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Vuelven los cohetes para ahuyentar a 6.000 estorninos en Huesca

El dispositivo contra esta plaga ensaya con pirotecnia con menor carga de pólvora para reducir así las molestias causadas entre vecinos y mascotas 

Lanzamiento de un cohete para espantar a los estorninos en el parque Miguel Servet.
Lanzamiento de un cohete para espantar a los estorninos en el parque Miguel Servet.
D. A.

Los cohetes han vuelto a sonar en la capital altoaragonesa este mes de septiembre, aunque esta vez con menos pólvora, para tratar de controlar y ahuyentar a los estorninos, cuya población actual es de unos 6.000 ejemplares.

Un año más, el Ayuntamiento de Huesca, a través de la empresa oscense Ambién Sin Bichos, integrada en Anticimex, ha retomado  las acciones disuasorias contra esta plaga que comenzó en la ciudad en el año 1993, cuando el parque Miguel Servet se convirtió de forma inesperada en un dormidero urbano de decenas de miles de estorninos.

Antonio Rivera, graduado en Ciencias Ambientales y gerente de Anticimex en su delegación de Huesca, la contratista que se encarga del control de los estorninos desde 2005, ha explicado que a día de hoy, 28 años después, se sigue combatiendo a estas aves con diferentes técnicas.

Los disparos de cohetes tienen lugar los martes, miércoles y jueves, de 19:00 a 21:00 horas, detonaciones que continuarán hasta el mes de marzo, cuando parte de los estorninos emigran. En las primeras temporadas se usaban entre 15 a 25 cohetes por sesión y en los últimos 5 años se lanzan entre 4 a 12 cohetes en cada uno de los 2 focos principales, parque Miguel Servet y zona del Parque del Encuentro.

Se han incorporado además las bengalas cracker y se ha alargado la duración de las sesiones, extendiendo a más puntos de control según el movimiento de las aves.

El gerente de Anticimex en su delegación de Huesca ha lamentado las molestias que estas explosiones controladas pueden causar a algunos vecinos de la ciudad y también a las mascotas.

Lamentamos enormemente las molestias causadas, pero es un daño necesario para obtener un objetivo mayor. La presencia de cientos de miles de aves en los parques tendría mucha más afección para toda la ciudadanía”, ha indicado en referencia a los problemas de salud pública que puede causar una plaga así.

Para mitigar estos efectos, esta temporada la empresa ensaya con el uso de cohetes con menor carga de pólvora, para que la detonación sea mucho menor y la afección sea más localizada.

“Si el efecto que produzca en los pájaros es el esperado, será una buena medida para minimizar el impacto en las mascotas. Son solo 30 minutos durante 3 días a la semana”, ha comentado.

El experto ha hecho referencia además a otras técnicas empleadas en el pasado, como pirotecnia, cazadores, altavoces con sonidos de alarmas, linternas láser y el “supermediático” cazador autómata diseñado por Julio Luzán y apodado cariñosamente como “Tordocop”. También ha destacado la cetrería que se utilizó entre 2012 y 2015, y añade que también se han realizado pruebas con bolsitas repelentes de aves en algunos árboles y con ultrasonidos, sin demasiado éxito.

Los resultados de las acciones disuasorias han sido “muy dispares” a lo largo de la evolución de la plaga. Con los años, la estrategia de control ha ido evolucionando, llegando a realizar acciones simultáneas en lugares como el parque Miguel Servet o el Hospital Provincial, si bien hoy en día los espacios de actuación se han ido ampliando hasta un total de 35 puntos.

En cuanto al concepto de plaga, ha explicado que “siempre es relativo, depende de la densidad de población, los daños ocasionados y el umbral de tolerancia según cada caso”. Y ha apuntado en esta línea que “en el caso de los dormideros urbanos de estorninos de la ciudad de Huesca la historia ha demostrado que mientras no hubo acciones de control o fueron insuficientes, las cifras de aves eran de decenas de miles, con algún pico de más de 100.000 estorninos en momentos puntuales”.

Desde su experiencia ha planteado que el nivel de plaga de los últimos 15 años es mucho más bajo que al comienzo, debido a las medidas tomadas, “aunque cada año es más complicado mantener la población por debajo de un umbral tolerable”. Y ha señalado como responsable al estornino negro, especie sedentaria, “oscense”, que se resiste a salir a pesar de toda la presión que ejerzan las acciones disuasorias.

Por el contrario, el estornino pinto, migratorio, “está de okupa temporal, y es más fácil ahuyentarlo porque no tiene la misma querencia por el dormidero que el estornino negro”.

En la actualidad, Ambién Sin Bichos trabaja para dirigir a los estorninos a dormideros alternativos donde no molesten, como un pinar de la ermita de Salas, donde se han creado unas condiciones atractivas para ellos.