Huesca

DOMINGO/ OJO AVIZOR

Risoterapia para los sanitarios de la UCI, el humor que contagia la vida

Dos talleres en Fibersalud para profesionales de San Jorge con Macarena Santa-María Megía ofrecieron un espacio de relajación y la medicina de la risa

Sonrisas naturales, risas de papel, el taller fue un alivio muy edificante. Macarena a la izquierda del todo y Javier Viñuales en lo más alto del grupo.
Sonrisas naturales, risas de papel, el taller fue un alivio muy edificante. Macarena a la izquierda del todo y Javier Viñuales en lo más alto del grupo.
Fibersalud

Todo comenzó con una contractura. Y terminó con un taller de risoterapia. Algo así como una película con final feliz, un pequeño drama que concluye en comedia para protagonistas de un argumento interminable, de más de un año: personal del servicio de la UCI del Hospital San Jorge.

Macarena Santa-María Megía vive en Riglos, hasta donde llegó de una tierra de vinos, Valdepeñas. La manchega es una enamorada de la montaña y su pareja es oscense. Psicóloga y payasa de hospital y residencias de mayores (eso sí que es un Doble Grado), disfruta a los pies de los Mallos de una nueva etapa. Previamente, en Valdepeñas había trabajado como terapeuta de familia y parejas en un gabinete de Psicología y había desarrollado acompañamiento terapéutico en un equipo de una asociación de payasos de Madrid, además de ejercer de gerente en la Asociación Payasosalud. “Me encantaría abrir algo así aquí”. En Pinto, laboró para una asociación de personas afectadas por Fibromialgia, un grupo de mujeres a las que impartía un taller de expresión emocional que se denominaba “Cocinando Emociones”, con técnicas como risoterapia, actividades artísticas (danza, plástica, teatrales), basándose en juego y humor.

La contractura “tremendísima” en el cuello le puso en manos de Javier Viñuales, el responsable de Fibersalud. Interlocutores de fluida conversación, Macarena le explicó su trabajo y su voluntad de abrirse caminos. “Y le dije que me gustaría regalarle un taller de risoterapia a la tía de mi pareja, que es enfermera en el Hospital San Jorge y a sus compañeras. Y él me dijo: y al personal de la UCI, yo te contrato”. De esa iniciativa, le ha surgido otra para el Colectivo de Mujeres Feministas de Huesca, tras hacer uno en Ayerbe para el 8M. “Y con Javier he quedado en promover talleres desde su clínica”. De los dos que se organizaron, al primero acudieron 10 y al segundo 8 profesionales.

Aluvión de carcajadas

El taller se inicia con ejercicios de calentamiento, como sucede con otras actividades. “Hay que adecuar el cuerpo para reírse. Mediante movimientos, se desbloquea el cuerpo y se liberan tensiones, con el objetivo de relajar la musculatura para adecuarla a la risa”.

La segunda es la fase dinámica: juegos para desinhibirse y crear complicidad entre los participantes. “También es verdad que cuando un grupo se conoce es más fácil. En este caso fue genial, se notaba una predisposición, una necesidad de soltar, de divertirse y de reír. Como si abrieras una caja y salieran un montón de carcajadas y de risitas”. Con música, Macarena les proponía moverse y bailar con las distancias propias de esta situación de pandemia. “Bailar moviendo sólo los dedos índices, o los ojos, o los pies. Otro ejercicio es moverse como si fuera un taladro de obra o una centrifugadora. Es un viaje del interior al exterior, poco a poco conectando con el resto. El siguiente ejercicio es el del espejo humano: uno enfrente de otro, por parejas. Un miembro se mueve y el otro imita. Al final, es jugar, como los niños. Poco a poco, se va involucrando todo el grupo. Acabamos pasándonos un objeto imaginario que va en aumento: un miembro del círculo pasa una piedra muy pequeñita y se la lanza al de al lado, crece y al final es enorme. Se trabaja así la imaginación, la desinhibición, la creatividad, el movimiento del cuerpo, las sensaciones de dudas...”.

La siguiente fase es la de desarrollo, con actividades y juegos en su máxima dimensión, para que la risa brote de la manera más fluida posible. “Explico que, al reírnos de manera forzada, en el cuerpo se obtienen los mismos beneficios que cuando es espontánea. Exploramos aquí la risa. Les propongo que se sienten, que pongan la mano sobre la tripa... He tenido que adaptar todo el taller a la situación actual. Jugamos a reírnos de distintas maneras: arrancamos el motor y nos reímos con las vocales como la a o las consonantes como la j; o como si te rieras en una biblioteca o debajo del agua, que provoca distorsión porque dicen que debajo del agua se ahogan”. Mientras lo explica, Macarena se carcajea y el periodista se desternilla inevitablemente.

La última parte es la de recuperación. “Hacemos una relajación o visualización guiada. En este caso, se llama la sonrisa interior y no voy a desvelarla más, jajaja. La moraleja es dedicarse una sonrisa interior a una misma, que permite liberar las tensiones acumuladas, ir para dentro, cuidarse y dedicarse cariño y sonrisas internas. Esa es la parte final, la relajación, baja el ritmo y se hace un cierre conjunto. Puede ser un círculo de aplausos... En época de no pandemia puede ser un pasillo con aplausos. Aquí en el círculo, se dice que “soy la reina de este sarao y os invito a que nos movamos así”. Todos repiten y le imitan”.

El colofón fue de celebración y agradecimiento a los sanitarios. “Están haciendo una gran labor. Es admirable. Los mayores sueldos no tendrían que ser para los futbolistas y los políticos, sino para los sanitarios y los maestros. El agradecimiento es infinito”. Javier Viñuales programó un aperitivo final. “Ahí algunas de las enfermeras me dijeron que algunos de los ejercicios los podían implementar en los descansos, en cambios de turno. Una herramienta para cinco minutos de destensar y soltar. Yo les dije que genial y que, si tenía algunos consejos, se los ofreceré”. Macarena Santa-María Megía, de hecho, prevé ofrecer al Colegio de Enfermería algún taller para crear esos instrumentos frente al estrés general y de esta época exigente.

“Medicamento universal”

Macarena Santa-María define la risa como el “medicamento universal sin efectos secundarios”. Bueno, algunos: “Facilita la comunicación, la expresión emocional, la complicidad, la empatía. Favorece decir lo que opinas de manera respetuosa”.

Es una llave para abrir las mentes “tóxicas, cenizas”. Lo ha experimentado más en su faceta de payasa de hospital o residencia. “A veces siguen obcecados con que la vida es nefasta, que no tienen amigos... Es complejo pero se puede sacar desde ahí para ampliar la mirada. Sobre todo, la escucha. En los grupos de risoterapia a veces te encuentras con gente más tímida, pero en general tienen más predisposición porque de hecho se apuntan. Cuando alguien es más reservado, les observo. Hay que leer el grupo y ver sus necesidades, y notas que se van abriendo poco a poco. Yo tampoco iría si se va a saco desde el principio”. “No se pide desnudarse desde el principio, no vaya a ser que cojan frío, jajaja. Entran poco a poco en el juego. En no pandemia es mucho más fácil, porque empiezas en círculo pero en la fase dinámica te vas desplazando en el espacio y poco a poco estás en tu viaje, tu movimiento contigo mismo va mostrándote a los demás. Es todo muy respetuoso”.

El humor nos hará libres

Asegura Macarena que “ahora hace falta más que nunca reírse, y sobre todo cuando vas cumpliendo años. Un niño ríe 300 o 400 veces al día, pero un adulto quizás 20. El reír te pone en “mute” tu mente: gente que me dice que en hora y media me he olvidado de fumar, o de la enfermedad que tiene un familiar”. “La risa es salud y te alegra la vida, te mejora la calidad de vida, te ofrece bienestar emocional, corporal y mental”. Carcajada de Macarena cuando le digo que el humor nos hará libres.

A Macarena le gusta tanto “hacer la risa” que ya se plantea el proyecto para crear una asociación de payasos de hospital en Huesca, que “es una actividad remunerada, por supuesto”. Ella se formó, además de en psicología, como “clown”. “Me ha aportado muchísimo, yo era muy tímida, muy introvertida. Me ha ayudado a conectar con mis emociones, expresarlas, reconocer mis limitaciones. Yo no interpreto, sino que saco otra parte de mí. Me permito saltarme las barreras que nos ponemos como adultos. Me da mogollón de libertad”.

No lo ha “bajado a tierra”, pero se llamará algo así como “filosofía payasa para la vida diaria. Cómo las herramientas del clown te pueden ayudar en tu día a día”.

Vive con su humor, que es “naif e intuitivo”, inteligente, juega con el lenguaje (“me has llegado a la carótida o fémur, ¿qué me cuentas?”). Todo depende del beneficiario de la terapia. Conectar con la mirada. La risa, luego, fluye como el río de Heráclito. Imprevisible.

Los beneficios de la risa

Macarena explica a sus pequeños auditorios que reír tiene beneficios a nivel “mental, corporal y emocional”. Se liberan sustancias bioquímicas como la dopamina (aumenta el estado de ánimo), la serotonina (con efectos calmantes y analgésicos), la adrenalina (nos ayuda a estar despiertos, receptivos y fomenta la creatividad) y las endorfinas, que hacen que se reduzca el cortisol que es la hormona del estrés. “También la risoterapia ayuda a aliviar el insomnio, refuerza el sistema inmune y de hecho cuando estamos alegres tenemos menos resfriados y gripes, porque aumenta nuestro número de anticuerpos en el organismo. Y mejora la respiración porque limpiamos las vías superiores, nos ayuda a hacer la digestión porque agita el hígado y se segregan más jugos gástricos. Y nos ayuda a ver las cosas que nos suceden en la vida desde otras ópticas a las que estamos acostumbrados. Y podemos contemplar otras soluciones a las dificultades de la vida y enfrentarnos con una actitud más abierta. Sirve para todo”