Huesca

agresión

"Mi agresor está libre, sale muy barato destruir la vida de una persona"

Christian Condado, militar agredido en la zona del Tubo de Huesca hace cuatro meses, pide que se endurezca la ley y habla de sus graves secuelas

Christian Condado, militar de 27 años que fue agredido en la plaza Nuestra Señora de Salas.
Christian Condado, militar de 27 años, sufrió una agresión en la plaza Nuestra Señora de Salas el pasado 5 de septiembre.
S. E.

Christian Condado de Diego ha hablado por primera vez tras la brutal agresión que sufrió hace cuatro meses, en la madrugada del pasado 5 de septiembre en el Tubo de Huesca. Con sus palabras ha querido dar a conocer las importantes secuelas que padece tras recibir esa noche “por sorpresa y sin previo aviso” un fatal puñetazo que le hizo caer al suelo. Su presunto agresor está en libertad y este militar madrileño de 27 años destinado en el cuartel Sancho Ramírez de Huesca ha reclamado leyes más justas porque “sale muy barato destruir la vida de una persona” y “todos estamos muy vendidos ante este tipo de ataques”.

Por el impacto ha perdido la audición completa del oído izquierdo y la mayoría del derecho, donde le han implantado una prótesis coclear. También sufre pérdidas de equilibrio crónicas que le hacen tambalearse al andar. 

Ha recordado que el día de los hechos se encontraba con un compañero en una terraza de la plaza de Nuestra Señora de Salas de la capital oscense tras haber ido a cenar. Christian salió en defensa de la novia de su amigo que estaba siendo acosada por un grupo de ocho chicos y uno de ellos le golpeó tan fuerte que cayó al suelo perdiendo el conocimiento. El impacto que recibió en la cabeza contra una base de metal le causó un traumatismo craneoencefálico que le dejó “entre la vida y la muerte”. “Estaba esperando a mi compañero en la silla y a partir de allí no recuerdo nada más. Lo que sé es a través de los testigos, que me dicen que me levanté cuando escuché gritar a la chica. Era gente que sale a buscar pelea, intentaron meterse con ella y cuando su novio la defendió fueron todos a por él para darle una paliza. Cuando vieron mi estado tras el puñetazo salieron corriendo”, ha explicado.

El joven tuvo que ser operado de urgencia en el Hospital Clínico de Zaragoza, siete horas después de la agresión. Permaneció 2 días en la UCI y otros 17 en planta. “Recuerdo que me desperté vomitando. Tenía pérdidas de memoria, no retenía información. Mi cerebro no empezó a funcionar hasta que pasaron unas horas después de la operación”, ha indicado.

'Nunca caminarás solo'

Christian ha abierto en redes sociales el perfil ‘Nunca caminarás solo’ para hacerse oír y apoyar a otras personas. La intención de esta cuenta, ha detallado, es “hacer ver que los ciudadanos estamos muy expuestos a las agresiones y para tomar conciencia que en cualquier momento podemos sufrirlas, sin previo aviso”. Esos ataques pueden destrozar vidas y sueños, “el mío era poder entrar en la Guardia Civil”, ha apuntado. 

Para los agresores ha pedido penas más duras “para que se lo piensen porque a lo mejor se enfrentan a 20 años de cárcel”. “Este tipo de actos van a seguir ocurriendo y pido que se castiguen más severamente. Parece que si no te matan o te hacen algo bestial, no se toman precauciones. Una agresión no sabes cómo va a acabar, a mí me dieron un puñetazo y me reventé la cabeza contra el suelo. Estamos expuestos a cualquier tipo de violencia”, ha advertido. 

Su abogado ha recurrido la puesta en libertad de la persona que le agredió. “No entendemos por qué no se le ha puesto en detención preventiva después de haberme hecho estas lesiones tan graves y salir huyendo. Además posteriormente se enfrento a la policía”, ha añadido.

Actualmente, Christian se encuentra en tratamiento con psicólogos, “porque es muy duro afrontar que ya no volveré a ser el que era”, y con un logopeda, que le ayuda a adaptarse a la prótesis coclear. También ha destacado el gran apoyo que recibe de compañeros de cuarteles de toda España y de gente civil, que le han enviado múltiples cartas y regalos. 

En marzo, tras seis meses de baja, perderá su destino y un tribunal militar valorará su futuro. Con el tiempo, espera poder llevar una vida normal y confía en que la ciencia avance para poder contar con un implante que equilibre sus oídos . Lo malo ahora, ha dicho, es la pérdida de equilibrio, “salgo a la calle y me tambaleo, es un mareo bastante grave”.

Pero no todo son adversidades y el pasado 11 de diciembre Christian fue padre de una niña. “Ella es lo que me anima a seguir adelante. De todo se puede salir, por muy malo que sea”, ha concluido.