Huesca

HISTORIA

“Si en lugar de oscense, Fidel Pagés hubiera sido norteamericano tendría un nobel y hasta una película”

Este 2021 se cumplen cien años del descubrimiento de la epidural a manos del médico oscense

El médico oscense Fidel Pagés Miravé en su despacho.
El médico oscense Fidel Pagés Miravé en su despacho.
S. E.

Este 2021 se cumplen cien años de la única anestesia que en todo ese tiempo no se ha modificado ni un ápice, la epidural, y que, a pesar de ser tan empleada y conocida por la sociedad, su creador, un oscense, es un completo desconocido, incluso, para muchos de sus propios compañeros sanitarios.

“Si en lugar de oscense hubiera sido norteamericano tendría un nobel y hasta una película” defienden quienes trabajan para poner en valor la figura del médico comandante Fidel Pagés Miravé, un maestro en medicina olvidado que nació en Huesca el 26 de enero de 1886 y se formó en la Universidad de Zaragoza donde recibió su título en medicina y cirugía con honores, de ahí, directamente, se alistó en el cuerpo médico del ejército español.

Fue un revolucionario, adelantado a su tiempo, con un gran afán de superación y vocación por ayudar al prójimo, cuentan sus familiares, actualmente, residentes en Madrid, donde Pagés se había asentado tras salir de su Huesca natal para recorrer el mundo empezando por la Guerra del Rif y continuando por su colaboración como miembro de una comisión internacional para visitar campos de prisioneros en Austria, durante la I Guerra Mundial. Y no solo eso, además de descubrir la epidural, que llamó anestesia metamérica, fue pionero en la creación de los hospitales de campaña en el mismo campo de batalla, al adelantar los equipos quirúrgicos a la primera línea de combate y, por si fuera poco, publicó decenas de artículos sobre cirugía y medicina estética reparadora, entre otras innovaciones y curiosidades.

Pero todo ello, de repente, desapareció cuando un trágico accidente de tráfico acabó con su vida a los 37 años de edad, en 1923, a pesar de un funeral abarrotado de gente en Madrid. Tan sepultado quedó aquello, que unos años después un doctor italiano se erigió como el inventor de la epidural, entonces fue conocida como el método Dogliotti, hasta que tiempo después, en 1932, afortunadamente, el médico argentino Alberto Gutiérrez, que había leído el texto sobre la anestesia metamérica, reivindicó la autoría del oscense.

Pero, parece que es su sino caer en el olvido, la situación política en España en la primera mitad del siglo pasado no ayudó, tampoco la pandemia por la covid-19 que ha pospuesto todo los actos organizados por el centenario de su descubrimiento en la capital oscense por la Asociación Almarara y algunas propuestas municipales.

No son pocos los protectores de su trabajo en la actualidad. Junto a la familias de Pagés, el doctor, también médico militar, Ignacio Velázquez es su principal defensor y su biógrafo porque como él mismo explica a este periódico, tras conocer la vida del médico gracias a una placa “muy bonita, en Melilla que decía: Aquí operó Pages. Sirviendo a la patria enalteció la ciencia, llamó mi atención que nadie me hubiera hablado de este personaje. Así empecé a investigar y me pareció tal injusticia que he dedicado trece años de mi vida a rehacer la historia de Pagés y ponerle en el lugar que le corresponde”, subraya Velázquez.

Y es que “no era un personaje más, era cirujano en Las Ventas, el médico personal de la reina María Cristina y cuando muere era un cirujano incluso con mayor fama que Gómez Ulla” defiende Velázquez, pero su temprana muerte, con tan solo 37 años, y que no se llegase a traducir a otros idiomas su artículo sobre la epidural, pudo ser lo que lo dejó en el olvido cuando “tenía una proyección enorme”, apunta su biógrafo. Destaca, asimismo, que “siendo un niñato criticó a los grandes cirujanos de la época porque asegura que los heridos de vientre, que entonces se dejaban morir en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial, se deben operar cuanto antes, él demostró la efectividad de hacerlo in situ con los datos de la Guerra de Marruecos y hasta hoy en día en las heridas de vientre se interviene inmediatamente”. Así que “todo lo que Pagés implantó se sigue haciendo”. “Parece ser que todos los soldados en el frente le reclamaban incluso Millán- Astray al que operó cuando estaba destinado en Melilla, según relata Francisco Franco en uno de sus escritos durante su paso por la guerra de Marruecos”, indica Velázquez.

Como anestesiólogo experto revela que “es el único tipo de anestesia que no ha prescrito en cien años y es que al leer la publicación de Pagés, de 1921, en la Revista Española de Cirugía estás viendo cómo lo hace, los efectos, detalla todo”, también pone de manifiesto que “era el típico cirujano de principios del siglo XX, inquieto, innovador, reparador, con gran cantidad de artículos asombrosos”. En su corta vida, “participó en cuatro conflictos bélicos, incluida la Gran Guerra, está en 18 destinos distintos, con 6 ciudades diferentes y, en ese tiempo, hace la tesis doctoral y publica catorce artículos, entre ellos el de la anestesia metamérica (hoy conocida como epidural), verdaderamente digno de distinguir, y que habría llegado muy lejos pero murió en un trágico accidente de coche, volviendo a Madrid tras pasar las vacaciones en el País Vasco, cuando ya había pedido la excedencia del ejército porque iba a dedicarse a la medicina privada y lectiva, tal vez para investigar más libremente”, afirma Velázquez.

Según su familia, que reside en Madrid, añade que “era un hombre muy cariñoso, según leemos en las muchas postales que enviaba a su madre en Huesca, ciudad de la que hablaba con afecto” y, dice su bisnieta Almudena De la Mata, que “tenía pasión por ayudar a los demás desde muy niño, precisamente, cuando murió iba conduciendo el coche en el que viajaban su mujer y sus cinco hijos porque le había dicho al chófer que descansara”.

Le gustaría que su bisabuelo ocupase el lugar relevante que le corresponde porque cuenta que “yo he tenido tres hijos, con epidural, afortunadamente, y ninguno de los tres anestesistas conocían a Fidel Pagés”.

Sobre la calle que le recuerda en Huesca, Almudena, indica que le sorprendió que fuera tan pequeña y que no hubiese nada más en toda la ciudad.

Admite que estaban muy emocionados en la familia con la propuesta de la Asociación Almarara con la que Vicente Lachén e Idoia Campo habían propuesto en 2020 un completo programa de actividades en la capital altoaragonesa para dar a conocer la figura de Pagés Miravé en todos los ámbitos hasta llegar a un gran acto en este centenario pero “la pandemia lo ha dejado en stand by” explica Lachén. “De momento, tenemos prevista una exposición muy completa para el mes de septiembre que se inaugurará en Huesca, en el Salón Tanto Monta del Museo Diocesano, y que será itinerante”.

Poco a poco va saliendo a la luz la biografía de este médico oscense gracias al empeño de estas personas, así, entre otros modos, se pudo ver cómo una serie emitida en Antena 3, Tiempos de Guerra, en 2017, se inspiró en la figura del descubridor de la epidural, pero también aparece en el libro ‘Siempre tuvimos héroes’ de Javier Santamarta o en el de Alejandro Belaustegui, ‘Fidel Pagés Miravé y otros sanitarios militares ejemplares’.

Además, actualmente, el doctor Velázquez está escribiendo otro libro sobre Pagés “pero este centrado en su lado más humano, no tan médico científico” que, previsiblemente, verá la luz este 2021.

Ya conseguido que el mundo de la ciencia le coloque en su lugar, ahora es momento de que la sociedad en general, por lo menos sus vecinos de Huesca, adonde siempre se sintió muy vinculado “y adonde venía siempre que podía”, apunta Lachén, lo sitúen en el mapa.

En este sentido, Lachén subraya que el doctor Pagés nació en la calle Padre Huesca número 4, aunque no hay ni una placa que lo recuerde y “y sabemos que continuó vinculado a Huesca, donde venía siempre que podía y, tras morir su padre, cuando tan solo tenía 6 meses de vida, se trasladó al edificio donde hoy está el bar Hervy, pero tampoco hay ningún recordatorio allí”, explica