial cariño cuando "con Maito Lera, que tocaba la guitarra, y con Pepe Lera hacíamos la ronda a las mairalesas de la peña Los Que Faltaban, de la que fui socio fundador en 1959".

¿Cómo llegó a dirigir la Escuela Municipal de Folklore y Música? "En 1987, no estaba yo en Huesca y al volver de vacaciones mi suegra me dijo "me parece que has salido concejal", y le dije "imposible, no iba en ninguna lista". Y sí, me pusieron en la lista del PAR, partido al que era afiliado, y formé parte del grupo del PAR con Luis Acín, Paco Gabriel, Atarés y yo". Y estando en el Ayuntamiento, "a propuesta de José María Escriche me nombraron concejal delegado de la escuela y de la banda de música y después también síndico, para llevar la bandera y todas esas cosas". En el 91, sustituyó a Pedro Lafuente, que había dirigido la escuela desde su fundación el 27 de febrero de 1972. "Pedro ya estaba un poco pachucho y me hice cargo de la escuela al mismo tiempo que era concejal".

Con los años, se jubilaron profesores como Santos Pueyo y Camila Gracia, en un ínterin se siguió contando con Carlos Vidal y Ángeles Montori, y siguieron Pepe Rodrigo, Enrique de Osso, "y pusimos a Jesús Susín y empezamos a buscar otros profesores para darle otro aire a la escuela. Guillermo, un profesor de Educación Física de Sena, nos ofreció hacer gaita aragonesa y nos apuntamos porque hay que mirar el folclore altoaragonés, y la gaita y la dulzaina son instrumentos nuestros. Montamos el taller de fabricación de dulzaina y gaita, que tuvo mucha aceptación por parte de alumnos de Magisterio porque esto les servía para dar clases musicales y de gimnasia con los alumnos pequeños". "Llegaron después Roberto Ciria, Jairo Périz, y con Antolín Santolaria empezamos a dar iniciación a clases de violín. Llegó también Almarza desde Zaragoza y fuimos renovando el profesorado y la oferta, y tuvo mucha aceptación y los cinco últimos años hemos pasado de 300 alumnos".

No obstante, durante años, la sede de la escuela estuvo en el sótano del Casino, "lo que nos impidió tener mucho alumnado porque estábamos muy apretujados". Pero desde hace dos años ocupan nuevas instalaciones en la antigua Audiencia Provincial de Huesca, "y podemos ir a más porque hay más espacio y hasta se puede levantar la persiana".

Ibor cree que "la jota viene de los árabes, que ya tenían dances muy parecidos", y afirma que "a mí me ha gustado siempre la jota clásica, me gusta que se respete lo altoaragonés y que se enseñen cosas altoaragonesas. En la escuela, los profesores saben que pueden hacer cambios, pero siempre respetando lo auténtico, porque es lo que tenemos que conservar. No solo es jota el folclore altoaragonés, que tenemos valses muy bonitos, y hay palotiaus...".

Está orgulloso de que en la escuela haya alumnos "desde los 5 años hasta jubilados", y sonríe cuando comenta que "hay un grupo de señoras mayores que me han dicho: "venimos una hora y nos sienta mejor esto que una hora de pilates"".

Volviendo a la política, "recuerdo con cariño los 8 años de concejal porque éramos amigos, no políticos. A veces, cosas que en la sala de comisiones no se arreglaban, salíamos un poco, nos íbamos "al Coreano" o a la Plancha, y con dos cervezas y dos sardinas se arreglaban las cosas. Ahora parece que juegan todos a 'no me quites la silla'".

De Huesca, dice: "hay demasiados coches, pero ha cambiado para bien, es una ciudad agradable". Eso sí, cree que "hay que poner en valor más cosas, que tenemos muchas más para enseñar que las que realmente mostramos al visitante".

Y para terminar, "me molesta mucho que no se acabe lo que está empezado porque cambia el gobierno municipal. Hay que pensar a largo plazo, no ir día a día".