Huesca

¿QUIÉN SOY?

Noemí Lanaspa: Toda una vida con la bandurria

Actualmente es la presidenta de la Asociación Folclórica de la Estirpe de Aragonia

Noemí Lanaspa tuvo interés por la música desde pequeña lo que le adentró en el folclore.
Noemí Lanaspa tuvo interés por la música desde pequeña lo que le adentró en el folclore.
S.E.

Una vida entera dedicada a la música que comenzó gracias al interés por aprender a tocar la guitarra. Así es como Noemí Lanaspa (nacida en 1973) descubrió un nuevo mundo que, con los años, se ha convertido en parte de ella. Nacida en Madrid, cuando tenía solo ocho meses, su familia volvió a Huesca por motivos de trabajo, por lo que ella se considera una oscense más.

Actualmente presidenta de la Asociación Folclórica de la Estirpe de Aragonia, sus inicios fueron en el colegio Sancho Ramírez cuando se apuntó a una actividad extraescolar dirigida por Ramiro da Silva. En su familia no había tradición jotera, pero su interés por aprender a tocar la guitarra fue el que le impulsó a apuntarse.

Una vez dentro de las clases, da Silva fue quien le animó a probar a tocar la bandurria y el laúd, dejando así de lado la guitarra y tomando como suya la bandurria. Además, unos dos años después, “subí un día a Salesianos, que era donde antes se ensayaba, y ya desde ese viernes, me quedé”, expresa.

A sus 48 años, Noemí Lanaspa lleva casi toda su vida dedicada a tocar la bandurria, tanto dentro de la Estirpe de Aragonia como en la Orquesta Atenea.
A sus 48 años, Noemí Lanaspa lleva casi toda su vida dedicada a tocar la bandurria, tanto dentro de la Estirpe de Aragonia como en la Orquesta Atenea.
S.E.

Pero da Silva también le presentó la Orquesta de Pulso y Púa Atenea, a la cual entró pocos años después de tocar en la Estirpe. En ella demostraban que los instrumentos que se suelen asociar con el folclore sirven para otras clases de música como, por ejemplo, para interpretar bandas sonoras de películas. Abandonó la Orquesta durante un tiempo, ya que tuvo un hijo y veía que no podía llegar a todo.

Noemí, cuando dice que Estirpe es parte de su vida, no puede estar más en lo cierto. Si bien son una gran familia, en su caso es literal. “A mi marido lo conocí en un ensayo en Salesianos, que Ramiro lo invitó porque él es de un pueblo de Teruel y había venido a trabajar”, explica. Ahora, su hijo también forma parte de la Agrupación y, aunque ha probado el canto y el baile, se ha decantado por la instrumentación.

Hace un tiempo regresó a la Orquesta de Pulso y Púa Atenea. El motivo fue una reunión de antiguos integrantes para homenajear a da Silva. Pero lo que en principio era un encuentro específico, hizo que Lanaspa regresase a la Orquesta, y esta vez acompañada de su marido y de su hijo.

“La bandurria es un apéndice más de mi cuerpo. La verdad es que aprendes siempre, cada día”

Su andadura como presidenta de la Asociación Folclórica de la Estirpe de Aragonia comenzó hace ya varios años. Vicepresidenta cuando estaba al mando Mari Luz Lafita, al dejar esta el cargo por asuntos personales se lo ofrecieron a ella, llegando a la presidencia con poco más de treinta años, siendo un reto para ella y, a la vez, pareciéndole interesante que una persona joven tomase las riendas de la Agrupación.

Hace poco pudieron retomar los ensayos, aunque las clases no se han parado y se han adaptado a las medidas de la pandemia. “ Si el año pasado fuimos capaces de hacerlo, este año también, y con más seguridad porque hay mucha más gente vacunada, igualmente guardando todos los protocolos, pero creo que este curso va a ser más fácil que el anterior”, comenta.

Eso sí, en ningún momento ha dejado de lado su instrumento. “La bandurria es un apéndice más de mi cuerpo. La verdad es que aprendes siempre, cada día” y, además, intenta innovar para que no se encasille en un instrumento solo folclórico.