Huesca

coronavirus

Casi dos años de pandemia dejan a los sanitarios “quemados y agotados”

Los problemas de salud mental, como el estrés, crecen en las profesiones en primera línea

Protesta de sanitarios en el CS Pirineos.
Protesta de sanitarios en el CS Pirineos.
Rafael Gobantes

La pandemia de covid, a punto de llegar a los dos años, está siendo agotadora para todos, pero hay un sector en el que lo que ha dado en llamarse fatiga pandémica está pasando una factura muy alta. Hablamos de los sanitarios, muchos de los cuales están en primera línea desde hace más de veinte meses, sin apenas un respiro desde entonces y con cada vez menos refuerzos para contener las olas -siete ya- y poder cuidar a los pacientes, sean covid o de otras patologías, con calidad asistencial.

Muchos ciudadanos les llamaron héroes en la primera ola. Otros les hacían epis en sus casas con lo que tenían a mano. Eran los tiempos en los que los sanitarios entraban con bolsas de basura en el hospital o en las residencias con brotes porque la Administración no había acopiado recursos. Se les hicieron muchos homenajes esos meses, pero en estos momentos falta el más práctico, tanto para ellos como para nosotros, posibles pacientes: refuerzos que ayuden a atender a los enfermos (también a quienes esperan pruebas o diagnósticos de enfermedades distintas a la covid, que no han desaparecido), personal adicional que reduzca una sobrecarga descomunal de trabajo y prolongada ya casi dos años.

Veinte meses de pandemia, momentos muy duros, estrés, miedo, impotencia, jornadas y guardias interminables, más la sensación de abandono por parte de la Administración y de que parte de la sociedad “pasa” de la covid y de las medidas para evitar contagios se suman y llevan a que el presidente del Colegio de Médicos de Huesca, José María Borrel, declare que los sanitarios están “hartos”. “Llega un momento en el que está todo permitido y nadie pone orden. El sistema sanitario está tocando fondo porque el personal está más tocado y hundido que nunca, viendo que pringa como cabrones para que otros disfruten en las discotecas sin mascarillas y las autoridades digan que está bien”. A cada ola de covid, los sanitarios “se han ido quemando y agotando” más. Borrel recalca que todavía hay “muchos” profesionales que no han podido descansar en las vacaciones que se les deben de este año a punto de acabar. Y pese a esta sobrecarga y cansancio acumulado, el presidente del Colegio de Médicos incide en los daños que esta situación causa a la asistencia sanitaria al paciente: “No podemos llegar absolutamente a todo”.

Psicólogos y psiquiatras advirtieron desde el confinamiento duro de marzo de 2020 de las graves consecuencias que podía dejar la situación para la salud mental de todos. No se equivocaron y desde entonces las noticias sobre el grave impacto en la salud mental de la población en general han sido frecuentes (con la ansiedad y la depresión como síntomas más habituales).

“Absorbe el sufrimiento y al final tiene factura personal”

Carmelo Pelegrín, psiquiatra del Hospital Universitario San Jorge y jefe de Salud Mental del sector de Huesca, y Javier Olivera, psiquiatra en el hospital oscense, coinciden en señalar, dentro de los sanitarios, los grupos que más están sufriendo ese estrés y agotamiento por la pandemia. Son, evidentemente, los que están en primera línea: Urgencias, la UCI, Medicina Interna, los neurólogos, Atención Primaria y enfermeras. Olivera añade sobre este último colectivo que probablemente sea “el más castigado, con jornadas muy largas, turnos prolongados, gente de baja...”

Tampoco se olvidan de otras profesiones no sanitarias pero que también sufren lo suyo con la covid, como auxiliares, limpieza, celadores...

“Somos profesionales, pero las escenas que se han visto... No estábamos acostumbrados a ese ritmo de muertes, a que la gente muriera sola, a las llamadas de despedida” de los familiares, reflexiona Olivera sobre el golpe a la salud mental entre los sanitarios, profesiones en las que está habiendo “muchos tratamientos” de salud mental. Olivera habla de una “doble sensación” al referirse a la factura psicológica que el coronavirus está dejando entre la profesión. Por un lado, destaca que estas profesiones son “eminentemente vocacionales. Nadie ha escatimado ni una sola hora, ni se ha escondido, al contrario, ni siquiera al principio cuando iban con bolsas de basura”.

Pero los meses pesan y ya llevamos 20, por lo que “todo esto se va acumulando y la gente está cansada pero ve que llega otra ola”, lo que ahonda el cansancio físico y psicológico.

“Las fuerzas no están como al principio -evidencia- y ahora por la mañana cuando llegas y ves que suben los contagios, ya sabes lo que va a pasar” en unas semanas. Recuerda el psiquiatra que los sanitarios son personas y que están en contacto con gente “que sufre”. Y aunque sean profesionales, muchos con décadas de trabajo a sus espaldas, “al final absorbes ese sufrimiento y tiene una factura personal. Es un desgaste psicológico y una sobrecarga física”.

Pelegrín, jefe de Salud Mental del sector de Huesca, señala el “estrés constante” que supone la pandemia para los sanitarios -destacando el que padecen las enfermeras- y también para los no sanitarios, como “trabajadoras de limpieza, celadoras, todos...” los que trabajan en un centro sanitario.

“Pero también tienen factores de protección”, añade Pelegrín. En primer lugar, está “el ayudar a la gente”, la definición de un sanitario y que es “un factor de protección” de la salud mental. Además, suelen ser personas “muy motivadas y vocacionales”, lo que también les hace sobrellevar mejor esta situación.

Y servicios como la UCI, Medicina Interna o Urgencias “se han unido mucho”, creando un “grupo de apoyo y de cohesión”. Eso “no quita que el sufrimiento esté” presente, “porque son humanos y ven que muere gente”, pero esa unidad les da fuerzas.

Hace escasos días, la gran preocupación por la salud mental de los sanitarios fue expuesta tanto por el Consejo General de Enfermería como por el Colegio de Médicos de Zaragoza.

El organismo de las enfermeras advirtió de que “el suicidio afecta a los profesionales sanitarios doblemente: de un lado, está el miedo a perder a un paciente; de otro, el que sea ellos mismos quienes lo intenten, siendo una de las profesiones que presentan mayores tasas de suicidio”. Estas fueron las preocupantes conclusiones de expertos en salud mental durante un webinar organizado por el Consejo General de Enfermería, en el que se encareció labores de sensibilización y la puesta urgente en marcha de una estrategia de atención específica para sanitarios.

En la provincia, Pelegrín apunta que no hay constancia de un incremento de los suicidios entre sanitarios pese al “estrés constante” y al “dolor” de ver tanto y tan torrencial sufrimiento en su trabajo en las olas de covid.

“Agotamiento” físico y mental “evidente”

En el Día Internacional del Médico, el presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, Javier García Tirado, evidenció que “el agotamiento físico y mental de los profesionales es evidente” tras la “presión extrema” de veinte meses de pandemia.

Sobre Atención Primaria, “el bastión esencial que apuntala el sistema sanitario”, advirtió de que “se está tambaleando peligrosamente y hay que dedicarle la intervención urgente y profunda que precisa”.

La situación los hospitales “tampoco es distinta” a la de Primaria y “la escasez de recursos humanos y materiales es una realidad”.

García Tirado reclamó una “verdadera revolución organizativa” para el sistema sanitario, “poniendo coto a la precariedad laboral”. La mejora de condiciones laborales -además de reducir la carga asistencial y mejorar así la atención al paciente- también supondría reducir esa quiebra de la confianza entre los profesionales que se ha dado en la pandemia, “en buena parte por la limitación de la presencialidad”.