Huesca

DEMOGRAFÍA DEL ALTO ARAGÓN

La provincia suma 25 años con más muertes que nacimientos

Desde 1983 no hay crecimiento vegetativo, lo que se ha compensado parcialmente gracias a la inmigración

La provincia suma 25 años con más muertes que nacimientos
La provincia suma 25 años con más muertes que nacimientos
P.

HUESCA.- La provincia altoaragonesa encadena un cuarto de siglo con más fallecimientos que nacimientos. Desde 1983 a 2018, el saldo vegetativo, nacimientos menos muertes, ha sido negativo en el Alto Aragón. En lo que llevamos de siglo, cada año se ha perdido un mínimo de 333 habitantes por esta causa (en 2008, en los primeros golpes de la crisis) y un máximo de 927 el año pasado.

Las previsiones del Instituto Nacional de Estadística no son nada halagüeñas, ya que en la primera mitad de este año el saldo vegetativo ha sido negativo, con 505 nacimientos menos que defunciones. En caso de mantenerse esta tendencia, 2019 cerraría con una pérdida de 1.010 habitantes por causas vegetativas, la mayor caída desde 1941, primer año con datos detallados.

Desde que Huesca provincia se metió en saldo vegetativo negativo, este indicador no ha diferenciado entre épocas de crecimiento económico o de crisis. De hecho, el peor resultado es de 1999, cuando las muertes superaron en 982 a los nacimientos. Le siguen el año pasado (-927) y 1996 (-909). Otros siete años tienen saldos negativos superiores a 800. De esos siete ejercicios, tres son los que van de 2015 a 2017.

A modo de comparativa, España no sufrió pérdida de población por el saldo vegetativo hasta el 2015. Desde entonces a 2018, los resultados han sido negativos, aunque por la mínima en 2016 (28 fallecimientos más que nacimientos).

La diferencia con España es que en el conjunto del país el saldo vegetativo para el primer trimestre de este año está siendo muy positivo, con 61.060 nacidos más que fallecidos.

LA TASA VEGETATIVA DE 2018, LA PEOR DESDE 2003

Por otra parte, la tasa vegetativa -variación de la población por esta causa en tanto por mil- ha tenido el año pasado sus peores datos desde 2003, con una pérdida de 4,20 personas cada millar de habitantes en 2018. Los tres años previos (2015 a 2017) también dejaron tasas negativas muy cercanas al 4, pero los peores datos en este ámbito se encuentran en los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI. Entre 1996 y 2003, solo los años 2000 y 2001 tuvieron caídas inferiores a 4 habitantes menos al año por cada mil.

Los malos resultados en el plano vegetativo, no obstante, no han tenido reflejo siempre en la variación de población debido a la inmigración. Aunque el movimiento natural de población (nacimientos menos defunciones) lleva siendo negativo desde 1983, la provincia ganó población entre los años 2001 y 2009 gracias a la inmigración.

El año con mejores datos fue el 2007, en el que la población tuvo una tasa de crecimiento de 19,45 personas cada mil habitantes. Apartir de 2002 y hasta 2008, esta tasa arrojó subidas superiores a las 10 personas cada mil habitantes.

El saldo migratorio de la provincia cada mil habitantes -con datos solo para los años 2008 a 2010- ha sido positivo en seis de los once años de la serie, tres de ellos son las tres últimas anualidades. El 2018, de hecho, recoge el saldo más positivo, de 4,60 habitantes ganados por la inmigración cada millar de personas.

Con la caída de la inmigración a causa de la crisis, la tasa de crecimiento poblacional del Alto Aragón pronto volvió al negativo, en 2010, solo recuperado el año pasado y por la mínima, con 0,58 habitantes más cada mil altoaragoneses.

LAS ALTOARAGONESAS DAN A LUZ A SU PRIMER HIJO MÁS TARDE QUE NUNCA

La edad media a la que las altoaragonesas tienen su primer hijo se elevó en 2018 hasta los 31,24 años, la edad más elevada desde 1975. Fue en 2000 cuando este dato superó los 30 años y, aunque volvió a bajar de la treintena en 2002, desde el año 2010 sin excepción la edad media a la que se da a luz por primera vez rebasa los 30 años.

El dato del año pasado se encuentra ligeramente por encima de la media nacional, que está en los 31,02 años. Los indicadores de la provincia y España llegaron a tener una diferencia de un año más de edad de las madres altoaragonesas respecto a las españolas, pero se han ido acercando las últimas décadas. Eso sí, no porque la edad media de las madres haya bajado en el Alto Aragón, sino porque ha crecido más en España.

Por otra parte, la tasa bruta de natalidad, los nacidos cada mil habitantes, encadenó su tercer año consecutivo a la baja y con un indicador de 7,54, se quedó casi medio punto por debajo de la media nacional, de 7,94 nacimientos cada mil habitantes.

Esta tasa se mantuvo por encima del 10 hasta 1983, año en el que cayó a 9,82 nacimientos cada mil habitantes. Desde entonces, la provincia nunca ha vuelto a los dos dígitos y la evolución a la baja, solo rota en los años previos a la crisis, marcó el año pasado su cuarto peor registro de 1975, solo por detrás de 1993 (el mínimo, con 7,17), 1997 y 1998.

Los indicadores demográficos del INE sí dejan un dato positivo y es el de la tasa global de fecundidad, es decir, el de los nacidos por cada mil mujeres. Este índice, de 37,35 el año pasado, estuvo por encima de la media española (de 35,42). De hecho, en las últimas seis anualidades, la tasa de la provincia ha superado la media nacional en cuatro ocasiones. En los 38 años anteriores (de 1975 a 2012), el indicador provincial siempre había estado por debajo del estatal, incluso con diferencias de 20 puntos al inicio de la serie.

Pese a que la evolución en los últimos años no ha sido mala, cabe destacar que desde 1977, con el máximo de 59,02 nacidos cada mil mujeres, hasta el año pasado la tasa se ha desplomado en casi 22 puntos, aunque para encontrar el mínimo hay que remontarse hasta 1993, con 32 nacimientos cada millar de altoaragonesas.

Otro campo relativo a la natalidad es el de los nacidos por cada mil defunciones, que desde 1983 arroja datos negativos, es decir con menos de mil nacimientos por cada mil fallecimientos.

El año pasado, con 641 nacidos por cada millar de decesos, fue el cuarto peor desde 1975. Al igual que otros datos demográficos, éste no distingue entre épocas de bonanza y de crisis, y las tres peores anualidades se concentraron en los últimos años del siglo XX: 1999 (618), 1998 (636) y 1996 (638).