Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

Nacho de Blas: "Lo previsible es que en dos años no nos tengamos que acordar del coronavirus"

El epidemiólogo veterinario alerta que "de la cuarta ola no nos salva nadie", pero plantea que a partir de finales de febrero bajará la curva de hospitalizados gracias a la campaña de vacunación contra la covid-19

Nacho de Blas: "Lo previsible es que en dos años no nos tengamos que acordar del coronavirus"
Nacho de Blas: "Lo previsible es que en dos años no nos tengamos que acordar del coronavirus"
S.E.

HUESCA.- Según el epidemiólogo Nacho de Blas, profesor titular del Departamento de Patología Animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, Aragón solo se salvaría de la cuarta ola si tuviese lugar "un milagro navideño". Precisamente, los comportamientos irresponsables de algunos ciudadanos durante las pasadas fiestas, en su opinión, son los causantes del actual aumento de datos de contagios. La provincia de Huesca sumó este sábado 105 nuevos casos detectados en 24 horas y la comunidad 683, con un total de 7 muertes por esta causa. Pese a todo, Nacho de Blas advierte que "tenemos las herramientas para vencer al virus" y destaca que el equilibrio entre contagios e inmunizados permitirá que en dos años nos podamos olvidar de la covid.

El próximo avance, más a corto plazo, tendrá lugar a finales de febrero, cuando se espera que gracias a la primera fase de la campaña de vacunación, centrada en los residentes, baje la curva de hospitalizados.

¿Qué ha pasado esta Navidad Los datos no paran de subir, ¿tan mal se han comportado los oscenses y, en general, los aragoneses?

-Estamos mejor que algunos, pero a estas alturas alcanzar esas cifras de contagios diarios en Aragón es una locura.

En Navidad ha pasado lo que esperábamos, que la gente se ha reunido dentro de los límites que marcaban los gobiernos, pero no sé si las autoridades se han dado cuenta de que los ciudadanos no se iban a juntar siempre con los mismos. Algunas personas han estado Nochebuena con unos, Navidad con otros y Nochevieja igual. Si sumas todo esto cada individuo puede haber estado con 15 o 20 personas. De hecho los rastreadores están informando de que cada vez que se notifica un caso puede haber 35 personas de contactos estrechos.

Ahora vienen las consecuencias de todo esto...

-Claro, hemos respetado las indicaciones del Gobierno, pero igual tendría que haber dicho "no se junten", pero como había que salvar la Navidad pues así ha pasado. De la cuarta ola no nos salva nadie, salvo que se produzca un último milagro navideño. La evolución que hemos tenido es muy mala y más o menos están subiendo todos los indicadores de forma rápida.

¿Qué piensa del ritmo que lleva la campaña de vacunación?

-El problema es que en Aragón hay 123 centros de salud que hay que coordinar para llevar a cabo la vacunación. Tenemos el problema de la distribución con las vacunas de Pfizer, que deben estar almacenadas a -80 grados, por lo que todas se concentran en el Hospital Clínico. Quieras que no, el número de pasos hasta que llega la vacuna al equipo que la debe inocular pues tarda. Sí que vamos un poco retrasados, .

¿Qué se podría hacer para acelerar este proceso? ¿Es usted partidario de que vacunen los veterinarios?

-Por echar una mano pueden vacunar veterinarios, el Ejército, cualquiera. Creo que no estamos ante tanta urgencia como para que los veterinarios tengan que entrar a vacunar como si esto fuera la guerra. Además, los veterinarios somos muy brutos y vacunamos con pistola. Entre dos, con otro compañero, yo he podido vacunar a 5.000 cerdos en una hora y media. No creo que sea necesario, ni tan urgente ni tan preocupante. Si hiciese falta hay, por ejemplo, farmacéuticos y personal sanitario capacitado para ello.

Si echamos cuentas, nos tocan 11.700 vacunas cada semana en Aragón. Si se vacuna cinco días cada semana son 2.340 vacunas diarias entre los diferentes centros de salud, que creo que es perfectamente asumible. Aquí el problema es la distribución, que la puede hacer el Ejército, que podría transportar las dosis. Es cierto que la segunda fase de vacunación será peor porque habrá que citar a los ciudadanos en los centros de salud, y eso requerirá de una muy buena organización y de una logística puntual y precisa. Pero, de momento, no creo que sea necesario que los veterinarios nos pongamos a vacunar.

¿Piensa que Aragón tiene que ponerse las pilas en este sentido?

-Sí, entiendo que ha habido un periodo de vacaciones y que en la comunidad aragonesa tenemos muy dispersa la población. Eso hace que la distribución de las vacunas sea compleja. Si los centros de salud no están preparados para almacenar las dosis, teniendo en cuenta que ha habido tantos festivos, es normal que no se haya arriesgado. Habrá que ver si ahora se recupera el ritmo. Sí que es cierto que queda un poquitín feo vacunar un domingo para salir en la prensa y luego cogerse vacaciones.

¿Y cuándo considera que tendremos un escenario más o menos normal?

-Está previsto que sobre el 7 o el 10 de febrero todas las comunidades hayan inoculado ya la segunda dosis a los mayores de las residencias y entonces veremos si disminuye el número de hospitalizados en la categoría de edad de mayores de 75 años. Y en el momento en el que se vacune al segundo grupo, que incluye a los mayores de 85 años que no están institucionalizados, es decir, en residencias, deberíamos notar un descenso importante de ingresos y de fallecidos.

A finales de febrero, si todo sigue como hasta ahora, en principio se empezaría a ver que la curva de hospitalizados empezaría a divorciarse de la de nuevos casos.

Si conseguimos proteger a los colectivos que más riesgo tienen y que pueden saturar el sistema sanitario es un avance tremendo.

¿Qué suponen las nuevas variantes del virus?

-Esto es un problema que puede meter nuevas variables en la ecuación. Si todo sigue como hasta ahora, la situación puede ser más o menos favorable a finales de febrero, donde se debería notar esa reducción del número de hospitalizados. Pero si llegan a Aragón las nuevas cepas que ya circulan por España esto puede cambiar. Parece ser que la variante británica es más contagiosa, se transmite con más facilidad, a lo que achacan las elevadas curvas de contagios de Reino Unido e Irlanda.

En Sudáfrica hay otra similar, pero tiene una mutación adicional que hace que se transmita más porque parece ser que se multiplica más activamente en las mucosas nasales, desde donde el virus se transmite al exterior. Además, también en Sudáfrica, hay otra mutación que parece ser que evade la acción de la vacuna porque se salta los anticuerpos neutralizantes, lo que se conoce como mutantes de escape, y esto ya es más preocupante. Otro problema que pude haber con las mutaciones es que interfieran en el resultado de las pruebas diagnósticas y se obtenga un falso negativo.

Todo esto no suena nada bien...

-Ya, pero no hay que asustarse. Vamos por buen camino pero puede haber baches que hay que intentar evitar. También puede suceder que haya una variante que baje la patogenicidad, esto es lo ideal porque sería como una especie de vacuna natural, y esto podría ocurrir en cualquier momento. Además, es cierto que el virus va mutando para intentar esquivar la respuesta inmune pero a la vez, como es un proceso lento, a las personas les da tiempo de ir adaptando los anticuerpos y creando variantes de ellos para ir controlándolo. Esto es lo que pasa por ejemplo con la gripe y este equilibrio es lo que sucederá seguramente con el coronavirus. Además, la vacuna nos va a ayudar a alcanzar esta meta.

¿Cuándo cree que podremos lograr ese equilibrio entre virus y anticuerpos?

-Lo previsible es que en dos años, calculo, no nos tengamos que acordar ya del coronavirus. Lo más probable es que por mucho que haya mutaciones, que no sean muy drásticas para que siempre se conserve algo de inmunidad, nos iremos reinfectando continuamente hasta que seamos resistentes a la covid. Y si surgen cepas muy agresivas se van a autoextinguir, es decir, no tienen ninguna ventaja evolutiva.

En este punto hay que tener en cuenta que todos no somos igual de susceptibles al virus. Hay personas a las que les afecta nada o menos, bien por cuestiones genéticas o por otras que desconocemos.

Además de la genética, por ejemplo, los hombres tienen mayor posibilidad de enfermar que las mujeres, aunque haya más infectadas. Eso es porque ellas están más expuestas ya que el 70 % del personal sanitario es mujer o porque hay más población femenina mayor de 75 años.

¿Cree que en Aragón habría que aplicar medidas más restrictivas?

-La incidencia acumulada cada siete días está en torno a 200 casos por 100.000 habitantes en la comunidad. No es que sea un valor extremo, de hecho en algunas zonas hemos llegado a más. Pero sí que se podría empezar a tomar alguna medida extra. Lo que no entiendo, por ejemplo, es que se siga mantenido abierto el interior de la hostelería, (que conste que siento mucho la situación del sector), y que la medida sea que en lugar de sentarse seis por mesa lo hagan cuatro personas. Lo ideal sería permitir que estos locales sigan abiertos con un sistema de ventilación adecuado. Lo que se demuestra cada vez más es la transmisión por aerosoles. El virus se mantiene suspendido en el aire durante horas y puede alcanzar distancias de 10 ó 15 metros. Ahí la única solución es ventilar. Si le dieran la opción a la hostelería de tener sistemas de ventilación adecuados, con filtros Hepa y medidores de CO2, eso sería mucho más adecuado.

Creo que en estos últimos meses se podría haber invertido en este sentido, y podrían abrir muchos comercios, gimnasios y hosteleros con mayores aforos. Siempre lo cargan contra los mismos, y si les cierras el negocio, pues finánciales.

Finalmente, ¿puede lanzar un mensaje a los aragoneses? En positivo, si puede ser, que nos hace falta...

-Tenemos las herramientas para poder salir de esta situación, tanto las pruebas diagnósticas como las primeras vacunas, y ya conocemos muchas cosas de este virus que hace un años era un total desconocido. Ya hemos ganado en conocimientos y en herramientas para poder controlarlo, ahora tenemos que poner todo lo que podamos de nuestra parte para que con todo esto lo podamos vencer. No hay que bajar la guardia, la batalla no ha terminado, pero cada vez tenemos mejores armas contra la covid.