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Juan Borén Campisto: “Intentamos generar vida en el pueblo con nuestra presencia”

Preside Huesca Alimentaria, que reúne a medio centenar de productores que trabajan por mantener negocios generadores de actividad en el medio rural

Juan Borén Campisto trabaja en la empresa familiar a la que pertenece, Frutos Secos Borén.
Juan Borén Campisto trabaja en la empresa familiar a la que pertenece, Frutos Secos Borén.
S.E.

Queremos ser excelentes en lo que hacemos”. Así sintetiza Juan Borén Campisto (Binéfar, 1959) no solo la labor de la empresa familiar a la que pertenece, Frutos Secos Borén, sino el sentir de los productores altoaragoneses agrupados en Huesca Alimentaria, entidad que preside. El objetivo de estos negocios con vocación de perdurar en el territorio es “generar confianza” y que se les identifique como “gente que se ocupa y se preocupa por poner en el mercado el mejor producto que es capaz de hacer”. El retorno, “que nos elijan”.

La familia Borén proviene de la montaña y se asentó en Binéfar tras la Guerra Civil, cuando, como muchas otras, buscó una alternativa de vida en pueblos cercanos. José María y Francisca tuvieron a sus cinco hijos en la localidad literana, donde también crearon su empresa. José María, que se dedicaba al comercio, se decidió a centrarse en la adquisición de almendra a agricultores de la zona y transformarla. Así, estableció Frutos Secos Borén en 1973, una industria que sigue a cargo de la familia y que actualmente gestiona su hijo Carlos. Juan también está vinculado a través de la sociedad familiar constituida, a la que aporta una labor de primera línea en márquetin, que resume como “salir a ferias, hablar con la gente y trasladar esos contactos y conocimientos” al negocio.

A través de ese “acompañar a su empresa” surgió conocer a otros productores, intercambiar visiones y reconocer que todos tenían “las mismas particularidades, las mismas dificultades para salir al mercado” y para tener oportunidad de relacionarse con la administración, lo que derivó en el siguiente paso, juntarse y crear una agrupación. Así nació hace una década Huesca Alimentaria, que Juan Borén preside desde hace tres años, en una junta con Pilar Febas, de Quesería Val del Cinca, y Carlos Domínguez, de Aceites Ecostean. En principio eran 25 empresas, ahora esa cifra se ha doblado y la entidad sigue abierta a sumar a quien quiera “aportar”. “De esta forma es más fácil tener audiencia -explica en referencia a las instituciones-, que personas con capacidad de movilizar al sector escuchen las necesidades que tienen los pequeños que están en los pueblos”, y que son muchas, al igual que es imprescindible la aportación que ellos realizan al mundo rural.

Juan Borén sabe que muchos se preguntan al llegar a un pueblo cuál es el motor en esas localidades si no se ve industria ni actividad comercial. Y responde: “Muchos viven de transformar su pequeña explotación agraria o ganadera en producto terminado, y entre el sector primario y esa transformación sacan el jornal”. Pero estas pequeñas empresas son fuente de más beneficios porque “hacen que la mujer se incorpore al mundo laboral, generan satisfacción en la unidad familiar y favorecen alternativas” en el ámbito rural. “Quizá para nuestros hijos también sea una solución atractiva si consiguen opciones en el pueblo”, reflexiona.

Entiende que puede sonar a “tópico”, pero “es real” esa aportación de “asentar población y generar riqueza, porque no solo es autoempleo o puestos de trabajo, sino que se consigue que otros sectores se beneficien de esa masa local. Intentamos generar vida en el pueblo con nuestra presencia, esa es nuestra aportación”, resume.

Pero sacar estos negocios adelante no es nada fácil. Juan Borén apunta una primera clave que es “la materia prima, elegir y cuidar esa base del producto terminado. Hay que estar muy pendiente de que salga lo que realmente quieres. Las grandes empresas tienen laboratorios, departamentos de investigación y nosotros tenemos que sustituirlo por estar encima, hacer más pruebas, exigirnos más tiempo en el proceso. Frente a los grandes volúmenes, tenemos la posibilidad de ser más detallistas. Esa es nuestra obligación y nuestra posibilidad de salir adelante”.

También destaca la importancia de conocer otros productos del sector e “innovar para demarcarse”. Y lanza otra clave, “buscar sinergias entre nosotros”, de las que surge aceite con queso, aceite con tomate, almendra con chocolate... productos “totalmente diferentes a los que hay en el mercado”. Para Borén, “si no se innova” no hay cambio y el consumidor “quiere que seas empresa en movimiento”.

La asociación ha “avanzado bastante” en conseguir ser escuchada por instituciones como la Diputación Provincial, la Cámara de Comercio y la Ceos, a quienes ha trasladado necesidades que se basan en “tener más visibilidad”. Es importante “que aquí nos conozcan y consuman nuestros productos al menos una primera vez”, y también “contar con apoyo para generar acciones comerciales fuera”.

Lograrlo, considera, redundaría en abrir posibilidades y generar nuevas empresas y más vida en el medio rural.